"No hay ningún país, ninguna democracia, sólida, asentada, digna de respeto, que tenga un organismo que se dedique a sondear a la opinión pública periódicamente y que, de una forma abrumadora, más de un 70% de lo que hace el CIS, sea encuesta política”. Rotundo, el exministro José Ignacio Wert, figura de referencia en la demoscopia en España, censuró ayer la deriva del Centro de Investigaciones Sociológicas bajo la presidencia de José Félix Tezanos. El organismo vuelve a estar en el ojo del huracán tras la encuesta flash que realizó después de que Pedro Sánchez se diese un periodo de reflexión para dirimir si dimitía o no. La realización del estudio ha supuesto la apertura de un expediente sancionador por parte de la Junta Electoral Central contra su responsable. Wert, que con 29 años fue director técnico del CIS y es uno de los sociólogos políticos de referencia en el país, fue el protagonista de la decimosexta edición del foro El Valor de la Experiencia, organizado por El Confidencial e Ibercaja y moderado por José Antonio Zarzalejos, periodista y responsable de Relaciones Institucionales del periódico.
El momento político que vive España, con dos importantísimas citas electorales en el plazo de un mes, las catalanas y las europeas, y todavía bajo el estado de agitación que provocó el movimiento de Sánchez, es crítico y la voz de un analista y observador de excepción como Wert ayuda a arrojar luz. Este domingo y el próximo 9 de junio, cuando se celebren los comicios comunitarios, deberán resolverse muchas incógnitas. Entre ellas, el impacto que tendrá el resultado de las elecciones en Cataluña en el juego de alianzas del PSOE en el Congreso de los Diputados, o la fuerza con la que entre Aliança Catalana, el partido independentista de corte xenófobo, en el Parlament. Este fue uno de los factores sobre los que Wert alertó, la pujanza de la formación liderada por Sílvia Orriols, que está en disposición de convertirse en una de las sorpresas del 12-M.
Además, Wert destacó la importancia de las elecciones al Parlamento europeo, aunque para el grueso de electores españoles suelan pasar desapercibidas. La tradicional entente entre los liberales, los conservadores y los socialdemócratas, las tres grandes corrientes políticas que hasta ahora han dominado (y se han repartido) las instituciones comunitarias, está en riesgo por la subida de formaciones ultraconservadoras o euroescépticas, como Hermanos de Italia, liderada por Giorgia Meloni, o Vox. La previsible subida de estos partidos, agrupados en la familia de los Conservadores y Reformistas Europeos, amenaza la hegemonía y el juego de mayorías de los primeros. No obstante, “¿vale la pena que den los números para repetir el mismo esquema? Europa tiene una parálisis política muy preocupante”, alertó el también exembajador de España ante la OCDE, que no dudó en tachar de “desastre” la presidencia de Ursula Von der Leyen, la candidata del Partido Popular Europeo.
El contexto nacional e internacional es incierto y como destacó José Vicente Marco Herrero, director territorial de Madrid y Noroeste de Ibercaja Banco, la economía de España “requiere de un escenario de máxima estabilidad”, que permita fortalecer las inversiones y con ellas la productividad. La economía, aunque “suavemente, se sigue desacelerando”, y hay una serie de indicadores, los relativos fundamentalmente a las inversiones, que están “especialmente afectados”. Los retos de la economía son muchos, entre ellos, la convivencia de unos índices de paro “muy altos” con las dificultades que muchas empresas tienen para fichar a profesionales lo suficientemente cualificados, y son problemas, remarcó Marco Herrero, a los que debe dar respuesta la clase política, pero para ello es indispensable garantizar un escenario de “mayor certidumbre”.
El controvertido papel del CIS
En este contexto, el estado del CIS no es una cuestión menor. El organismo es una de las instituciones que ha caído en el juego partidista por el “uso político” que, según coinciden muchos expertos en demoscopia, le ha dado Tezanos. Abordar el futuro y la crisis de reputación que vive el Centro de Investigaciones Sociológicas con Wert, pionero de la demoscopia en España, era una obligación, aunque, como reconoció, “es una pregunta bastante incómoda para mí”. El exministro fue director técnico del CIS y tiene una fuerte relación personal y profesional con el ente, pero no ocultó que el paso de Tezanos no ha sido positivo. “El CIS nunca ha tenido como apellido el nombre de su máxima autoridad, era el CIS. Y es verdad que personas, generalmente en la órbita del partido que gobernaba, lo han dirigido, pero nunca hemos hablado ni del CIS de Julián Santamaría, ni del CIS de Pilar del Castillo, ni del CIS de Rosa Conde, que acabó siendo ministra. La entidad estaba por encima de quien la dirigía”, recordó.
Por eso, la presidencia de Tezanos, según Wert, se puede considerar algo “completamente excepcional, no solo por el hecho de que se haya elegido a una persona tan activa y tan comprometidamente militante de un partido, sino porque en su comportamiento como presidente del CIS ha llevado eso a la máxima expresión”. El descrédito ha sido paulatino a lo largo de los últimos años, pero la encuesta flash realizada durante los cinco días en los que Sánchez anuló su agenda pública, ha supuesto un hito duramente criticado por los especialistas. De hecho, la Junta Electoral Central ha abierto un expediente sancionador contra Tezanos, que se enfrenta a una multa de hasta 30.000 euros. La JEC censuró, no la encuesta en sí, ni las controvertidas preguntas que formuló, sino el procedimiento. El organismo encargado de velar por el correcto desarrollo de las campañas dictaminó el pasado enero que durante los periodos electorales todos los centros públicos encargados de realizar estudios sociológicos debían informarle de los sondeos que tuviesen previsto efectuar. Era una forma, después de una denuncia interpuesta por el PP, de intentar dilucidar y aclarar cuál debe ser el papel de estos centros y el CIS no lo hizo con el polémico estudio.
Wert remarcó que con el paso del tiempo el órgano se ha acabado convirtiendo en una excepción en el contexto europeo y entre las democracias de referencia ninguna cuenta con un organismo similar por el uso que se hace de él. “El CIS se ha convertido en una institución completamente extravagante en el contexto de los países democráticos”, criticó y de ahí su propuesta de que el organismo se convierta en un instituto bajo el paraguas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La fortaleza de Aliança Catalana
El exministro analizó además las elecciones en el País Vasco y Cataluña. Sobre estas últimas alertó de un fenómeno similar al que se produjo en las generales del 23-J, con la reactivación del electorado socialista en la última semana de campaña. En este caso no se está produciendo una movilización entre los simpatizantes de los grandes partidos, ya sea de ámbito nacional (PSOE y PP) o entre las principales formaciones independentistas (Junts y ERC), sino de los seguidores de Aliança Catalana. “Las encuestas semi clandestinas y los tracking de los partidos están detectando un repunte muy sorprendente de esta formación. Estas encuestas están ofreciendo la posibilidad de que tenga escaños en Barcelona y en Tarragona, lo cual es muy chocante, porque además no se los está quitando a Vox, sino que está quitándoselos al nacionalismo mainstream”, alertó Wert.
Los comicios a la Generalitat, desgranó el experto, ofrecen “más dudas que certezas”. Entre estas últimas, lo único que se puede destacar es la victoria del PSC, pero entre las primeras sobresale la posibilidad de una repetición electoral. Es el escenario más factible si ni Junts ni ERC son capaces de firmar un nuevo acuerdo y si los socialistas y los republicanos, la otra alternativa más plausible, tampoco. También, entre las incertidumbres, despunta la pregunta de cómo afectará el resultado en Cataluña a la gobernabilidad de España. Sin embargo, Wert defendió que lo más previsible es que en un corto plazo los frágiles equilibrios sobre los que se apoya Sánchez se mantendrán. Primero, hay que garantizar la aplicación de la ley de amnistía, y segundo, al independentismo le puede interesar forzar alguna contraprestación más a cambio de sus votos. “Ni a Junts ni a ERC les interesa que deje de gobernar Sánchez. Es un chollo. Por qué renunciar antes de exprimir todo lo que te puede ofrecer un chollo”, sentenció.
Es la misma lógica, a su juicio, que impera tras la paradoja que se da en el País Vasco. Las encuestas señalan que el sentimiento nacionalista está en mínimos, alrededor de un 20% de los vascos se muestra favorable a la independencia, pero de los 75 escaños que tiene el Parlamento de Vitoria, 54 fueron a parar al PNV y Bildu (27 asientos para cada uno) el pasado 21 de abril. “Los electores también saben que es un chollo”, apuntó, “todo el mundo sabe que el objetivo del nacionalismo no es irse ellos de España, sino que España se vaya de ellos. Disponer de una serie de ámbitos de soberanía que en la práctica te permiten funcionar con las ventajas de la independencia, pero sin ninguno de sus inconvenientes”, como el coste de salirse de la Unión Europea, de no acceder a un mercado con millones de consumidores, de sufragar un ejército… En el caso vasco además y en relación con la pujanza de Bildu, Wert destacó como factores determinantes, no solo la “habilidad estratégica” de Arnaldo Otegi, también el “blanqueamiento” dispensado por el PSOE, homologando al partido al resto de formaciones.
El "desastre" Von der Leyen
La segunda gran cita electoral a la que debe hacer frente España son las europeas del 9 de junio. Para Wert todo hace indicar que el PP ganará las elecciones, pero pidió cautela. “La expectativa de una diferencia de dos dígitos a favor del PP hay que mirarla con cierta cautela, con precaución”, destacó. Una de las variables que habrá que tener en cuenta es el grado de participación. Cuando los comicios europeos no coinciden con las elecciones locales y autonómicas, participa menos del 50% del censo. Habrá que ver en esta ocasión qué pasa con la tensión desatada por Sánchez y sus cinco días de reflexión, además de la estrategia impulsada por el presidente al señalar al PP y Vox como artífices de una supuesta estrategia de acoso contra su persona y su mujer y los señalamientos al poder judicial y a los medios de comunicación.
Wert vaticinó una campaña a “cara de perro”, similar a la del 23-J. “Se va a dramatizar y además se va a intentar hacer a través de propuestas bastantes radicales”, alertó, en referencia al PSOE y a cómo articule también su estrategia el espacio a la izquierda de los socialistas. “Lo que no sabemos es cómo va a responder la gente. Si las elecciones son de tercer grado es por algo. La gente tiene difícil entender qué está votando por la desconexión que existe entre el resultado de las elecciones y cómo se configura la Comisión Europea”, apuntó. Pero lo que se decide en Europa no son cosas menores. El contexto internacional, con la guerra en Ucrania y en Palestina, es muy complejo e irremediablemente Europa, entre otras cuestiones, “va a tener la necesidad de mucha mayor autonomía en defensa y seguridad de la que ha tenido”.
Europa “arrastra muchos problemas”, según el exministro, y por eso debe estar liderada por una figura incuestionable. Wert apuntó a que alguien como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, debería ser el presidente de la Comisión Europea, una institución que ha ganado un peso importantísimo, pero a la que en muchas ocasiones los países miembros destinan a políticos en fase de salida o aquellos que se han acabado convirtiendo en una molestia en la política doméstica. "Yo creo que la presidencia de Von der Leyen ha sido un desastre, ha sido un desastre sin paliativos. Tampoco creo que el grupo de demócratas y socialistas haya tenido una cartera que haya sido deslumbrante", advirtió. “Ahora nos vamos a encontrar un escenario muy complicado, en el que probablemente esa suma de tres no sume”, en referencia a las mayorías y acuerdos que hasta ahora se han articulado entre los liberales, los conservadores y los socialdemócratas, “y probablemente se produzca una apertura hacia Vox, hacia Meloni, etc, y ya veremos qué sale de eso. Yo creo que estamos ante un escenario en el que si las cosas fueran más razonables, la participación en las elecciones europeas debería ser del 85%, porque nos jugamos mucho”, zanjó.
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