Las elecciones de noviembre a la Casa Blanca tendrán una influencia directa en las dinámicas de la Unión.
El matrimonio entre la Unión Europea y Estados Unidos ha estado lleno de crisis y por momento ha tenido cerca el divorcio. Pero eso no ha llegado. Ahora, vuelve un momento decisivo de la historia porque las elecciones de noviembre a la Casa Blanca tendrán una influencia directa en las dinámicas de la Unión, también después de las elecciones europeas del 6 al 9 de junio. La sombra de Donald Trump es alargada y su vuelta al poder podría suponer un nuevo capítulo de tensión en los ámbitos político, comercial, militar y estratégico. EEUU es una parte del todo y la sociedad con la UE podría acabar siendo demasiado limitada.
El tema de la Defensa es clave en las relaciones. La Unión Europea está decidida a trabajar en su autonomía estratégica y eso implica, en parte, separarse de Washington en materia militar, pero mientras eso sucede el vínculo con la OTAN tiene que ser fiable. En los últimos tiempos esa línea se ha reforzado, sobre todo a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Una llegada de Trump de nuevo al asiento de mando haría que se erosionase el papel de la Alianza Atlántica y por tanto los vínculos con Bruselas. Eso sí, hay otras voces en la UE que verían esto como una "oportunidad" precisamente para acelerar los planes de menor dependencia defensiva. A medio plazo la organización atlántica es condición sine qua non para que los países europeos tengan un paraguas al que agarrarse, pero para el largo los planes son otros.
Lo que está en juego también es el apoyo a Ucrania. Donald Trump ha repetido en varias ocasiones que podría hacer que la guerra "acabe en 24 horas" si vuelve a la Casa Blanca, dada, aseguró, su buen feeling con Vladimir Putin. Nadie se cree esa máxima. Mientras, la Unión Europea ya ha superado a Estados Unidos en el respaldo a Kiev, según los datos del Kiel Institute for the World Economy hasta el 31 de julio de 2023. Las instituciones europeas han comprometido ya (que no entregado) para Ucrania un total de 77.080 millones de euros frente a los 23.850 millones que ha prometido Washington desde el punto de vista económico.
La cosa cambia en el caso del apoyo militar, donde EEUU ha firmado 42.100 millones en total, y la UE solo ha llegado a los 5.600. En el caso del respaldo humanitario, las cifras son más cercanas: 3.540 millones en el caso de la Casa Blanca y 2.140 cuando se mira al papel de Bruselas y los Estados miembros. Con todo, la suma total es favorable a la Unión Europea
La industria es otra pata fundamental, y la UE quiere ponerse las pilas. Mientras, Estados Unidos trabaja en su propia línea. El resumen parece sencillo, y la Administración Biden ha creado numerosas apuestas que van en línea con las prioridades que tiene también la UE. Washington apuesta por programas de mucha envergadura como la Ley de Empleos e Inversión en Infraestructura (con una inversión de 550.000 millones de dólares); la Ley de Semiconductores (280.000 millones); o la mencionada IRA (394.000 millones). A toda esta normativa hay que añadir también las que aprueba cada estado motu proprio o, en otro orden de cosas, la apuesta muy clara por la Defensa, en lo que la Unión sí va bastante por detrás (lleva "décadas de desventaja", según las fuentes).
La Unión Europea, en general, quiere liderar sectores como los productos farmacéuticos, la ingeniería mecánica o la moda, pero también abre nuevos horizontes como los chips -claves para el desarrollo tecnológico- o la inteligencia artificial, no solo desde la regulación sino también desde su uso en diferentes disciplinas. En esa carrera es clave la atracción de empresas, lo que trajo ya un choque con EEUU tras la aprobación por parte de Washington de la llamada IRA (Inflaction Reduction Act, en inglés), que pretende dar condiciones ventajosas a las compañías para que se instalen en el país.
Bruselas no tardó en reaccionar, y ya hay ejemplos de esa 'lucha'. A principios de enero la Comisión Europea estrenó un nuevo mecanismo: el matching aid. A través del mismo, la Comisión ha autorizado a Alemania a dar 902 millones al fabricante sueco de baterías Northvolt para que no se vaya a EEUU, pues también había recibido una 'oferta' para verse beneficiada por la IRA, la norma americana para atraer inversiones.
Alemania hizo esta notificación dentro del Marco Temporal de Crisis y Transición, preparado para estas situaciones, tal como anunciaron en rueda de prensa en Bruselas la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, y el vicecanciller alemán, Robert Habeck. En este sentido, la planta de Northvolt tendrá una capacidad anual de 60 GWh. Esto se traduce en entre 800.000 y 1 millón de vehículos eléctricos al año, dependiendo del tamaño de la batería. La fábrica empez... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}