Entrar en el palacio real marroquí tenía un precio. El presidente Pedro Sánchez lo pagó este miércoles, primero con una declaración a su anfitrión, Mohamed VI de Marruecos, y después ante la prensa. Dos veces reiteró su respaldo a la solución que propugna el monarca para resolver el conflicto del Sáhara Occidental. Fue incluso más allá que en marzo de 2022, cuando le brindó, por primera vez, su apoyo en una carta parcialmente divulgada por la Casa Real marroquí.
Desde que fue investido presidente, a mediados de noviembre, Sánchez estaba empeñado en viajar a Marruecos, pero deseaba que, a diferencia de lo que sucedió hace un año, el rey esta vez sí lo recibiera. El palacio real de Rabat debió de cursarle la invitación con muy poca antelación. Hasta el pasado fin de semana, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunciaba en su agenda que el miércoles 21 asistiría a la reunión del G20 en Río de Janeiro. Borró esa cita a principios de semana.
Sánchez “reiteró a Su Majestad el Rey, que Dios le preserve, la posición de España”, que considera “la iniciativa marroquí de autonomía como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”, reza el comunicado del gabinete real publicado al término de la visita relámpago del jefe del Gobierno a Rabat. “Su Majestad el Rey agradeció a España esta nueva posición constructiva e importante”, añade el texto. Ante la prensa, Sánchez confirmó el compromiso de España “con la solución que ha planteado, sobre una base realista, el Gobierno de Marruecos”. No mencionó ni una sola vez a Naciones Unidas.
Hasta aquí son los mismos términos que en 2022, pero además Sánchez “saludó y marcó el interés de España por las iniciativas estratégicas lanzadas por Su Majestad el Rey, que Dios le asista, especialmente la iniciativa de los países africanos ribereños del Atlántico, la iniciativa real para favorecer el acceso de los países del Sahel al océano Atlántico, así como el gasoducto africano-atlántico Nigeria-Marruecos”, revela el comunicado.
Hasta ahora, el Gobierno español había guardado silencio sobre estos proyectos. Todos ellos pasan por el Sáhara Occidental. Al formularlos, el soberano trata de afianzar el reconocimiento internacional, al menos por los países africanos, de la soberanía de Marruecos sobre esa antigua colonia española. Con su declaración durante la audiencia real, Sánchez ha dado un nuevo espaldarazo al monarca del que la opinión pública se entera, como en 2022, a través de un comunicado real.
¿A cambio de qué este paso más en el apoyo a Marruecos? En el comunicado real, de 414 palabras, se evocan unos cuantos temas más, hasta la ofrenda de leche y dátiles hecha al presidente, pero ni una palabra de las aduanas pendientes de Ceuta y Melilla, ni de la lucha contra la inmigración irregular ni del narcotráfico.
En la rueda de prensa, Sánchez sí abordó ambos asuntos. Hace 22 meses que él anunció en Rabat la reapertura de la aduana de Melilla y la inauguración de una en Ceuta. ¿Cuándo se dará ese balón de oxígeno a la maltrecha economía de ambas ciudades? “El grupo de trabajo, por parte española, tiene todas las tareas hechas”, respondió. “Hemos quedado que habrá pronto una reunión entre ambos gobiernos para clarificar la normativa de aduanas”, añadió. Albares anunció en septiembre de 2022 en Nueva York que estarían en funcionamiento a principios de 2023.
“No hay nada que clarificar”, le respondió al presidente, en la red social X, José Luis Martínez, un empresario de Melilla. “Que se aplique la misma normativa que a los tráficos comerciales entre España y Marruecos a través de las aduanas del puerto de Algeciras, de Tánger Med o de cualquier otro puerto español y marroquí”, añadió resumiendo una opinión generalizada en los círculos empresariales. “No hay nada que estudiar ni inventar”, concluyó, porque ya se tiene una larga experiencia. La aduana de Melilla estuvo abierta durante siglo y medio hasta que Rabat la cerró de un plumazo el 1 de agosto de 2018. El Gobierno español no protestó.
Antes de que tomase la palabra Sánchez, su séquito de la Moncloa ya había ensalzado la cooperación con Marruecos en materia de inmigración. Es “extraordinariamente positiva”, reiteró el presidente. “Ningún reproche que hacer, ni tampoco en la lucha contra el narcotráfico”, recalcó.
Albares no logra una fecha para que Marruecos abra aduanas con Ceuta y Melilla
Ignacio Cembrero
Ambos fenómenos están en auge. En 2023, el número de inmigrantes irregulares que llegaron a la Península y Baleares (15.435) aumentó un 19,1%, según el Ministerio del Interior. La mayoría eran marroquíes y zarparon de Marruecos, según Frontex, la agencia europea para el control de las fronteras exteriores de la UE. En Canarias (39.910), el incremento fue del 154,5%. La mayoría eran senegaleses, pero los marroquíes fueron la segunda nacionalidad más numerosa, según Frontex. En los 45 primeros días del año, la llegada de personas sin papeles ha subido un 55% en la Península.
La escasa cooperación marroquí la atestiguan no solo estos datos sino otro, aún más importante, que el Ministerio del Interior se niega a divulgar: el de las repatriaciones de inmigrantes irregulares adultos a Marruecos a través del único cauce por el que se llevan a cabo, el de las fronteras terrestres de Ceuta y Melilla. Se sitúa por debajo del 5% de las llegadas, según fuentes policiales.
El volantazo que Sánchez impuso, en marzo de 2022, a la política exterior de España para complacer al monarca con el Sáhara Occidental no tuvo las contrapartidas esperadas. Resaltar, por ejemplo, como lo hizo el miércoles el presidente, el auge del comercio no lo es. No para de crecer desde principios de este siglo y hace ya más de una década, cuando gobernaba Mariano Rajoy, que España es el primer socio comercial de Marruecos, por delante de Francia.
Queda ahora por ver si la concesión adicional que hizo el miércoles en Rabat el presidente, apoyando los planes del rey que afectan de lleno al Sáhara, traerá algunos réditos para España.
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