Todos hablan de piscinas y nadie de los bosques: ¿qué pasa si arde el monte catalán en plena sequía?

Todos hablan de piscinas y nadie de los bosques: ¿qué pasa si arde el monte catalán en plena sequía?

Cataluña se prepara para un verano de incendios. En plena sequía, los bosques preocupan a los propietarios privados ante la amenaza de que el fuego arrase todos sus terrenos. Si no llueve de forma inmediata, la limpieza de las grandes zonas verdes serán un elemento clave para que el periodo estival no se convierta en uno de los más trágicos de la historia. El gerente de la Federación Catalana de Asociaciones de Propietarios Forestales (Boscat), Jordi Tarradas, denuncia la sangrante falta de recursos para esta actuación y, no menos importante, las dificultades burocráticas que pone la Administración para realizar estas tareas.

Tarradas alerta de que el sector forestal históricamente ha recibido una inversión pública ínfima. "Los agricultores se quejan de problemas de financiación y burocracia, pero nosotros estamos peor, porque somos la parte más pequeña e irrelevante del sector primario", explica.

Jose Luis Gallego

Aunque cada año surgen nuevas tecnologías que ayudan a los propietarios a estar preparados ante la amenaza de incendio, la realidad es que muchos de ellos no tienen la capacidad económica para instalarlos. Actualmente, ya se han generalizado los sensores o cámaras para detectar el fuego e, incluso, existen sistemas tan desarrollados como el uso de aspersores que se disparan automáticamente cuando detectan un incremento de temperatura, pero no dinero para comprarlos.

El gerente de Boscat defiende que la Federación fomenta las asociaciones de propietarios forestales para hacer frente al problema y solicita apoyo institucional. "Sí que hay ayudas disponibles por parte de la administración, pero nos dicen que no hay dinero para avanzarlas, de forma que estamos en el mismo problema de siempre", dice Jordi Tarradas.

Financiación privada

De esta necesidad de financiación nacen empresas privadas como Nactiva, que, entre otras acciones, se dedica a diseñar paisajes, para gestionar los bosques y de esa forma poder mitigar el riesgo. La empresa pone en marcha proyectos a gran escala en espacios naturales que permitan que el paisaje reaccione rápidamente ante situaciones extremas como la sequía o los incendios. Para conseguir este objetivo, Nactiva debe poner de acuerdo a todos los actores implicados: ayuntamientos, propietarios forestales, asociaciones y agricultores.

Pero todos estos proyectos no caen del cielo. Detrás de estas iniciativas se esconden grandes empresas catalanas que apuestan por la protección del medio natural financiando estos proyectos. En este caso, una serie de entidades como la aseguradora Grupo Catalana Occidente, apuesta por los bosques a cambio de bonos climáticos que usan para compensar sus emisiones y su huella climática.

Marcos Lamelas. Barcelona

Una inyección de dinero que Boscat recibe con los brazos abiertos. "El capital privado es potente y las empresas tienen una responsabilidad social sobre el territorio para compensar su actividad", dice su gerente, Jordi Tarradas. "La financiación pública tiene un techo limitado porque depende de las políticas que tenga cada gobierno y de la disponibilidad de dinero público, y todos sabemos lo que pasa cuando vienen crisis", argumenta.

El representante de Boscat defiende este tipo de iniciativas: "De esta manera, los inversores privados encuentran una alternativa, que repercute en los bosques y afecta de forma positiva al territorio". En este sentido, explica que el nacimiento de este tipo de proyectos ayudará a hacer la transición para que sea el capital privado el que entre con fuerza en el sector, aunque lo interesante, dice, sería fomentar proyectos de inversión mixta.

Collserola, 6.000 hectáreas de bosque

Una de las grandes preocupaciones en época de riesgo de incendio en Barcelona es un posible fuego en Collserola. Una enorme arboleda en mitad del área metropolitana que supone una tensión constante entre la naturaleza y la ciudad. La montaña está formada por 8.000 hectáreas, de las que 6.000 son bosque y, de estas, el 70% son de propiedad privada.

Jose Luis Gallego

La zona es especialmente complicada por la cantidad de casas construidas en esta montaña, por lo que existe un riesgo elevado para las vidas humanas en caso de incendio. Una agravante más ante la posibilidad de que ardiese la montaña, además de la pérdida de biodiversidad y la emisión de CO₂.

Precisamente en Collserola, Nactiva quiere lanzar, junto a los propietarios forestales y a Boscat, uno de los proyectos privados más importantes en materia de prevención. Las actuaciones se realizarán a finales de septiembre, cuando se levanten las restricciones por riesgo de incendio, y se llevarán a cabo en dos fincas diferentes con una superficie de 50 hectáreas cada una.

Jose Luis Gallego

El objetivo es prevenir incendios en la zona, mejorar y aumentar la cantidad de agua disponible en fuentes y acuíferos del bosque y mejorar la biodiversidad. “Collserola tiene un gran atractivo social que nos va a permitir generar un impacto, es un buen escenario para explicar la necesidad de mejorar nuestros bosques”, dice Jordi Tarradas.

Esta iniciativa de Nactiva actualmente está financiada exclusivamente por empresas privadas, pero el CEO de la compañía, Joan Cabezas, explica que en función de la fase del proyecto en el que se encuentra, los inversores son cambiantes. En una primera fase de diseño y planificación comenta que es bueno una mezcla entre fondos públicos y privados, mientras que en la ejecución de dichos planes es habitual encontrar las empresas como principales financiadoras. "Por el momento podemos usar los fondos Next Generation porque no dependemos de presupuestos locales", explica el CEO de Nactiva.

Un motor económico para 'llenar' los pueblos

Joan Cabezas pone el foco en la percepción de la naturaleza como un motor económico: "Desarrollar modelos de negocio es imprescindible para mejorar los bosques". En su opinión, el objetivo es mantener espacios para que los trabajadores locales puedan sacar rendimiento. Por ejemplo, conservar pastos para que haya animales y acaben haciendo quesos o impulsar cultivos de hierbas aromáticas para producir perfumes. "En lugar de planificar el paisaje desde un punto de vista público, buscamos integrarlo con una visión que pueda haber modelos de negocios buenos dentro del paisaje", explica el directivo de Nactiva.

Jose Luis Gallego

Además de generar una retribución económica, impulsar modelos de negocio en los entornos rurales supone un atractivo para que la gente viva cerca. En palabras de Cabezas: "Cuanta más gente viva cerca de los bosques, más actividad, y, por lo tanto, más se cuidan. Si hay emprendimientos, si hay trabajo, hay dinero". Una vacuna para muchos de los entornos rurales de Cataluña que han acabado reduciendo drásticamente su población por la falta de oportunidades para los jóvenes.



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