Carteles de Begoña, gritos y despliegue policial sin precedentes: "¿La van a trincar?"

Carteles de Begoña, gritos y despliegue policial sin precedentes:

Si a Hilda —una mujer colombiana que este viernes tenía cita en el juzgado de Castilla— le hubieran dicho que a las puertas del edificio iba a toparse con semejante despliegue policial, no lo hubiera creído. La mujer camina con una carpeta de papeles en la mano y pregunta: “¿Es hoy lo de Begoña? ¿La van a trincar?”. Hilda, con gafas de sol y un tanto aturdida, no contaba con coincidir en la cita judicial con la mujer del presidente del Gobierno. “Voy a entrar y cuando acabe, vengo a mirar”, asegura.

Hilda es solo una de las decenas de curiosos aglomerados en mitad del paseo de la Castellana. La ocasión lo merece. Se trata de la primera vez, en 47 años de democracia, que la mujer de un presidente es llamada a declarar como investigada. A Begoña Gómez se le acusa de cometer presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. No obstante, no estaba obligada a responder a las partes ni a decir la verdad por ninguna de las tres causas por las que se le investiga. Finalmente, y después de que la defensa argumentara que no se les había notificado una de las querellas, el juez Peinado ha suspendido la declaración.

La mañana en las inmediaciones del juzgado estuvo marcada por la expectación. Este periódico contó un total de 10 lecheras de Policía Nacional y pudo comprobar que se habían convocado unos 90 agentes. La zona estaba a rebosar de seguridad, despistados y manifestantes cabreados. Un grupo de unas 20 personas apareció en las puertas del metro en torno a las 9:30 de la mañana; coincidiendo con la protesta convocada por Hazte Oír. Portaban banderas de España, pancartas anti-Sánchez e incluso un cartel pluma a tamaño real de Begoña Gómez. ¿De dónde ha salido esto? María Sánchez, la autora de la estatuilla portátil, lo explica: “Cogí una peana, un trozo de cartón y una imagen de la mujer del presidente. Así la vemos todos entrar al juzgado”, sentencia. Añade, también, que el trabajo ha sido en conjunto con "pequeños proveedores autónomos que se la juegan".

Además, algunos asistentes reparten carteles con el logo de Hazte Oír. El camión de dicho colectivo aprovecha para dar mil y una vueltas a la rotonda de Plaza de Castilla. Cada vez que aparece, los manifestantes se entusiasman. Entonaban "Begoña, ya basta, ¿qué has hecho con la pasta?" y demás consignas. Los reproches a los agentes de la Policía Nacional tampoco cesaron en toda la mañana.

Pero, ¿cuántos periodistas hay? Primero 10, luego 20, luego 30. Es imposible contarlos a todos. El acceso a las puertas del juzgado, además, se acordonó con vallas policiales. La prensa camina de un lado a otro, entra en directo, bebe agua y trata de soportar el calor veraniego como puede. Fueron pocos los que pudieron acceder al interior del edificio. El resto, bajo el sol, trataba de estar pendiente de los vehículos que transitaban por la calzada. En uno de ellos, debía estar Begoña Gómez.

Hilda frente a las puertas del juzgado. (A.F.)Hilda frente a las puertas del juzgado. (A.F.) Hilda frente a las puertas del juzgado. (A.F.)

María, la artífice del cartón, se refiere a la decisión de la jueza decana de Madrid, María Jesús del Barco, que permitió a la investigada entrar a declarar por el garaje. De esta forma, se ahorró el paseíllo de los críticos que quisieron acercarse a recibirla. La cita judicial era a las 10 de la mañana, pero Gómez no llegó hasta un cuarto de hora después. Los manifestantes protestaban, también, porque los agentes de seguridad no les permitieron cruzar la calle.

El Confidencial

“Los delincuentes no somos nosotros”, sentencia Ana, de 55 años, que lleva 246 días acudiendo religiosamente a Ferraz, donde se ubica la sede del partido socialista. “Estamos viviendo una situación angustiosa”, prosigue. Según su testimonio, todos los presentes frente al juzgado se conocen de acudir desde el mes de noviembre a la casa del PSOE. Tampoco faltaron los ataques a los medios de comunicación – “prensa comprada, dictadura asegurada”--, el rechazo absoluto a la amnistía y los gritos a favor de la dimisión de Pedro Sánchez. Cabe destacar que, a pesar de los señalamientos a Begoña, el principal foco de las críticas continúa siendo el actual presidente del Gobierno. Ninguno podrá acceder a la sexta planta del edificio donde el juez, Juan Carlos Peinado, ha citado a Gómez; pero todos esperan que su quedada mañanera surta efecto.

En torno a 30 minutos después, llegaron más personas, pero no llegaron a más de 50. En su mayoría eran hombres de avanzada edad y algún que otro chavalillo. También aparecieron mujeres mayores que no cesaron de vocear insultos a través del megáfono. Poco les duró la alegría. En menos de una hora, se pospuso la declaración. Al enterarse, la sorpresa de los presentes fue mayúscula. Javier estaba alucinando. No daba crédito: "¡¿Pero esto qué es?!", exclamaba en alto. El rumor se iba expandiendo de uno a otro. El resto de los presentes, cabreados, comenzaron -otra vez- con fuertes insultos contra Gómez. Sin embargo, lo que de verdad indigna a los manifestantes es la nueva fecha de la citación judicial, el 19 de julio. "Pues yo estaré de vacaciones con mi hija", dice Javier. Uno de los presentes lleva una camiseta donde puede leerse "yo senté a Begoña en el banquillo"… Quizá en un par de semanas tengan más suerte. Este colectivo actúa como acusación popular en el proceso.

El abogado de Gómez, Antonio Camacho, justificó la negativa a declarar por no haber recibido una notificación oficial. Fue entonces cuando el representante legal de Hazte Oír se personó en la quedada de los manifestantes para explicar lo ocurrido: "Han montado este follón sabiendo que no iba a declarar", expuso el letrado. Entre los asistentes, claro, también estaba el ya famoso escudo de Capitán América que protagonizó las protestas de Ferraz.

Ana, una mujer que lleva yendo a Ferraz desde el 3 de noviembre. (A.F.)Ana, una mujer que lleva yendo a Ferraz desde el 3 de noviembre. (A.F.) Ana, una mujer que lleva yendo a Ferraz desde el 3 de noviembre. (A.F.)

Mientras, la vida más allá de los tribunales sigue su curso. Un grupo de menores de un campamento atraviesa la calle con cara de desconcierto. La monitora trata de abrirles el paso entre hombres con camisa cabreados. Otro señor de mediana edad mira a su alrededor. "Oye, ¿pero qué hay aquí hoy?", pregunta en alto. No es el único que no entiende esta convocatoria. De hecho, a escasos dos metros, hay un puesto de churros. Los trabajadores confirman que nunca habían visto tal despliegue policial frente al juzgado. A las 11:30, los agentes comenzaron a retirar las vallas y abrir el paso a los transeúntes.



{getToc} $title={Tabla de Contenidos}

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto