Si alguna vez has escuchado un ruido en el techo como canicas que ruedan por el suelo en la casa de arriba, no, obviamente no son canicas, pero tampoco son imaginaciones tuyas ni parte de un fenómeno paranormal. La explicación es mucho más 'sencilla'.que alguna vez has escuchado ese ruido en el techo como rodaran canicas por el suelo del piso de arriba. Probablemente, no das con la causa, pero nada tiene que ver ni con niños ni se trata de un fenómeno paranormal. La explicación es mucho más 'sencilla'.
Típico que estás en casa por la noche, tumbado en la cama o viendo una peli en el sofá y, de repente, empieza a sonar como canicas rodando por el techo. Pueden ser las diez de la noche o la una de la madrugada. A veces, incluso lo escuchas también por el día. El ruido tiene cierto tono metálico, aunque la sensación más común es que se trata de pequeñas bolas rodando.
El pensamiento lógico...
Lo más natural es que hayas pensado que se trataba de niños jugando a las canicas o alguna otra cosa parecida en el piso de arriba. Sin embargo, tu vecino no tiene niños y son las doce de la noche. Imposible.
Y es que es así, efectivamente nada tiene que ver ni con niños, ni con canicas. Se trata solo de una 'jugada' de nuestra mente, una 'ilusión' acústica.
El pulso de Zhukowski o golpe de ariete
La clave de este sonido no está en las canicas, sino en las tuberías y en lo que se conoce como pulso de Zhukowski o golpe de ariete, un efecto que se produce cuando se cierra repentinamente un grifo o una válvula o cuando una lavadora deja de coger agua. También puede pasar con el lavavajillas.
De hecho, puede suceder con mucha más frecuencia de la que uno piensa. Las 'canicas' no se ponen a rodar por el techo solo de noche. Lo que sucede es que, durante la noche, hay menos ruido. Lo que permite que escuchemos más este tipo de sonidos.
La explicación científica al sonido de las canicas
La explicación científica está en que los fluidos tienen un comportamiento elástico, es decir, cuando el agua circula por las tuberías, las partículas que se estaban acercando al punto de cierre se paran bruscamente cuando se cierra el grifo, pero las que están más atrás siguen moviéndose hasta que chocan con las otras, lo que hace que el agua ocupe el vacío que queda tras ella, aumentando la presión. Las tuberías reverberan y es ahí cuando se produce el característico sonido.
En principio, no es peligroso que se produzca este fenómeno, aunque en ciertas ocasiones, el aumento de presión sí que puede llegar a ser peligroso. De hecho, es el principal causante de averías en tuberías e instalaciones hidráulicas.
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