Si un insecto se siente atraído por una luz artificial y al acercarse a ella muere, el animal ha sido víctima de una trampa evolutiva. Estos cebos sirven para estudiar como responden las especies no humanas a las señales del entorno humano. Si en lugar de un insecto es la humanidad la que cae en una de estas trampas, la sociedad puede verse atrapada en alguno de los 14 callejones sin salida que ha identificado un grupo de investigadores de la Universidad de Estocolmo. El cortoplacismo, el consumo excesivo, la pérdida de biodiversidad y la falta de cohesión social por la aparición de internet son algunos de ellos, como revelan los autores en su estudio, publicado por la Royal Society.
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http://dlvr.it/T0QZCh
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