El diálogo social se ha enturbiado en las últimas semanas. Las aguas bajan revueltas por el enfrentamiento, cada vez más frecuente, entre los representantes del empresariado y el Gobierno. Los dos máximos exponentes de esta desafección creciente, la vicepresidenta segunda y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el líder de la patronal española, Antonio Garamendi, entrelazan reproches que alejan paulatinamente la posibilidad de llegar a un acuerdo en las distintas negociaciones en las que se encuentran inmersos. Un campo de batalla que se ha extendido desde la reducción de la jornada laboral sin rebaja de salario —la medida estrella del Ejecutivo para esta legislatura, y con la que los empresarios no comulgan—, hasta el reconocimiento de un asiento en la mesa a organizaciones empresariales alternativas a CEOE o Cepyme como Conpymes o Pimec. Estos últimos, movimientos que en algunos círculos han llegado a adquirir carácter de desafío.
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