La puerta de la sala de vistas de la Audiencia de Madrid se abre a las 12.12 del pasado miércoles y, de repente, se asoma por ella la cabeza de Rodrigo Rato, ex director gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional) y ex vicepresidente del Gobierno con José María Aznar (PP). En absoluto silencio, café en mano y con la mochila al hombro, se dirige a la tercera fila del banquillo de los acusados, donde se sienta, saca una tablet y un bolígrafo para tomar notas a mano. Como ya anunció al tribunal que lo enjuicia desde diciembre por el supuesto origen ilícito de su fortuna, no iba a poder asistir a la mayor parte de esta sesión del juicio (la número seis, que ha comenzado más de dos horas antes), debido al trabajo que desarrolla en una ONG. Sin embargo, quiere perderse lo menos posible. Pese a que otra quincena de personas físicas y jurídicas se encuentran procesadas en esta causa, él es el epicentro del sumario.
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http://dlvr.it/T1KYyY
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