¿Cuándo hay que poner las lentejas a remojo y cuándo no? El trucode Martín Berasategui


         ¿Cuándo hay que poner las lentejas a remojo y cuándo no? El trucode Martín Berasategui

Si las lentejas son frescas nos podríamos saltar el paso del calado pero, ¿cómo sabemos cuándo lo son? Te lo contamos.

Las lentejas, como todo tipo de legumbres, son alimentos de esos baratos, saludables y saciantes, por lo que se pueden convertir en tu aliado perfecto en cualquier época del año y un ingrediente que siempre deberíamos tener a mano.

Ya sea en invierno para platos de cuchara, en ensalada o incluso en crema para dipear, las lentejas son unas de las legumbres más consumidas en nuestro país y unas de las más populares entre las recetas de puchero de toda la vida.

Probablemente uno de los gestos que más repites es el de poner las lentejas 'a calar' la noche antes de cocinarlas, y aunque parece que forma ya parte de la receta, no siempre es necesario poner estas legumbres a remojo. ¿Cuándo sí y cuándo no?

Lentejas frescas que no necestian remojo

Aunque lo que habitualmente hacemos es abrir el paquete y verter los garbanzos, las alubias o las lentejas en un bol con agua para hidratarlas, en el caso de las lentejas frescas nos podríamos saltar este paso -que en más ocasiones de las que nos gustaría se nos olvida realizar la noche anterior- y cocinarlas del tirón, pero, ¿qué son las lentejas frescas?

Se trata de las lentejas recolectadas en el mismo año que no están completamente deshidratadas por lo que podríamos sacarnos este paso.

Además de no necesitar remojo, las lentejas frescas se cuecen más rápido que las lentejas que están completamente secas.

El truco de Berasategui para saber si son lentejas frescas

A simple vista muy experto tienes que ser para adivinar si unas lentejas son frescas o no, aunque ante la duda mejor fiarnos de los expertos. Tal y como explicó Martín Berasategui hace unos años en el programa de David de Jorge, más conocido como Robin Food, para saber si las lentejas son frescas o no solo tenemos que hincar el diente.

Cogemos una lenteja sin cocinar e intentamos partirla con los dientes -o con un cuchillo si valoras tu dentadura como deberías-. Si la lenteja se rompe con facilidad es fresca; si te cuesta unos cuantos apretones, deberás recordar dejarlas a remojo la noche anterior.

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