Final explicado de 'La sociedad de la nieve': el desenlace de los supervivientes de la tragedia de los Andes


         Final explicado de 'La sociedad de la nieve': el desenlace de los supervivientes de la tragedia de los Andes

Existen pocas historias que sean más conocidas que la del mal llamado Milagro de los Andes y, aun así, Bayona se ha atrevido a adaptarlo de nuevo en 'La sociedad de la nieve', una de las películas que representará a España en los Premios Oscar 2024.

En torno al fuego, hace miles de años, se contaron las primeras historias de la humanidad. Y, a partir de entonces, no hemos hecho otra cosa que repetirlas. Desde las navidades de 1972, cuando un arriero chileno se encontró, en un arroyo, con dos de los supervivientes del “avión que cayó en las montañas”, el mundo sabe perfectamente lo que le ocurrió a los supervivientes del vuelo 571 de las Fuerzas Uruguayas. La Tragedia de los Andes es un mito contemporáneo y, como tal, puede contarse una y otra vez.

La sociedad de la nieve es la tercera versión cinematográfica de esta historia, tras la escabrosa Supervivientes en los Andes y ¡Viven!, las tres abarcan un mismo periodo de tiempo: ninguna apuesta por acompañar a los 16 supervivientes durante su retorno a la civilización, o se adentra en sus vidas antes de que subiesen al avión. Y, sin embargo, las tres son versiones perfectamente compatibles de un mismo hecho. Te contamos cómo acaba La sociedad de la nieve y qué pasó después con los protagonistas de esta historia.

¿Cómo termina 'La sociedad de la nieve'?

Tras la muerte de Numa Turcatti, narrador de la película, Roberto Canessa, Nando Parrado y Antonio Vizintín organizan la expedición definitiva en busca de ayuda. Hasta el momento, Parrado y Canessa habían estado preparándose físicamente para salvar la empinada y nevada pendiente que protegía el Valle, pero el fallecimiento de Numa, que se había negado a comer carne humana, les hizo comprender que si seguían posponiendo su marcha, morirían todos en la montaña.

Los tres expedicionarios llevan consigo carne suficiente para varios días pero, al escalar hasta la cima más cercana, descubren que están rodeados por Los Andes. En el horizonte, no se distingue una sola población, y Canessa y Vizintín se resignan a regresar al fuselaje. Sin embargo, Parrado señala a un punto remoto, en la cordillera, en el que no hay nieve, e insta a Canessa a que lo acompañe. Vizintín, por su parte, se da la vuelta para que su porción de carne le conceda unos días adicionales a Parrado y Canessa.

Vizintín informa a los supervivientes que esperaban en el avión del cambio de planes y, con ellos, se limita a esperar a que Parrado y Canessa tengan una suerte que cada vez les parece más improbable. La expedición se extiende durante cinco días más, al final de los cuales Parrado y Canessa comienzan a descender y siguen el curso de un arroyo. Mientras beben agua, Parrado descubre un lagarto sobre las rocas y, cuando se gira para advertir a su amigo, descubre que este observa fijamente a un jinete que le devuelve la mirada desde la otra orilla. Estaban salvados.

A partir de aquí, la partitura minimalista de Giacchino se adueña del metraje: las notas del compositor se funden con la carrera rauda de un ordenanza que entra, a toda prisa, en la oficina del servicio aéreo de rescate. Mientras tanto, mediante un montaje paralelo, vemos a Parrado y a Canessa lanzándole al arriero chileno el que será uno de los mensajes más radiados del último medio siglo. Comenzaba así: “Vengo del avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo”.

En el fuselaje, los extenuados supervivientes sintonizan sin esperanza la radio una vez más. Adormecidos, escuchan los compasen de un Ave María de Schubert gangrenado por la estática, que súbitamente se interrumpe, y un locutor de voz agitada les da la noticia que ya no esperaban oír. Sus amigos lo habían conseguido.

A diferencia de lo narrado en ¡Viven!, en la que el helicóptero de rescate aparece de improviso en el Valle de las Lágrimas, La sociedad de la nieve muestra a los supervivientes preparándose para ser rescatados, tratando de domar el cabello revuelto y congelado con un peine, enjabonándose las uñas ennegrecidas y llevándose consigo los pocos recuerdos transportables de sus días e... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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