Es 2003. Un grupo textil español que apenas lleva dos años cotizados en Bolsa anuncia un ambicioso plan de apertura de tiendas en un año en el que sus ventas han flaqueado. Los mercados castigan la cotización. “Es fácil imaginarse la conversación entre José María Castellano y Amancio Ortega: Castellano probablemente le advirtió de que si hacían el cambio la cotización bajaría, y Ortega, que tenía la mayoría de la compañía, probablemente le diría: ‘Bueno, y a mí qué”. El profesor del IESE Josep Tàpies especula así, entre risas, con cómo pudo ser el debate entre el fundador y dueño de Inditex y su histórico consejero delegado, un ejemplo de cómo la cotización en Bolsa aflora dos visiones opuestas: la visión largoplacista propia de la empresa familiar y la esclavitud diaria de unos mercados siempre impacientes.
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http://dlvr.it/T64qC6
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