El estudio vinculado a los Roig que hace todos los nuevos proyectos en Valencia

Hace pocas semanas se anunciaba que la cadena estadounidense Marriott tiene previsto abrir en plena Plaza del Ayuntamiento de Valencia el cinco estrellas que promete ser una de sus principales apuestas en España. Detrás del proyecto, ligado a la mercantil Valencia Business Building, está un proveedor histórico de Mercadona: Francisco Martínez, de Embutidos Martínez.

Y cómo viene sucediendo en los últimos años, acompañando a los principales proyectos de la ciudad con una relación de primer o segundo grande con la familia Roig, aparece el estudio ERRE, especializado en patrimonio histórico y que ha dado su gran salto al calor de las iniciativas urbanas de los propietarios de Mercadona. Una de las tres socias de ERRE es Amparo Roig, hija de Juan Roig y Hortensia Herrero, en una dirección formada también por José Martí y Mari Ángeles Ros. Con más de 30 trabajadores se ha convertido en uno de los principales despachos arquitectónicos de la ciudad.

Aunque todavía están lejos del que fue, en los ochenta el gran estudio valenciano (GO.DB, con hasta 200 empleados), su crecimiento vertiginoso ha venido dado por su encaje en la órbita de Roig y Herrero: el recién estrenado centro de arte contemporáneo CAHH y el próximo nuevo pabellón del Valencia Basket, el Roig Arena, llevarán el mismo sello: ERRE, en una alianza productiva que responde a los principios de promoción interna de la familia.

Un pabellón. (Cedida)

En el CAHH su reto fundamental fue el encuentro entre el patrimonio histórico (el de un edificio noble de Ciutat Vella) con el nuevo patrimonio, a partir de las piezas de la colección de arte contemporáneo (con artistas como Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Anish Kapoor y Mat Collishaw). Como afirman desde ERRE, “la intervención plantea una continuidad natural entre lo viejo y lo nuevo, una continuidad con lo ya construido, como un episodio más en la historia del edificio”. Se inauguró hace unas semanas.

El siguiente hito llegará con el Roig Arena, impulsado por la sociedad patrimonial de Roig Licampa 1617 y que alcanzará los 15.000 espectadores para los partidos del Valencia Basket y 18.000 para conciertos. “El proyecto, explican, pretende convertirse progresivamente en el ancla de un nuevo complejo de edificios (…) Un punto focal deportivo y de entretenimiento”. Antes habían resuelto l’Alquería del Basket, el complejo de pistas anexo a modo de ciudad del baloncesto, con hasta 13 pistas y un programa de seis patios abiertos que proporcionan luz natural al complejo. El estudio fue también finalista en el concurso de renovación del pabellón Nou Congost de Manresa, aunque se impuso la oficina barcelonesa Barceló-Balanzó.

Vista nocturna. (Cedida)

En menos de una década han resuelto proyectos ligados a la actividad familiar, como las oficinas de Mercadona, con capacidad para 2.600 personas y “basadas en la actividad” y el movimiento para “romper con el sistema de departamentos aislados e independizados”. También el centro de procesos de datos de Mercadona, una suerte de edificio-cerebro informático llamado a romper “la idea de que la arquitectura industrial es anodina”.

Ese mismo año, en 2015, resolvieron la sede de la escuela de empresarios EDEM y la acelerada Lanzadera, el ecosistema emprendedor de Roig en La Marina de València. Ante el desgaste al que el mar somete a los edificios, emplearon materiales FRP (Fibre Reinforced Plastic), habituales en boyas y embarcaciones. También se han adentrado en proyectos educativos, como el nuevo colegio público Les Arts, promovido igualmente por Licampa 1617. Para el centro escolar apostaron por dos grandes volúmenes paralelos separados por un patio central, distribuidos a partir de espacios diáfanos potenciando la actividad al aire libre.

Fachada. (Cedida)

Con una diferencia sustancial entre sus proyectos de obra nueva y la restauración de edificios patrimoniales, el estilo de ERRE está marcado por la búsqueda de centralidad para la luz, pero al mismo tiempo por la contundencia de sus bloques y cierta estética tecnológica. La huella de los Roig en Valencia toma cuerpo a partir de las pisadas de su estudio arquitectónico de cabecera.

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