Misión, salvar el folclore madrileño: "Nos vestimos de goyescos y nos preguntan si venimos de Panamá"

Madrid, 1989. Varias agrupaciones, preocupadas por mantener viva la cultura tradicional de la comunidad, se unen creando la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños. Han pasado 34 años y las once asociaciones que forman parte de la institución siguen luchando para que estas tradiciones y costumbres no caigan en el olvido.

La realidad es que todavía no han encontrado la fórmula de llegar a las nuevas generaciones. "Todos somos bastante mayores. Los jóvenes no quieren aprender bailes tradicionales, es más cómodo bailar bailes latinos que un chotis", explica Federico Gómez, presidente de la Federación de Grupos Tradicionales Madrileños, a este periódico.

Sin embargo, este no es el único problema que detectan desde la organización. "Nosotros vamos a dar charlas a los colegios y da lo mismo, solo se acuerdan de nosotros en San Isidro. Todo el mundo conoce los Sanfermines o las Fallas y en Madrid la gente no conoce el folclore tradicional", continúa apenado.

Además, otro de los problemas que resaltan es la escasa ayuda que les brinda el Ayuntamiento de Madrid. "No tenemos una sede social, ni siquiera nos facilitan una sala o trastero para guardar nuestro vestuario, cada uno tiene que guardarlo en su casa. Tampoco nos dan subvenciones, nos mantenemos gracias a la cuota de las once asociaciones y a las pocas veces que nos contratan para bailar. Cada vez que hay un cambio en la alcaldía de Madrid, intentamos que la situación mejore y hasta ahora no lo hemos conseguido", aclara el presidente.

Una pareja camina vestida de chulapo y goyesca para celebrar San Isidro. (EFE/A. Márquez)

De hecho, la última vez que los miembros se enfundaron sus trajes goyescos en el desfile del pasado 12 de octubre, Día de la Hispanidad, los espectadores les miraban extrañados. "Nos llegaron a preguntar si veníamos de Panamá, si éramos de fuera. No es la primera vez, estamos acostumbrados. Parece que en Madrid se promociona más el Año Nuevo Chino de Lavapiés que nuestra propia cultura tradicional", comenta.

Por su parte, María José Tabera, presidenta de la Asociación Cultural Grupo Folclórico Calderón de Barca, también ha tenido que vivir situaciones similares. "Cuando mi grupo actúa al público le gusta, pero preguntan por nuestro vestuario porque no saben del Madrid goyesco. Sin embargo, todo el mundo sabe cómo es un traje de chulapo", anota.

En su caso, si se sienten arropados por la junta municipal del distrito de Barajas, barriada a la que pertenecen, ya que les proporcionan un local para ensayar. Por otro lado, recalca el daño que les ha hecho la pandemia. "Lo ha desbaratado todo, antes íbamos de viaje a festivales en Francia, Italia o Portugal y ahora nada. Ningún país tiene un folclore como el nuestro", finaliza.

Tres épocas

Aunque el folclore madrileño se asocie siempre al chotis, los chulapos y la feria de San Isidro, la cultura tradicional es mucho más extensa y se fundamenta en tres épocas, según explica la federación.

La primera de ellas es la castellana, que se inicia en el siglo XI con la conquista de Madrid a los árabes por el rey Alfonso VI. Instrumentos como la dulzaina y el arrabel siguen sonando en las fiestas madrileñas. Los bailes típicos de la época eran las seguidillas, los rondones o las jotas.

Cuadro 'La Gallinita Ciega' de Francisco de Goya. (Europa Press)

En segundo lugar, se habla de un Madrid goyesco, que se inició en el siglo XVII, consiguiendo todo su esplendor en el XVIII. El nombre se debe al pintor Francisco de Goya, que reflejó estas tradiciones en su conjunto de obras Cartones para Tapices, al que pertenecen La Gallinita Ciega o La Pradera de San Isidro. De esta etapa destacan las danzas como boleros, fandangos o tiranas que se bailaban con indumentaria colorida, los conocidos como trajes goyescos.

Estandartes de los participantes en un acto de la Federación Grupos Tradicionales madrileños en San Isidro 2022. (EP/A. Pérez Meca)

Por último, destaca el periodo castizo o chulapo a partir de mediados del siglo XIX. Ser chulapo era un modo de comportarse, una actitud especial ante la vida. Por su presencia en toda la actividad folclórica madrileña, el Madrid chulapo se ha convertido en uno de los signos de identidad del país.

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