Ni búsqueda de la excelencia, ni igualdad de oportunidades. La disparidad de las pruebas de acceso a la Universidad en España conlleva que, en función de la comunidad en la que se presenta, un alumno apruebe o suspenda por unos criterios de corrección que no son unánimes o por la estructura de la prueba o por el contenido de los exámenes, que tampoco son iguales. Esta es una de las conclusiones que recoge un estudio comparativo elaborado por la entidad Escuela de Todos. Así, un alumno que tenga cinco faltas de ortografía en Extremadura suspenderá el examen de Lengua y Literatura, pero ese mismo estudiante en Baleares mantendrá la nota y no sufrirá penalización alguna.
El estudio, presentado este lunes en Madrid, analiza los exámenes de 2023 de Lengua castellana y Literatura, Matemáticas II e Historia de España de las 17 comunidades y sus conclusiones suponen una dura crítica al sistema de acceso a la enseñanza superior. Para la plataforma, nacida en 2021 en Cataluña y presidida por Ana Losada, pero con presencia ahora en el conjunto del país, sin una reforma de la Ebau que “garantice una estructura de examen común”, el sistema no hará más que perpetuar la “desigualdad de oportunidades entre los alumnos”.
El informe analiza varios aspectos de las pruebas de acceso. En todos, cada comunidad impone un criterio diferente, lo que ahonda en la disparidad de los exámenes y en el hecho de que las notas obtenidas por los estudiantes de las diferentes autonomías no sean homologables. El hecho de que no se siga ninguna pauta de uniformidad “favorece la inflación calificadora y el privilegio competitivo de los alumnos de algunas comunidades”, censura el estudio. El actual sistema ni refleja el nivel de asimilación de competencias y contenidos, ni garantiza que una calificación equivalga a un mismo nivel de conocimientos y competencias, además de permitir la obtención de notas superiores al nivel real de los estudiantes, precisa el informe.
El primero de los aspectos estudiados es el relativo a los bloques de contenido. Muchas comunidades obvian las directrices marcadas por el Ministerio de Educación y no respetan los aprendizajes mínimos obligatorios. Por ejemplo, ni Cataluña ni Canarias preguntaron por Educación Literaria, cuando el peso de este bloque, según el Gobierno central, tendría que haber sido de un 30%. Ni Andalucía ni Cataluña ni Navarra incluyeron problemas de Estadística y Probabilidad en la prueba de Matemáticas, cuando tendrían que haber supuesto un 20%, y en el caso de Historia, Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana se olvidaron del “70% de los mínimos establecidos”.
Otro punto de conflicto es el diseño de los exámenes. El número de preguntas, el peso de las mismas en la nota final o la extensión que se pide a los alumnos a la hora de responder varían de forma significativa de una región a otra, lo que vuelve a provocar importantes diferencias entre los estudiantes que se enfrentan a la Ebau. Así, uno de los datos que destaca el estudio es que mientras en Asturias, Cantabria, Castilla y León, Galicia y La Rioja los alumnos solo responden a preguntas semiabiertas, en Murcia, Navarra y Castilla-La Mancha el 60% de la nota depende del desarrollo de un tema.
"Las CCAA han garantizado que estudiando poco se saque buena nota", denuncia Julián Ruiz Bravo, profesor jubilado de Secundaria
A la diferencia entre el modelo de examen y el temario que entra se suma que no haya un criterio único de corrección. Es un aspecto fundamental y que más agravios puede generar entre territorios. Hay comunidades que fijan de antemano una serie de criterios y otras que permiten que cada corrector evalúe como considere. Por ejemplo, Extremadura es la única región que establece que cinco o más errores ortográficos en Lengua y Literatura supone un suspenso automático, por el contrario, en Baleares el mismo volumen de faltas no penaliza, y en el resto de regiones resta puntos: de -0,25, en Andalucía, a -3, en Madrid. Algo similar ocurre en el examen de Matemáticas con los errores de cálculo, hay regiones que no rebajan la nota y otras que sí, como Castilla y León (40%) o Baleares (entre el 25 y el 50%, en función de la gravedad).
El cuarto aspecto que analiza el informe comparativo tiene que ver con el margen que se le da a los alumnos a la hora de descartar preguntas. El estudio señala que en algunas comunidades se puede aprobar un examen aunque solo se haya estudiado una pequeña parte del temario. Es lo que sucedió el año pasado en un buen puñado de comunidades con la prueba de Lengua. El peso que Andalucía, Canarias, Baleares, Cataluña, La Rioja, País Vasco y Murcia dieron al bloque de Comprensión y Expresión propició que aquellos que se hubiesen estudiado solo esta parte del temario tuviesen prácticamente garantizado un cinco.
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EFE
En Matemáticas, en 15 de las 17 autonomías, los alumnos eligen el 50% de las preguntas y eso hizo que en la última convocatoria ordinaria de la Ebau, la correspondiente al pasado mes de junio, a los alumnos de Andalucía y Navarra les bastase con estudiarse “el bloque de Análisis, es decir, el 25% del temario, para sacar un diez”. Sin embargo, los alumnos de Castilla La-Mancha tuvieron que estudiarse tres cuartas partes del temario para obtener la misma calificación. Las pruebas de Historia apuntan a un escenario similar. En el País Vasco con un 14% del temario se podía sacar un 10, mientras que en la Comunidad Valenciana, en el extremo opuesto, hizo falta un 50%.
"Las comunidades han garantizado que estudiando poco se saque buena nota; las que más buscan que aprueben y saquen notas más altas son Asturias, Galicia y Comunidad Valenciana, seguidas de Canarias, Cataluña y Madrid", denunció Julián Ruiz Bravo, profesor jubilado de Secundaria y uno de los especialistas que junto a Losada ha presentado los resultados del informe.
Críticas al Ministerio
El informe de Escuela de Todos señala además que los cambios que ha planteado el Ministerio de Educación para la reforma de la Ebau son “superficiales”. “No solucionan ni minimizan las profundas desigualdades entre pruebas”, advierte el estudio. Los principales puntos críticos que tiene la propuesta de Pilar Alegría, según la entidad, son la falta de una “estructura de examen común”, que no establezca la obligatoriedad de “respetar los bloques de contenido y su peso en la evaluación de la materia”, que no se limiten las preguntas que pueden descartar los estudiantes, que no haya criterios de corrección únicos y que no se exija a las comunidades con lengua propia que se entregue en el mismo modelo los enunciados en las lenguas oficiales.
La entidad considera que sin revertir dichos puntos, el sistema no garantizará que los estudiantes concurran en igualdad de condiciones. “En definitiva, la articulación de la nueva Ebau favorecerá la continuidad de unas pruebas de acceso que no aportarán información veraz sobre la calidad de nuestro sistema educativo y que no garantizarán la excelencia de los alumnos que se incorporen al sistema universitario”, zanjan desde Escuela de Todos.
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