El nuevo modelo, que sustituye al XV que todos conocíamos hasta ahora, monta un motor de gasolina de 136 CV con una hibridación ligera y etiqueta ECO de la DGT.
Como ya es norma en este fabricante, cualquiera de sus productos aporta siempre un plus de solidez y durabilidad al que tampoco escapa el nuevo Crosstrek.
Estamos ante un modelo de 4,49 metros de largo que muestra una estética bastante equilibrada, sin estridencias, que casa perfectamente con la filosofía de la marca.
Tal vez no sea un SUV cien por cien, pero detalles como la notable altura libre de la carrocería al suelo le sitúan en este segmento del mercado tan exitoso.
Pensado para durar “eternamente”, de puertas hacía dentro lo primero que llama la atención es la calidad de los distintos ajustes y una apariencia de lo más normal que no impide la presencia de una pantalla multifunción central, de 11,6 pulgadas y situada en posición vertical, tan de moda en la actualidad.
Ni que decir tiene que el nivel de conectividad que podemos manejar desde la misma es notable y, al mismo tiempo, tenemos a nuestra disposición múltiples funciones, no solo para el disfrute, sino también para el control del coche en particular.
Motor del tipo boxer
En el capítulo mecánico, el Crosstrek no renuncia a la arquitectura tan caracterísitca en la marca como es la disposición boxer de los cilindros acompañado por un cambio automático de variador continuo (con levas en el volante) y un sistema de microhibridación que le otorga la etiqueta Eco de la DGT.
El caso es que estamos ante el mismo motor que ya empleaba el XV, pero que en la nueva carrocería renueva la puesta a punto y eso que pierde 14 CV con respecto a aquel de cara a rebajar los consumos.
Provisto de tracción a las cuatro ruedas, el efectivo sistema X-MODE de la marca que monta en origen permite varios modos de conducción y no olvida un práctico control de descensos para circular con tranquilidad por aquellas vías no asfaltadas.
Una vez en marcha hay que tener claro que el Crosstrek no es un modelo prestacional como ya anticipa su moderada cifra de potencia final.
Más bien hablaríamos de una opción bastante comedida, pero lógica para nuestros desplazamientos diarios habituales y encarar viajes tranquilos y relajados.
La experiencia de conducción podría ser mucho mejor si el cambio no resbalara tanto, pues el ruido que genera, a la hora de demandar potencia sobre todo, suele molestar bastante.
Tres niveles de acabado: Active, Field y Touring
En cuanto a la respuesta en curva, el SUV japonés (equipado en origen con llantas de 17 pulgadas) apuesta por el confort y lo consigue con creces para que el pasaje no tenga queja en este sentido.
Disponible desde 32.000 euros, en el caso de la la terminación inicial Active, el SUV japonés incluye, entre otros accesorios, acceso y arranque manos libres, alarma, asientos calefactables, cámara trasera, climatizador bizona, llantas de 17 pulgadas o pantalla de 11,6 pulgadas compatible con Android Auto y Apple CarPlay.
La terminación Field (34.000 euros) suma a lo anterior asientos eléctricos, asistente de luz larga y llantas de 18 pulgadas. Por último, el lujoso Touring (37.000 euros) se distingue por la tapicería de cuero o el techo solar eléctrico.
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