La ruptura de Podemos con el grupo parlamentario Sumar va camino de enquistarse en la izquierda. El partido de Yolanda Díaz advierte ahora a los morados que estudia denunciar la salida de Ione Belarra y los otros cuatro diputados morados ante el Pacto Antitransfuguismo. Fuentes de la dirección de Díaz, que desde el pasado martes les considera oficialmente "tránsfugas", aseguran que estudian llevar su caso ante el Pacto. Serviría para intensificar la presión sobre los morados, pero no les permitiría recuperar esos cinco escaños. Tenían 31, y ahora son 26.
Las actas son personales, y sólo los diputados pueden renunciar a ellas, y en el ala socialista del Gobierno responsabilizan a la vicepresidenta segunda de no haber sido capaz de mantener unidos a los parlamentarios logrados por Sumar hace cuatro meses y medio. El portavoz del partido y ministro de Cultura, Ernest Urtasun, apuntó claramente este lunes a que consideran éste un acto de transfuguismo, aunque hasta ahora no habían querido hacerlo ante las cámaras -la propia Díaz había evitado responder sobre ello. "Cuando una persona se presenta por una coalición y la abandona sin entregar el escaño", subrayó, entra en esa categoría, "tal y como dice el Pacto Antitransfuguismo que suscribió Podemos", afirmó.
También reconoció que no tienen margen para obligarles a renunciar a las actas: "Son las personas de Podemos las que tienen que decidir si han incurrido en transfuguismo y, si es así, abandonar el escaño", aseveró, apostillando que los tránsfugas no deben "ser premiados". Esto es, que entiende que no deben mantener sus actas, aunque no las reclame expresamente, como sí han hecho desde Más Madrid y los Comunes, ambos integrados en la coalición y en el grupo en el Congreso.
Podemos respondió un par de horas después, reiterando que rechazan "rotundamente y de lleno las acusaciones de Sumar". Pablo Fernández, coportavoz del partido, aludió en rueda de prensa a la adenda tercera del Pacto, la misma a la que se había referido Urtasun, para apuntalar su versión. Esgrimió que hay una "diferencia sustancial" entre el abandono de un grupo por parte de un solo individuo y la situación generada cuando lo hace "una organización entera".
"El pacto es cristalino, meridiano y palmario", abundó. Los morados insisten en marcar distancias entre su escisión y el portazo de la canaria Meri Pita al grupo Unidas Podemos, en 2022, que sí tildaron de transfuguismo, al entender que se trató de una decisión personal, y no de un partido en su conjunto.
"Cuando surgiesen dudas sobre qué personas han incurrido en transfuguismo, será el sujeto político que los ha presentado y/o el partido que los y las propuso para el supuesto del párrafo anterior quien aclarará por escrito quienes han abandonado la formación, han sido expulsados o se han apartado de su disciplina, a efectos de su calificación como tránsfugas", reza el apartado al que se refirió específicamente Urtasun.
Podemos rompe con Sumar y se pasa al grupo mixto en el Congreso
Alejandro López de Miguel
El texto define como tránsfugas a "los y las representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al sujeto político (partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores) que los y las presentó a las correspondientes elecciones, hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes". Se trata de un acuerdo suscrito inicialmente en julio de 1998, entre los doce partidos que entonces contaban con representación parlamentaria. Tras un par de actualizaciones, en 2020 se adhirieron el conjunto de fuerzas que hoy vertebran la cámara, también los morados.
Podemos rechaza ahora hablar de la vida orgánica de los partidos
Podemos empezó a visibilizar claramente su malestar con Díaz hace algo más de un año, cuando Pablo Iglesias reclamó a Díaz "respeto" para su formación. La escalada de tensión alcanzó máximos en la presentación de la candidatura de la vicepresidenta a La Moncloa, en abril, pero rebasó estos límites cerca de las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, después con la negociación del acuerdo para las generales del 23-J. Volvieron a alcanzar máximos horas después de los comicios, entre reproches a Díaz. Desde entonces, los agravios de Sumar han estado siempre presentes en el discurso y las acciones de los morados, hasta su ruptura con el grupo parlamentario.
Con esos mimbres, en Podemos venden ahora la apertura de una nueva etapa -"Hemos pasado página"-, y rechazan hablar de las cuestiones que hace días sí querían valorar, cuando Díaz les reclamaba centrarse en las medidas políticas. "Estamos ocupados y preocupados sólo en hacer política. Si otras organizaciones quieren hablar de otras cuestiones, ahí no nos van a encontrar", afirmó Fernández. "Estamos aquí para hablar de la vivienda, de la subida del salario mínimo interprofesional, de lo que interesa a la ciudadanía", apostilló. Ahora la consigna es no hablar de las cuestiones internas, como tampoco quisieron posicionarse sobre las dimisiones que evidencian la crisis del partido en Madrid: "Son tres casos concretos, tres casos particulares".
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