Si alguien pregunta a cualquier español de a pie dónde está el Tesoro Quimbaya, probablemente no tenga ni idea. Pero en Colombia, donde fue hallado –aunque solo duró allí tres años– puede despertar incluso pasiones. En realidad, esta colección de 122 reliquias de oro precolombinas lleva siglos en España. Actualmente, se expone en Madrid, pero su historia está repleta de idas y venidas que enfrentan a ambos países. Fue un regalo de un antiguo presidente colombiano, Carlos Holguín Mallarino, a la reina María Cristina en 1893 para agradecer su ayuda en un conflicto con Venezuela. Pero era un bien del Estado y Holguín anunció su cesión sin pedir antes permiso al Congreso colombiano. Siglos después, se ha armado toda una guerra fría para recuperarlo.
El actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun, pudo dar cierta esperanza cuando abanderó la "descolonización de los museos" como una de las prioridades de su equipo para la legislatura. Aunque el Tesoro Quimbaya fue un regalo y Colombia ya era un país independiente, la disputa abierta para devolverlo a su tierra de origen –acentuada en las últimas décadas– ha llevado a debate sobre su relación con un pasado colonial. En 2017 culminó un proceso judicial iniciado casi una década antes por el que la Corte Constitucional de Colombia decretó que el Ejecutivo colombiano, el de entonces –presidido por José Manuel Santos– y cualquiera que le siguiera, debería traer de vuelta el tesoro al país.
El actual líder colombiano, Gustavo Petro, se ha referido a este asunto en distintas ocasiones y en mayo del año pasado aseguró que España se había ofrecido a llevarlo de vuelta. Hace menos de un mes, Ursatun –que accedió al cargo en verano– reiteró la "titularidad española" de las reliquias. ¿Qué está pasando?
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El Ministerio de Cultura, preguntado por esta cuestión, aclara que la cosa viene de tiempo atrás. Hay un "diálogo bilateral abierto" entre ambos países que empezó en 2018, un año después de la sentencia de la Corte colombiana y en la etapa final del Gobierno de Mariano Rajoy, para colaborar por la "difusión conjunta" del vestigio. En 2019 se dio un paso más, apuntan, y se abrió un grupo de trabajo con personal técnico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) y el Museo de América, ambos ligados a los departamentos culturales responsables de cada país.
Son acciones que, en palabras del Ministerio de Urtasun, vienen a constatar el "entendimiento" entre ambas partes y la idea conjunta de que el Tesoro de Quimbaya debe darse a conocer cuanto más, mejor. El ministro tuvo un encuentro reciente con su homólogo colombiano en diciembre, poco después de su ascenso. En el comunicado emitido tras aquel día no se habla específicamente de las 122 reliquias, pero sí de profundizar en la "circulación artística" entre España y Colombia. El Gobierno del país latinoamericano, consultado a través de su embajada en España para este reportaje, no ha ofrecido una respuesta a fecha de publicarse este artículo.
"Yo he vivido en muchas zonas de España y me doy cuenta de que el tesoro no lo conoce nadie, ni en Madrid ni en Andalucía o la Comunidad Valenciana", se sincera Juan José Robledo, colombiano afincado en Sevilla que da clases de Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos (UJRC). En Colombia, trabajó para varios medios de comunicación y fuera lo hizo para la BBC o El País. Además, afirma estar muy al tanto de la situación. En varias ocasiones ha servido de guía a grupos de sus paisanos en visitas al Museo de América, donde juntos comentaban la historia del tesoro que se hallaba ante sus ojos.
Por su parte, Adriana Katherin Avila, abogada colombiana que cursó un máster de Derecho Constitucional en Sevilla e investigó la representación política de las comunidades indígenas en Colombia, resalta la cuestión del proceso por el cual un mandatario hizo ese regalo. "Tenía la obligación de pedir un permiso que no consultó con el resto", incide, sobre el requerimiento al parlamento del país latinoamericano para dar luz verde al regalo.
"En Colombia hay dos cosas de las que siempre te hablan en el colegio: de Blas de Lezo y la defensa de Cartagena de Indias y del Tesoro Quimbaya", explica Robledo. Al menos en su caso, nunca se llegaba a detallar por qué el segundo acabó en suelo europeo, así que siempre queda ligado en el recuerdo colectivo como "esa imagen de una España que te quita el oro, una imagen colonial". No obstante, reconoce que en su país de origen estas reliquias son mucho más reconocidas y tienen un valor intrínseco para el país, por lo que también aboga por una solución en la que los colombianos puedan disfrutar de este tesoro.
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El Museo de América, consultado por este periódico, ha reconocido que el Tesoro Quimbaya es una de las piezas "más destacadas", si no la que más, de toda su colección y una de las que más vienen a visitar. Este es uno de los museos menos recorridos de Madrid y tampoco destaca entre los nacionales, con 86.934 visitas en 2023, más de un 30% que el año anterior pero a bastante distancia del podio: el Museo Arqueológico Nacional, 506.873 visitas; el Museo de Sorolla, con 344.799; o el Museo del Altamira, con 284.645. Como no están autorizados a hablar del tesoro, ya que esas consultas las centraliza el Ministerio, no dan detalle sobre el transcurso de esas reuniones con técnicos colombianos.
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