El expresidente de EEUU reactiva a la Alianza por su 'coqueteo' con Putin sobre una guerra en punto muerto.
Vladimir Putin y Donald Trump tienen algunas cosas en común y una de ellas parece ser la capacidad de reactivar a la OTAN, ya sea a nivel operativo o al menos en términos de mensaje. El expresidente de Estados Unidos está de lleno en la carrera de vuelta a la Casa Blanca y en esa campaña ha lanzado un órdago a la Alianza Atlántica; en un acto aseguró que no daría protección a un aliado que no llegue al 2% de inversión en Defensa. Puso un ejemplo al parecer real: "Es más, le dije que animaría a Rusia a hacer lo que le diera la gana. Aquí se paga". Estas palabras han enervado a la organización y el enfado se vio precisamente en la persona del secretario general, Jens Stoltenberg.
"Cualquier sugerencia de que los aliados no se defenderán entre sí socava toda nuestra seguridad, incluida la de Estados Unidos, y pone a los soldados estadounidenses y europeos en mayor riesgo", avisó el dirigente noruego, que ya está casi de salida pero quiere dejar una OTAN firme en un momento además en el que la invasión rusa de Ucrania parece haberse convertido en un conflicto congelado. "Lo cierto es que este tono es el esperado con Trump, así que anticipa en parte lo que puede pasar si vuelve al poder", resumen las fuentes consultadas por 20minutos.
Y es que ahí puede estar otra de las claves: el mensaje de Donald Trump es un "prepárate" para la Alianza Atlántica. Durante su mandato no fue ni mucho menos un defensor de la organización, y llegó a amenazar con abandonarla. El contexto era menos exigente, mucho menos; por eso cualquier salida de tono ahora puede encender las alarmas. Mientras, el Kremlin mira desde la distancia y no quiso valorar las palabras del (previsible) candidato republicano a las elecciones de noviembre. "Soy el portavoz de Putin, no el de Trump", dijo el secretario de prensa de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, al ser preguntado por la cuestión. Patada hacia adelante conscientes en Moscú de que el escenario con Trump les puede ser más beneficioso desde el punto de vista estratégico.
"La OTAN sigue estando preparada y capacitada para defender a todos los aliados", reaccionó Stoltenberg. La mentalidad de Trump es otra, y en el caso más extremo podría plantear la salida de Estados Unidos de una organización que ahora lidera de facto. Eso sí, ese abandono no sería sencillo: el año pasado el Senado americano aprobó una ley bipartita que exige a cualquier presidente dos tercios de la Cámara para poder dejar la Alianza, algo que además no ha hecho ningún país hasta ahora. De hecho la tendencia es la contraria, pues Finlandia se sumó hace unos meses y Suecia va por el mismo camino.
La UE también cierra filas contra las palabras de Trump. "Durante esta campaña vamos a escuchar y ver muchas cosas. Seamos serios, la OTAN no puede ser una alianza militar a la carta, que funciona dependiendo en el humor del presidente de Estados Unidos", apuntó el Alto Representante, Josep Borrell, en referencia a los meses que vienen antes de las elecciones estadounidenses. Para el jefe de la diplomacia europea no hay grises en esta cuestión: la Alianza "existe o no existe" por lo que no se puede estar en ella a medias. Esa tibieza respecto a la OTAN fue de hecho un problema durante los años de Trump como presidente.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, por su parte, consideró "imprudentes" las declaraciones de Trump, y avisó de que solo sirven como 'gasolina' para las voluntades de Putin. La Alianza Atlántica, con todo, tiene abierta la vía del apoyo a Ucrania y al mismo tiempo la de su propia renovación con el reemplazo de Jens Stoltenberg. En ese proceso parte como favorito quien dejará de ser primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, que además se había erigido como uno de los grandes aliados de Israel, igual que Estados Unidos.
La injerencia rusa y dos elecciones decisivas
La de Trump puede ser además una figura relevante desde el punto de vista de la injerencia rusa en la UE. ¿Por qué? Porque las dinámicas del magnate pueden servir para colmar algunos de los deseos de Vladimir Putin. Si Viktor Orbán es considerado el "caballo de Troya" del Kremlin en la Unión una victoria del magnate en noviembre puede añadir problemáticas para Bruselas, aunque ya no le pillaría de nuevas. Es más, en la capital comunitaria ya se están preparando para un escenario en el que Estados Unidos vuelva a estar liderado por el multimillonario, aunque de momento trabajan en silencio.
El año de los posibles cambios en un mundo en constante cambio: las elecciones europeas de junio y las elecciones estadounidenses de noviembre pueden alterar -y mucho- el estatu quo. Habrá que ver la influencia de ambas citas con las urnas en las tendencias geopolíticas, en la ayuda a Ucrania (o a Rusia, de manera i... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}