El animal acude asiduamente al restaurante del hombre que le salvó la vida cuando era una cervatilla
Las personas y los animales pueden llegar a crear vínculos muy especiales entre ellos y, aunque parezca una historia sacada de Disney, Aladino y Bambi son una muestra de ello. Esta cierva salvaje, que el hombre recogió en el monte cuando apenas era una cervatilla, acude cada día a su restaurante para visitarle.
La historia de su amistad comenzó hace doce años cuando Aladino Montes, hostelero en un restaurante de la Sierra de Peñamayor, en el concejo de Nava, recogió a la cervatilla del monte para cuidarla.
En aquel momento, el animal tenía tan solo unos días y estaba solo y desamparado porque su madre había fallecido. Desde entonces, el hostelero asturiano le alimentó con un biberón hasta que se hizo mayor.
Aladino bautizó a la cervatilla con el nombre de Bambi porque tenía unas manchas muy parecidas a las del ciervo del famoso cuento y ahora, aunque es una cierva salvaje y vive en libertad, todos los días se acerca hasta el restaurante para hacerle compañía.
Además, admite que practicaba el furtivismo para comer, pero que desde que tiene a Bambi prefiere morirse él que matar a un venado. Asimismo, le ha pintado unas rayas en el pelaje para que todos los cazadores de la zona no la maten por equivocación.
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