Podemos rompe con Sumar para tapar su crisis interna y acaba fuera de las comisiones del Congreso

Podemos rompe con Sumar para tapar su crisis interna y acaba fuera de las comisiones del Congreso

Vendrán muchas más batallas, pero es el fin de la guerra fría en la izquierda a la izquierda del PSOE. Podemos ha pulsado el botón nuclear y ha roto los puentes con el grupo parlamentario Sumar poco más de 24 horas después de hacerse con puestos dentro de su cuota en las comisiones del Congreso de los Diputados, los órganos de trabajo de la Cámara Baja. Y lo ha hecho en plena implosión del partido en la Comunidad de Madrid, tras la dimisión de su líder, Jesús Santos, entre dardos a la dirección estatal.

La maniobra llega un mes después de que la dirección del partido en la capital reclamase un congreso a la cúpula de Ione Belarra, que según fuentes moradas aún no ha dado respuesta alguna. Además, horas después del portazo de Santos, se conocía la renuncia a la militancia de la líder del grupo parlamentario en el Parlament, Jéssica Albiach, también dirigente de los morados en Cataluña. Podemos, con gestoras a los mandos en cuatro territorios, se deshacía. El núcleo duro reunió a la ejecutiva para comunicar el divorcio político. Los morados no han dejado pasar ni seis meses antes de romper el acuerdo de coalición, tres meses y medio desde que se constituyeron las Cortes Generales.

Alejandro López de Miguel

Públicamente, Sumar ha criticado la "deslealtad" de los morados a los tres millones de personas que les votaron en las elecciones del 23 de julio. Fuera de cámara, los de Díaz les calificaban abiertamente de "tránsfugas". Podemos filtró a la web de Pablo Iglesias esta decisión, que la propia Belarra no quiso confirmar en los pasillos del Congreso, minutos antes de que la anunciaran oficialmente. Según los morados, sí avisaron a la dirección de Sumar. Según el grupo de 26 diputados que comanda la vicepresidenta segunda, se enteraron por la prensa. En concreto, por la propia web de Iglesias.

Hubo una llamada, según fuentes de su grupo, de Lilith Verstrynge, número tres morada, a uno de los asesores de Sumar. Podemos puntualiza que no era un asesor al uso, sino que se trató de Josep Vendrell, ex jefe de Gabinete de la vicepresidenta. Ni Díaz, ni la portavoz parlamentaria, Marta Lois, tenían constancia alguna de esta decisión, aseguran. En sus filas, deslizaron que la jugada de los morados tenía que ver con tapar los escándalos de su vida orgánica. Un exdirigente otrora próximo a Iglesias hacía un diagnóstico similar: cuando hay dimisiones, actúan para frenar la posible desbandada de alguno de los cinco diputados. Hoy, todos comparten espacio con Coalición Canaria —a la que sí telefonearon—, UPN y BNG.

Alejandro López de Miguel

Podemos, en boca de Irene Montero, tildó de "tránsfuga" a la ya exdiputada canaria Meri Pita cuando abandonó su grupo y se pasó al mixto, y este martes justificó la ruptura afirmando que así tendría capacidad de acción política. Dejarán de recibir las subvenciones del grupo (no las del Ministerio del Interior), y pasarán a percibir las del mixto, donde son ya la fuerza mayoritaria y tendrán más tiempo para intervenir en los debates. Lo que no han podido asegurar, según recoge la propia web del Congreso, son sus asientos en las comisiones. Ahora tendrán que negociar las que corresponden a la cuota del mixto.

El contraataque de Sumar

Podemos rompió con Sumar un día después de constituirse las comisiones, apenas una semana después de asegurar que no contemplaban ese escenario. Y cuando ambas facciones están supuestamente explorando una nueva unión electoral en Galicia y en Euskadi. Fuentes parlamentarias aseguran que Sumar contraatacó poco después, registrando un escrito en el que no reconocía a los morados como sus representantes en las comisiones, por lo que quedaron excluidos de las mismas.

Según esta explicación, Podemos aún no había registrado su inscripción en el grupo mixto. Y, por tanto, Martina Velarde, Lilith Verstrynge y Noemí Santana quedaron fuera de las mesas de sus respectivas comisiones. Los morados han perdido la capacidad de convocar, desde la presidencia de la comisión de Derechos Sociales (Santana), al ministro del ramo, Pablo Bustinduy, como antes tenían en su mano. Belarra tampoco consta ya como portavoz, lo que le habría permitido interpelar directamente a su sucesor en el ministerio.

Alejandro López de Miguel

Un día antes del estallido, Díaz ya asumía públicamente que no podía controlar a los diputados morados, pero nadie esperaba que se movieran tan rápido. Otro veterano exdirigente del partido de Belarra identifica esta como una estrategia propia del núcleo duro: un golpe de efecto con una voladura controlada que tape otra crisis. La sorpresa está en que lo hagan cuando Sumar ni siquiera había aprobado el grupo parlamentario que permitiría sancionarles. Y cuando ni una sola ley ha llegado a su primer pleno. Podemos decía estar explorando los límites del grupo, y Sumar se negaba a echarles.

Ya tienen las manos libres para actuar, y en todo el espacio político es un clamor que concurrirán a las elecciones europeas por su cuenta, con Irene Montero como candidata. El veto a la exministra de Igualdad en las listas de Sumar es el mayor agravio que echan en cara a los de Díaz, si bien su explicación sobre su salida del grupo incorpora otra variable: la negativa de la dirección del grupo a que Belarra interviniera este martes en el pleno, para interpelar sobre Israel y Palestina al ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Alejandro López de Miguel

Belarra ha hecho suya la bandera contra los asesinatos de civiles por parte del Gobierno de Benjamín Netanyahu, si bien en Sumar descartaron que nadie más que Agustín Santos, exembajador de España ante la ONU, tomara la palabra en esta materia. En las filas de Díaz recordaban que Podemos ha llegado a hacer consultas a sus militantes sobre la compra de la vivienda de Iglesias y Montero. Y en este caso ha decidido, sin reunir al Consejo Ciudadano Estatal, máximo órgano de dirección política, que tocaba abandonar el grupo en el que se comprometieron a estar cuatro años. Una "deslealtad" barnizada de "victimismo", según Sumar. Y una liberación para Podemos.



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