La ecuación es fácil: si sales de la rave de Murcia, no vuelves a entrar. La Guardia Civil pone en práctica estos días la misma estrategia que empleó el año pasado para controlar la fiesta ilegal que se desarrolló en La Peza (Granada). Mismas fechas, mismos impulsores, mismo público y, por último, idéntica respuesta.
Los días pasan y la fiesta ilegal que se celebra en el circuito abandonado de Fuente Álamo continúa. Si bien es cierto que ya han comenzado a ser desmontados los primeros escenarios después de que la Delegación del Gobierno confirmase que no iba a desalojar el festival a la fuerza. La coyuntura es idéntica a la del año pasado en Granada y los efectivos del Instituto Armado, cerca de 100 según los datos de las autoridades, están actuando de manera idéntica.
Las patrullas de la Guardia Civil están dispuestas por turnos en los dos accesos que tiene el improvisado recinto. Según confirman fuentes conocedoras del operativo, hay un tercer acceso, pero es impracticable para los vehículos y únicamente se puede transitar a pie, por lo que es residual, aunque los más osados se aventuren a entrar y salir por esta vía.
En los controles, los agentes repiten una y otra vez la misma operativa: identifican a todas aquellas personas y a los vehículos que llegan hasta el lugar. También proceden al registro de los coches y furgonetas, por si hubiera sustancias prohibidas en su interior y, en caso de encontrarlo, se sanciona.
El control también se produce a la inversa, con las personas y vehículos que abandonan el lugar. "Los que salen no vuelven a entrar", confirman fuentes de la Benemérita consultadas por El Confidencial, que explican que, de esta forma, poco a poco se irá vaciando el enclave. Organizadores y asistentes a la rave ya han advertido, sin embargo, que su intención es permanecer allí hasta después del Día de Reyes y habrían hecho acopio de víveres para subsistir estos días.
No obstante, y como ha confirmado esta misma mañana la Delegación del Gobierno en Murcia, seis de los siete escenarios del festival ya han sido desmontados y están montados en sus camiones fuera del recinto. Este hecho puede avanzar el final de la fiesta de manera inminente.
Escasos problemas
"En estos casos no se puede actuar de otra forma", ahondan las fuentes consultadas, que respaldan la elección de una respuesta de guante blando ante situaciones así, siempre que los participantes en la rave no comiencen a generar problemas. En una rueda de prensa celebrada ayer, el jefe interino de la 5.ª zona de la Guardia Civil de Murcia, Diego Mercader, confirmó que los expertos del Cuerpo han desaconsejado un desalojo a la fuerza.
De hecho, las mismas fuentes inciden en que, con el operativo actual, los asistentes tampoco tienen motivos para rebelarse, ya que gozan prácticamente de total libertad en el lugar que han elegido para celebrar un festival ilegal: "Los incidentes, en casos así, surgirían en el momento en el que se les apretase". Mercader, en este sentido, avanzó que la Benemérita valorará un "desalojo controlado" de la rave si continúa más allá del fin de semana.
Más allá de alguna detención esporádica, los asistentes no están dando problemas y, además, se encuentran en una zona bastante aislada y sin grandes núcleos de población en sus alrededores que pudieran verse afectados por el ruido o la luz del evento.
Como publicó este diario, entre los vecinos no hay descontento por la situación, sino todo lo contrario. Los comerciantes están encantados de tener más clientes y los más intrépidos incluso admiten que se han acercado a ver el ambiente en el antiguo circuito abandonado.
Piden más efectivos
Pese a que el control se está realizando sin incidentes, desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) reclaman más efectivos y con mayor cualificación para responder ante eventos de este tipo sobre el terreno. De hecho, critican que, actualmente, el peso del operativo lo están realizando las unidades de Seguridad Ciudadana de la zona.
Por ello, reclaman que, a la mayor celeridad posible, sea destinado hasta la zona un refuerzo compuesto por especialistas en el control de masas, como podrían ser integrantes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil.
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