El PSOE quiere presidir otra vez a los socialistas europeos y que Sánchez influya en la Comisión

El PSOE quiere presidir otra vez a los socialistas europeos y que Sánchez influya en la Comisión

Quedarse muy cerca del PP o incluso superarlo es el mayor aliciente de este domingo para Pedro Sánchez. Nada le podría satisfacer más que quedar por encima de Alberto Núñez Feijóo. Lo dijo este viernes en el mitin final de la campaña de las elecciones europeas: "Tengo tantas ganas de ganarles a Feijóo y (Santiago) Abascal que estoy contando las horas".

Pero el 9-J, aunque cueste creerlo, no es una cuestión solo nacional. Los socialistas optan también por mantener su peso en Europa, en un momento de pujanza de gobiernos liberales y conservadores, en solitario o en coalición, y de ascenso de las formaciones de ultraderecha.

En estos momentos el PSOE es el principal partido del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas y eso ha permitido que la presidencia estos cinco años sea para Iratxe García. La intención del socialismo español es que pueda repetir en ese puesto un mandato más.

Es una opción factible si revalidan su hegemonía en la familia socialdemócrata. Solo los socialistas italianos, a quienes los sondeos conceden el segundo puesto por detrás de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, amenazan ese liderazgo, si consiguen más eurodiputados que el PSOE.

Nacho Alarcón. Bruselas

"No es tan sencillo que queden por delante nuestro", explican fuentes del partido, porque "ni siquiera son pata negra". "Han sido ya tantas cosas, el olivo, la margarita, la alcachofa… que no veo motivo para que crezcan tanto", asegura un dirigente con experiencia europea.

Solo en la lucha por la primera plaza se enmarca esta lectura. Los socialistas celebran la subida de sus compañeros en Italia y el repunte también del socialismo francés, en ambos casos frente a líderes de ultraderecha como Meloni y Marine Le Pen. También esperan buenos resultados en Rumanía y en Portugal, pese a la defenestración de António Costa, y en Suecia y Dinamarca.

Marta Martínez

En cualquier caso, nada perturba la consideración de Sánchez como referente progresista en Europa junto con el canciller alemán, Olaf Scholz. De ambos dependerá, en principio, la negociación en el reparto de puestos en la UE. España, Alemania, Francia, Italia y Polonia conforman el grupo de los cinco grandes Estados miembros. Pero la fuerza del presidente del Gobierno dependerá también del resultado del 9-J.

Los socialistas han espantado los augurios que hace tres meses vaticinaban una victoria amplia del PP y llegan a la recta final con la convicción de que están prácticamente empatados. Sánchez, junto a José Luis Rodríguez Zapatero, y la número uno de la candidatura, la vicepresidenta segunda y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, cerró ayer la campaña en Fuenlabrada (Madrid) con la petición de que la izquierda vote en masa al PSOE para "darse el gustazo" de ver perder a Feijóo y Abascal.

El número de escaños que obtenga el PSOE es un salvoconducto para el jefe del Ejecutivo. Hace cinco años ya fue quien negoció en nombre de los progresistas, pero, en ausencia de Scholz, era el presidente de izquierdas más importante. Ahora el trono de la socialdemocracia es compartido, pero eso no resta a Sánchez relevancia.

Carlos Sánchez

En 2019 logró colocar a José Borrell como Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, algo que él mismo le agradeció de manera muy ostensible en el mitin de este jueves en L' Hospitalet de Llobregat (Barcelona), con un discurso que fue una despedida, aunque permanecerá en el cargo hasta octubre. Ahora Ribera es la candidata a formar parte del Colegio de Comisarios, posiblemente al frente de una cartera de Energía y Clima.

En estas últimas horas se ve más posible una reedición del pacto entre conservadores moderados, liberales y socialdemócratas que ha gobernado históricamente la UE y le permitiría seguir a Ursula von der Leyen. Aunque no fuera así, los socialistas no temen por la elección de Ribera. Los comisarios propuestos por cada país deben superar una comparecencia, el llamado hearing de confirmación, antes de la votación definitiva del Parlamento europeo. Y ni en el Gobierno ni en Ferraz temen por ello, aunque se produzca un subidón de la extrema derecha.

No es inusual, explican fuentes socialistas, que haya vetos, pero no obedecen a motivos caprichosos como que Ribera pueda ser demasiado verde para algunos grupos ultras o populistas. "No es tan fácil". Normalmente, responden a "conflictos de intereses". Y ella, destacan, "tiene un perfil y un currículum intachable".

La previsión de los socialistas es que no abandone el Ejecutivo hasta el otoño, una vez que sea confirmada en el cargo. Eso implicará, y así lo aseguran distintas fuentes del partido, que no recoja el acta de eurodiputada, al igual que hizo Borrell hace un lustro.



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