El domingo usted puede decidir cómo quiere que sea Europa durante los próximos años Europa. Esta frase la habrá oído mucho estos días. Es lo que nos repiten...
El domingo usted puede decidir cómo quiere que sea Europa durante los próximos años. Esta frase la habrá oído mucho estos días. Es lo que nos repiten para animarnos a ir a votar el próximo domingo en unas elecciones que, dependiendo de a qué país miremos, movilizan más o movilizan menos. Y aunque, efectivamente, es una frase dirigida a animar a los votantes, es completamente cierta: en esas urnas y no en otras es donde se va a decidir qué políticas van a determinar nuestro futuro como país.
Hace ya tiempo que descubrimos que los presupuestos, las leyes, las decisiones importantes, no se deciden en el Congreso o en la Moncloa, sino en Bruselas. Europa determina cómo deben ser las políticas migratorias del continente, cómo deben ser las relaciones comerciales con terceros, cómo debe ser nuestra agricultura y ganadería (de esto protestan estos días de nuevo los agricultores), los derechos de los colectivos más desfavorecidos, cómo encajan leyes como la amnistía en el Derecho europeo o cómo se reparte el dinero, los famosos fondos.
Y si hay algún tipo de desvío, si se ha detectado que ha habido algún uso o adjudicación indebida de ese dinero que nos ha dado Europa, que no se ha sido del todo transparente, ahí está Europa para encender las alarmas. Y para exigir responsabilidades.
Hace ya tiempo que descubrimos todo esto. Pero, incomprensiblemente o intencionadamente, de lo que se está hablando en esta campaña no es de nada de todo esto, sino de asuntos mucho más domésticos, de cómo está la legislatura, de si Feijóo presentará o no una moción de censura después, de cuándo se publicará la amnistía en el BOE, de cuándo volverá Puigdemont…
El próximo domingo el futuro de sus hijos, de sus pensiones, de los años que le quedan para jubilarse, de cómo será su próxima vivienda, se decidirá en las urnas. También se decidirá cómo queremos que sea nuestro mercado laboral, cuánta mano de obra se va a necesitar en los próximos años, qué perfiles van a faltar…
Y por supuesto, el domingo también está en juego cómo queremos que sea nuestra relación con Rusia, cuánto queremos implicarnos o no en la guerra de Ucrania o en el conflicto de Gaza. Porque en esto pocos movimientos aislados se admiten en este engranaje que hemos conseguido armar. Y, seguramente, todo esto afectará a su día a día, a su bolsillo, a sus impuestos…
Somos mejores gracias a Europa. Y somos mejores cuando miramos hacia Europa. Esto también lo hemos aprendido, aunque estos días nadie lo diga. Aunque estos días muchos, realmente casi todos, prefieran hablar de lo que no se va a decidir el domingo.
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