Si hay algo que resulta llamativo de las mañanas de invierno es la niebla. Se trata de un peculiar fenómeno atmosférico al que también se le conoce con...
Si hay algo que resulta llamativo de las mañanas de invierno es la niebla. Se trata de un peculiar fenómeno atmosférico al que también se le conoce con el nombre de inversión térmica. La atmósfera generalmente tiene una estructura en la que la temperatura disminuye a medida que ascendemos en altitud. Sin embargo, en ciertas ocasiones, especialmente durante las noches de invierno, la superficie terrestre puede enfriarse rápidamente, lo que da lugar a que la capa de aire en contacto con la superficie se vuelva más fría que el aire de las capas superiores. Esto crea una inversión térmica, una situación en la que la temperatura aumenta con la altitud en lugar de disminuir.
Cuando hay inversión térmica, el aire más cálido y menos denso en las capas superiores actúa como una barrera que evita que el aire cerca de la superficie se mezcle verticalmente. Como resultado, el aire húmedo que se encuentra cerca de la superficie puede condensarse formando pequeñas gotas de agua o cristales de hielo, dando origen a la niebla.
La formación de niebla también puede estar influenciada por otros factores, como la orografía de la zona y la presencia de fuentes de humedad, como masas de agua. Las inversiones térmicas son comunes en entornos de valles y áreas geográficas específicas, contribuyendo así a la formación de niebla en esas regiones.
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