'Un rey de verano', una historia de amor gay que lucha contra las diferencias de clase


         'Un rey de verano', una historia de amor gay que lucha contra las diferencias de clase

"Las etiquetas hacen que la gente se pueda identificar", declara Juan Arcones a 'EFE'.

Juan Arcones vuelve con otro boyslove, género literario donde, como su nombre indica, se centra en una relación homosexual entre dos protagonistas masculinos. En Un rey de verano, apuesta por una historia marcada por la diferencia de clases.

El periodista propone con esta novela unos personajes gays, pero asegura que esto "no es el motor de la historia". Así lo explica a EFE este madrileño (1986), quien lleva una década escribiendo novelas juveniles, en concreto diez, enmarcadas en el subgénero boyslove, que nació en los años 60 en series de manga que ilustraban la vida amorosa entre hombres jóvenes.

"Mi primer libro -dice- era un drama absoluto, mucho amor tóxico y todas estas cosas, muchas experiencias personales, y luego he ido bajando la edad de los protagonistas, porque me parece muy interesante el momento de adolescencia, que es el momento de descubrirse".

Por eso en Un rey de verano (Montena) huye de esas historias donde uno de los amantes es un ser atormentado y ofrece una ventana de "posibilidades" para que sus lectores (entre los que no excluye a ellas) vean, en páginas llenas de sentido de humor y actualidad, cómo se puede vivir "sin ataduras" y así ser "quien eres" y no tener "miedo a las repercusiones".

Eso es lo que transmite el personaje de Gaspar, quien con 16 años viaja en sus vacaciones de verano al pueblo de su padre, una localidad situada en el ficticio país de Santino, una suerte de reino en el centro de Italia, donde se enamorará de Luca Calliveri, futuro rey y cuya identidad no pueden conocer los ciudadanos hasta que no cumpla 17 años.

Una historia que, cuando Arcones nació, "no había", según reconoce. Bueno, o sí, pero eran "pelis, series o libros donde muere el protagonista de sida, dramatismo puro y duro" o "el personaje era el gracioso, el que hacía un poco de comedia y ya está, no había seriedad". Pero ahora, en las baldas de algunas librerías, el autor ve "necesario" esto porque da "visibilidad".

"Las etiquetas -matiza- hacen que gente que no está segura de su entorno o no está segura de quién es se pueda identificar en un lugar seguro. Si no, es mucho más difícil. Porque al final te enfrentas al 99% de la literatura o cine, que es heteronormativo".

Por eso, recuerda, cuando era adolescente se tenía que identificar con cosas que "no podía al 100%" porque eran romances entre hombre y mujer, así que lo que hacía era "dejar que la imaginación volara".

Y volar es lo que hacen sus dos protagonistas, a los que tuvo metidos en un cajón algún tiempo esperando a que se encendiera la llama: Gaspar, quien vive su sexualidad "con total libertad"; y Luca, que pese a estar rodeado de lujos, "vive esa sensación de estar encerrado".

Un rey de verano, cuyo final da pie a una segunda parte que el autor no confirma ni desmiente, es el décimo trabajo literario de este también creador de otras obras teatrales como Dextrocardiaco, la adaptación de su novela homónima al teatro, un texto sobre las relaciones en tiempos de redes sociales.

Pero también ha realizado diversos cortometrajes premiados internacionalmente, como Holden, seleccionado en el Festival de Cine de Cannes. Aunque cuando se le pregunta por su futuro, este madrileño desea que "sigan apostando" por él para que pueda escribir lo que le dé "la gana".

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