Alberto Núñez Feijóo ha puesto toda la carne en el asador de cara a las próximas elecciones europeas, el test en el que volverá a medirse cara a cara con Pedro Sánchez casi un año después de las últimas elecciones generales. Eso no quita que un buen resultado del PP en Cataluña sea también fundamental para acudir a la cita del próximo 9 de junio sin la respiración entrecortada. En Génova miraban con cierto optimismo al examen catalán, donde se veían capaces hasta de quintuplicar sus resultados. Pero el episodio de la no dimisión de Sánchez ha desbaratado todos sus cálculos y encendido las primeras alarmas.
En el PP ya no se atreven a hacer pronósticos sobre el número de escaños que lograrán el próximo domingo. El desafío real, reconocido por múltiples cargos nacionales del partido, es superar a Vox y minar su resistencia. No hay dudas en el partido de Feijóo de que el PSC se alzará con el triunfo, aunque en la cúpula directiva reconocen que el golpe de efecto de Sánchez afianza la movilización de los votantes socialistas en detrimento principalmente de ERC y de los comunes. Pero no solo eso. La maniobra del presidente del Gobierno, analizan en el entorno de Feijóo, también puede tener consecuencias para sus intereses.
"Sánchez está agrupando a los suyos y dividiendo a los nuestros", inciden las fuentes consultadas, que temen especialmente que Vox se beneficie y "suba" en Cataluña mecido por el clima de polarización que se ha enquistado en la política. A nadie en el PP se le escapa que los de Abascal "resistirán" el próximo 12 de mayo por la alta fidelidad de los votantes ultraconservadores. Pero el objetivo irrenunciable siempre ha sido "liderar la Cataluña no independentista". Si el PP no supera con un buen margen a Vox en votos y escaños, se entenderá a la interna como un fracaso y, sobre todo, como un pésimo precedente de cara a la cita vital de las europeas.
Alejandro Fernández lidera la candidatura del PP, pero es Génova la que ha asumido los mandos de la campaña a través de Dolors Montserrat, recientemente designada como número uno de los populares a las europeas. En la dirección popular han rebajado en los últimos días las expectativas, en parte para minimizar el golpe si el proximo domingo las cosas no salen como se esperaba. En el entorno directo del líder nacional aseguran incluso que es "muy difícil" llegar hasta los 15 escaños, como pronostican algunas encuestas.
El PP recurre al comodín de Ayuso y Moreno para una campaña "decisiva" en Cataluña
Ana Belén Ramos
El PP se reparte la tarta del votante constitucionalista contrario a la amnistía y a los pactos con el independentismo con Vox y Ciudadanos. El partido naranja también concurre a las elecciones, pero ningún sondeo les permite soñar con lograr representación. Feijóo aspira absorber a todo el electorado posible de los liberales, un pastel que se reparte con el PSC y, en menor medida, con los de Santiago Abascal. En Génova ya incidían en que agitarían durante la campaña el llamado "espíritu Arrimadas", aquel que triunfó en la Cataluña de 2017, para reunificar todo el voto del centroderecha en las siglas del PP.
Pero el más difícil todavía para Feijóo, al menos en Cataluña, es torcer el brazo a Santiago Abascal y beber de sus votantes. En el partido están convencidos de que el discurso del 'voto útil' cala, aunque no lo suficiente como para infringir un daño mayúsculo a los rivales de su derecha. Los sondeos apuntan a que Vox aguantará con entre ocho y nueve escaños, a poca distancia de los once que lograron en 2021. La clave de la resistencia de los ultraconservadores es el "voto visceral" por el rechazo al independentismo y su discurso duro en cuestiones como la delincuencia, la inmigración o la okupación. Y a esa fuerza se le suma ahora las consecuencias del último movimiento de Sánchez.
Génova ha desplegado una campaña en la que ha conjugado distintas voces para "morder" en el electorado de Vox sin descuidar sus aspiraciones con el votante más moderado de Ciudadanos o del PSC. Feijóo tenía claro que el discurso pragmático que primó en las elecciones vascas no le daría rédito en una región tan polarizada como Cataluña. Por eso el líder popular ha conjugado el modelo de gestión y "convivencia" con una línea dura contra el separatismo y, sobre todo, contra Carles Puigdemont.
Otros cargos del PP catalán, incluido el propio Alejandro Fernández, han ido tocando palos más ideológicos, especialmente en materia migratoria, defendiendo por ejemplo la expulsión de extranjeros irregulares multirreincidentes. La última semana de campaña será clave para medirse con Vox y limitar su capacidad de aguante. Y el PP echará el resto en ese objetivo. Por ejemplo, este mismo sábado Alejandro Fernández protagoniza un acto electoral con Alejo Vidal-Quadras, ya recuperado del atentado que sufrió el pasado mes de noviembre.
Más allá del fundador de Vox, también la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, desembarcará en Cataluña en el sprint final para aglutinar todo el voto de la derecha contra Sánchez y el separatismo. La dirigente madrileña tendrá su primer mitin este mismo lunes en Barcelona, pero la idea inicial es que pise todas las provincias, con actos en Girona, Tarragona y Lleida el jueves y viernes, los dos últimos días de campaña. La evolución de la última semana puede ser clave para afianzar un cuarto puesto en la tabla política catalana, por delante de los de Santiago Abascal.
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