Así es el Castillo medieval de Pedrazaque han comprado JoséMota y Santiago Segura


         Así es el Castillo medieval de Pedrazaque han comprado JoséMota y Santiago Segura

La fortaleza es una de las más antiguas de Europa y en un de sus torreones alberga el Museo Ignacio Zuloaga, ya que este artista vasco vivió durante años en el monumental edificio.

Entre las sierras de Somosierra y Guadarrama, el pintoresco pueblo de Pedraza se presenta como un destino ideal para una escapada rural. Esta villa de la provincia de Segovia declarada Conjunto Monumental en 1951 nos hace viajar en el en el tiempo directamente a la Edad Media, gracias a sus calles empedradas, sus edificios históricos y sus monumentales construcciones como su castillo medieval.

Durante años, esa fortaleza ha pertenecido a la familia del pintor Ignacio Zuloaga, pero ahora ha sido comprada por Santiago Segura, José Mota y el productor Luis Álvarez. Su objetivo es mantener el castillo abierto a las visitas, al mismo tiempo que alquilarlo para eventos y rodajes.

Una de las fortalezas más antiguas de Europa

Tal y como apunta el Ayuntamiento de Pedraza, el castillo del pueblo es "uno de los más antiguos de Europa, casa de los Condestables de Castilla durante siglos". La fortaleza fue construida en el siglo XIII, pero fue reedificada en el siglo XV por parte de la poderosa familia de los Herrera. Un siglo después, en manos de la familia de los Velasco, los duques de Frías, se reformó el edificio añadiéndole muros defensivos. La estructura que ha llegado a día de hoy presenta también una gran Torre del Homenaje y un foso.

Aquí estuvieron presos los dos hijos del rey Francisco I de Francia, Francisco III de Bretaña y Enrique II de Francia. Estos fueron entregados como rehenes por su propio padre al rey Carlos V, como un compromiso del cumplimiento del Tratado de Madrid. Dos años después, en 1530, fueron finalmente liberados.

El hogar de Ignacio Zuloaga

Con un salto temporal hasta el siglo XX, llegamos al 1926, cuando el pintor vasco Ignacio Zuloaga compró el castillo de Pedraza, que se encontraba ya en un estado ruinoso. El artista eibarrés restauró por completo la fortaleza, convirtiéndola en su segunda residencia. De hecho, aquí instaló también su estudio de pintura y retrató desde los paisajes hasta los habitantes del pueblo.

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