Primero busca el lugar idóneo, luego coge un billete de cinco o diez euros y lo esconde en la ranura de un banco de barrio, detrás de una papelera en la Plaza Mayor, entre las ramas de un árbol o en cualquier otro rincón de Madrid. Aunque todo surgió de una idea espontánea, hay un hombre que lleva seis meses ocultando dinero en la ciudad y soltando pistas para los más rápidos o afortunados. De momento, prefiere no revelar su identidad: en muy poco tiempo su popularidad se ha disparado y aún se sorprende de que ya haya más de 40.000 personas esperando a sus vídeos para lanzarse a la caza del botín.
Para esta entrevista pide que le llamen V, porque se reconoce un gran fan de la historia de Alan Moore, donde un enmascarado trata de hacer una revolución. Pero también porque el contenido que sube a Instagram bajo el perfil @cash_catch_madrid nació, precisamente, como un experimento sociológico. En noviembre del año pasado empezó a compartir publicaciones en las que mostraba algún detalle del lugar en el que escondía los billetes.
"Fue un poco por casualidad, pero ya en los primeros vídeos aparecía alguien a los 20 minutos. Cuando solo llevaba cinco o seis subidos, muchos comenzaron a llegar casi al momento. Todavía no lo asimilo del todo", cuenta al otro lado del teléfono. Para ver quién lograba ser el primero, se quedaba escondido en los alrededores y finalmente decidió subir las reacciones de la gente que trataba de localizar la ubicación exacta. Solo los primeros se volvían con un billete a casa.
Al final, se organizó una especie de yincana que ha ido creciendo en seguidores y que empezó con paseos espontáneos por la ciudad. Con la fama también le han llegado de rebote algunos insultos, y por eso ha decidido no dejar ver más que sus manos y descartar, de momento, aparecer él mismo. "Muchos me han dicho que eso es porque tengo dinero, o incluso que soy un rácano por no dejar nunca más de diez euros. En realidad tengo un trabajo normal y un sueldo medio", afirma.
Asegura que su vida es "normal y corriente" y que el experimento, en realidad, lleva más tiempo que dinero. Todos los meses planea esconder unos cuatro billetes, pero empezará a moverse por nuevos lugares. "Cada vez busco más destinos a las afueras y estoy pensando en visitar los pueblos o hacer entrevistas a la gente que los busca".
De momento, observa que la gran mayoría son hombres y, generalmente, jóvenes de menos de 35 años. "Una vez, en la Plaza Mayor, fueron tres chicas de 18 o 19 años y empezaron a dar saltos. Al final es poco dinero, pero cada vez es todo más caro y a muchos les suma algo, aunque no estén en una cola de Cruz Roja", reflexiona: "Es más bien un juego y ya veremos qué pasa, pero a lo mejor también ayuda a alguien".
Hasta ahora, el experimento le ha dado mucha diversión, pero también idas y venidas, aunque tiene ganas de seguir y ver hasta dónde puede llegar el éxito de los billetes. ¿Merece la pena gastar ese tiempo y esfuerzo en una afición como esta? Hasta la fecha, tiene claro que sí. "Aunque haya gente que no lo entienda o me insulten, también hay mensajes de ánimo y eso hace que siga teniendo ganas. Ha pasado poco tiempo y veremos si en el futuro se convierte en algo más", augura.
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