"No queremos que se confunda al PSOE con la masonería. Nunca hemos entrado en política y ahora nos movemos en arenas movedizas. Hemos de dar un golpe de timón y se han de convocar elecciones para elegir nueva cúpula". Quien habla así es un reputado venerable maestro de la Gran Logia de España (GLE), la mayor organización masónica española, símbolo de la denominada masonería regular, que tiene vínculos con la potente masonería inglesa.
En la GLE se ha desatado una grave crisis interna por motivos políticos: muchos de los máximos cargos de la organización están siendo copados por socialistas, lo que no gusta a los masones tradicionales, que siempre se han mantenido neutrales. De hecho, en una misma logia local hay miembros que pertenecen a distintos partidos políticos coexistiendo desde hace años sin problemas. Ello se debe a que hay dos temas de los que está prohibido hablar en las tenidas (encuentros) de la masonería: la política y la religión.
Pero el momento actual de la masonería es delicado. El Gran Maestre de la GLE es el senador socialista Txema Oleaga, portavoz del PSOE en la Comisión de Justicia. Fuentes internas de la masonería explican a El Confidencial que “en los reglamentos no está prohibido que un masón tenga o no cargos políticos, pero la tradición ha sido que cualquier cargo dentro de la GLE no se compatibiliza con un cargo en activo en la política. El Gran Maestre Josep Corominas se presentó a las elecciones internas cuando ya no tenía ningún cargo político y ya no era parlamentario del PSOE. En las últimas elecciones, se presentó Txema Oleaga, que ganó, pero también Adolfo Alonso, que para cumplir con la tradición renunció a su puesto de concejal socialista en un Ayuntamiento del PSOE de Baleares por una cuestión de ética masónica. Oleaga, en cambio, no sólo tomó posesión de su escaño de senador, sino que también ha estado utilizando la GLE como trampolín y ha trufado la estructura de la organización de militantes socialistas”.
Un organigrama monocolor
En los dos años de mandato, Oleaga se deshizo del segundo de la organización, Javier Escalada, que tenía el cargo de Gran Diputado. En su lugar, nombró a Francisco Javier Rivas, un veterano militante socialista de Castilla La Mancha. Durante su mandato también hizo que su hermano Jesús Oleaga (evidentemente, militante socialista) fuese elegido Gran Maestro Provincial de Castilla. En Cataluña, acaba de cambiar a Rubén Argemí por el socialista David Aragonés, también del PSOE y alto cargo de la Diputación de Barcelona.
En el organigrama de los máximos responsables hay muchos con la misma tendencia política. El Gran Orador, uno de los cargos más importantes de la GLE, es el socialista José Antonio Rodríguez Peregrina. El presidente de la Corte Masónica de Justicia también es otro miembro del PSOE: Lluís M. Moyà Noguera, que también fue presidente de la Asociación de Juristas de las Islas Baleares (AJIB). Como director del Consejo Rector de la Masonería, Oleaga introdujo al también miembro del PSOE Adolfo Zabala, que había sido Gran Superintendente del Gran Capítulo Provincial de Castilla. Asimismo, nombró al socialista Juan Carlos Goñi como Asistente del Gran Maestre. Otro de los cargos de confianza es Carlos Barón, a quien hizo presidente de la Comisión de Patrimonio.
Nombrados a dedo
Una de las fuentes señala que “todos los máximos cargos, salvo el Gran Orador y el Gran Tesorero, que son electos, han sido nombrados a dedo por Oleaga y suelen ser socialistas, ya que no se fía de los hermanos que no pertenecen a su partido”.
La situación tensa que se vive dentro de la masonería aflora incluso entre los que ideológicamente están cercanos a Oleaga. Adolfo Alonso, también socialista, exconcejal en Sant Lluís (Menorca) que perdió las elecciones frente a Oleaga, señalaba en un escrito el pasado 29 de mayo que el senador del PSOE “debe saber modular sus intervenciones para cumplir sus obligaciones como militante de un partido o representante de los ciudadanos, pero también para representar a la pluralidad de hermanos que componen la Gran Logia de España. Si tiene que elegir, que elija y que renuncie a uno de los dos grandes privilegios que disfruta: representar una opción política -tan respetable como las demás- o representar a los hermanos de la GLE y la masonería regular”.
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