España, entre la nueva ley antitabaco y los casos de éxito de Suecia y Nueva Zelanda

España, entre la nueva ley antitabaco y los casos de éxito de Suecia y Nueva Zelanda

La Unión Europea ha lanzado su "Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer" y ha introducido algunas de las medidas de control del tabaco más estrictas a nivel mundial. El propósito es conseguir una UE libre de humo para 2040, para lo que habría que reducir la prevalencia del tabaquismo a menos del 5%.

En España, el Gobierno ha anunciado su intención de revisar la legislación aplicable en materia de tabaco a partir de 2024. En este contexto, El Confidencial y Foro Regulación Inteligente (FRI) han organizado el encuentro "Casos de éxito contra el tabaquismo: lecciones para España", con la idea de reflexionar sobre la revisión de la legislación aplicable en materia de tabaco, las medidas que se han venido adoptando y su eficacia, así como estudiar las iniciativas exitosas en países de nuestro entorno. En ella han participado Diego Sánchez de la Cruz, CEO de Foro Regulación Inteligente (FRI), y Lorenzo Montanari, vicepresidente de Asuntos Internacionales de la Fundación Tholos.

El punto de partida del debate ha sido el concepto de regulación inteligente (Smart Regulation). Como ha señalado Sánchez de la Cruz, “en España se regula mucho y, a menudo, no se revisa la normativa aprobada. Desde nuestra perspectiva, pensamos que hay que auditar, revisar y controlar las normas, así como hacer recomendaciones de mejora. En el caso del tabaquismo, vemos que el ministerio quiere legislar y nos preocupa que puedan hacerlo no mirando a los ejemplos que debemos mirar”.

“Regulación inteligente es aquella que facilita la vida al consumidor, que propicia su libertad de elección”, ha señalado Montanari. “En el caso del tabaco, es la regulación que facilita que el fumador deje de fumar con la ayuda de productos alternativos”.

El eje, aseguran, está precisamente en la legislación sobre esos productos: cigarrillos electrónicos, vapeadores, dispositivos de tabaco calentado... Pero Montanari ha querido hacer una declaración de principios: “Fumar es malo, de eso no hay duda alguna. Y no se trata de apoyar ninguna campaña para que las personas empiecen a vapear ni de promover ningún producto. La idea es que el vapeo es una herramienta para que el fumador pueda reducir entre un 90 y un 95% el daño que le ocasiona el cigarrillo convencional e, incluso, para que mediante esta herramienta pueda dejar de fumar”.

Los casos de éxito

Sobre la mesa está la dificultad de abandonar el hábito del tabaco. Es el empeño tanto de las autoridades como de la comunidad médica y científica, pero, en palabras de Diego Sánchez de la Cruz, “no sirve de nada tener una mentalidad utópica, confiar en que la gente deje de fumar sin más. Es un proceso muy difícil, y en este camino una puerta de salida pueden ser los productos alternativos”.

Diego Sánchez de la Cruz, CEO de Foro Regulación Inteligente.Diego Sánchez de la Cruz, CEO de Foro Regulación Inteligente. Diego Sánchez de la Cruz, CEO de Foro Regulación Inteligente.

Para ello, propone fijar la mirada en Suecia, que, con una tasa de solo el 5.6%, está rozando el estatus de "libre de humo". “Está claro que la meta, para toda la UE, es la misma: alcanzar ese 5%. ¿Cómo ha conseguido Suecia reducir a la mitad su tasa de tabaquismo? Lo que hemos visto es que su regulación acerca de los productos alternativos al tabaco es mucho menos restrictiva que la del tabaco convencional y que la de otros países: se pueden encontrar con facilidad, tienen mejor tratamiento tributario que el tabaco convencional…”

Aparte del de Suecia, Federico Montanari ha hecho referencia a Nueva Zelanda como ejemplo de un país “que está empujando una legislación a favor del vapeo. Está fomentando encuentros y espacios educativos en los que se explica que se trata de una herramienta para ayudar a los fumadores, no de un hábito para niños ni para jóvenes. Es una legislación liberal, que ha ayudado a que el tabaquismo baje al 8%”.

La comunidad médica, en cualquier caso, no se muestra favorable a una regulación laxa para estos productos. “Hay que ser conscientes de que hay un consumo de tabaco, ha señalado Sánchez de la Cruz. Los médicos se mueven en dos variables: ¿estaríamos mejor sin ningún tipo de consumo? Evidentemente. Ahora bien, ¿es realista pensar que se va a abandonar el tabaco así como así? Está claro que no. Y ahí está el debate. Nosotros somos de la opinión de que las alternativas al tabaco son una vía que se debe explorar junto a una regulación inteligente".

La polémica de los sabores

Otro punto clave en el debate ha sido la prohibición de los aromas y saborizantes para los cigarrillos electrónicos y dispositivos de vapeo. Según ha señalado Montanari, “hay evidencia académica, y también por encuestas de consumidores, de que los sabores ayudan a dejar el tabaco, y que la prohibición de estos sabores lleva a consecuencias negativas significativas tanto para los consumidores como para la sociedad en general. Numerosos estudios sustantivos de instituciones como la London South Bank University, la University of Melbourne y la University of Oxford han confirmado que los sabores juegan un papel importante en la efectividad probada de los productos de vapeo para dejar de fumar”.

Lorenzo Montanari, vicepresidente de Asuntos Internacionales de la Fundación Tholos.Lorenzo Montanari, vicepresidente de Asuntos Internacionales de la Fundación Tholos. Lorenzo Montanari, vicepresidente de Asuntos Internacionales de la Fundación Tholos.

Además, ha explicado que, en países en los que los gobiernos han prohibido totalmente los sabores, “el consumidor recurre al mercado negro, a la compra online o, incluso, mezcla por su cuenta los líquidos para vapear con los aromas, con el riesgo de salud que entraña”. En este mismo sentido, Diego Sánchez de la Cruz ha explicado que “en Dinamarca, el 80% de los vapeadores han seguido encontrando sin problema los productos con sabores, y en California el 85%. Es decir, estás poniendo un palo en las ruedas a la cesación del tabaquismo y, además, con una estrategia que no funciona”.

En cualquier caso, lo que no ofrece ninguna duda es la importancia de frenar el acceso de los menores a estos productos. “Apoyamos una aplicación estricta, una campaña educativa continua e integral contra el vapeo en menores, y la regulación de los puntos de venta. Que se pongan multas fuertes, o se retire la licencia, a los establecimientos que venden a menores. Es perfectamente compatible protegerlos y, al mismo tiempo, facilitar la libertad del consumidor habitual”.



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