¿Cómo viven y qué hacen las monjas clarisas? Así es el día a día de la orden religiosa y de clausura

¿Cómo viven y qué hacen las monjas clarisas? Así es el día a día de la orden religiosa y de clausura

Las clarisas es una orden religiosa femenina que pertenece a la Iglesia Católica. Su denominación oficial Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara u Orden de Santa Clara y fue fundada en 1212 por Santa Clara de Asís, una discípula de San Francisco de Asís, en la iglesia de San Damián, cerca de Asís (Italia). En todo el mundo hay unos 850 monasterios de clarisas activos con más de 8.000 religiosas, estando en España unos 200, entre ellos los de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya).

Estas monjas están en el centro de la polémica por un conflicto inmobiliario y de fe. Por un lado, las monjas de Belorado querían vender una propiedad en Derio (Diócesis de Bilbao) para comprar otro en Orduña (Diócesis de Vitoria), pero alegan que la Iglesia está bloqueando la venta, algo que niegan las archidiócesis de Burgos, Bilbao y Vitoria. Por otro lado, la comunidad manifestó su intención de abandonar la Iglesia Católica y quedar bajo la tutela y jurisdicción de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, creada por Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019.

Las religiosas de esta orden siguen la Regla de Santa Clara (aprobada por el Papa Inocencio IV en 1253), que enfatiza la vida de pobreza, oración, silencio, clausura y minoridad franciscana. En su mayoría se dedican a la vida contemplativa, es decir, que buscan la cercanía y la unión con Dios a través de la oración y la vida comunitaria y destacan por su espiritualidad, su humildad y su compromiso con la vida religiosa.

Artesanía y repostería

Estas monjas también realizan otras labores, como el hospedaje, la fabricación de productos artesanales, como bordados, velas u objetos religiosos, o la repostería, mediante la elaboración de dulces como pastas de té, yemas de Santa Clara, trufas, magdalenas, roscos de anís, distintos tipos de galletas, y pasteles, así como confituras y mermeladas, que realizan de forma manual en los obradores de los conventos.

Las Clarisas destacan por su repostería: pastas de té, yemas de Santa Clara, trufas, magdalenas, roscos de anís, distintos tipos de galletas, y pasteles, así como confituras y mermeladas

El dinero de su venta permite ayudar a las monjas a llevar su vida en la comunidad y su labor en la sociedad. Además de un medio para subsistir y mantener los conventos y el bienestar de las religiosas, este trabajo artesanal es una vía de conexión con lo divino y una oportunidad de servir a Dios a través del trabajo de sus manos. Se trata de una expresión de fe y devoción, alejada de producciones masivas y que apuesta por la tradición y un legado cultural y artesanal.



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