El Gobierno evita de manera consciente las críticas a EEUU o la petición de responsabilidades tras descubrirse que dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han filtrado datos secretos a este país. En las últimas 48 horas, después de que El Confidencial revelara que la justicia investigaba este caso de espionaje, hasta tres ministros del ala socialista se han pronunciado sobre este tema sin hacer un solo reproche a la Administración Biden o trasladar públicamente alguna queja por el hecho que los americanos sean los receptores de información altamente sensible.
Ni la ministra de Defensa, Margarita Robles, de quien depende el CNI. Ni el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños. Tampoco este mismo martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que en línea con las valoraciones de sus compañeros se escudó en que se trata de un asunto inmerso en una investigación judicial abierta. "Está bajo secreto", recalcó. "Máxima colaboración" y que la instrucción siga su curso, añadió, después de recordar que fue el propio CNI quien puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía de Madrid, que presentó una querella en un juzgado de plaza de Castilla. Los servicios de Inteligencia detectaron una actividad inusual de los dos agentes que accedieron a archivos para los que no disponían de autorización.
La prevención que la parte socialista del Gobierno muestra con EEUU, presumiblemente un aliado de España y con quien nuestro país mantiene una buena relación, es muy similar a la que en su día tuvo con Marruecos tras conocerse que el teléfono del presidente y de dos ministros había sido infectado con el software Pegasus para robar datos y archivos. Aunque no se ha podido probar la autoría, si se sabe que el reino aulaí dispone de este programa espía y que lo ha usado con políticos franceses.
El silencio de los ministros del PSOE contrasta con la petición de explicaciones que sí ha pedido Sumar. Su portavoz en el Congreso, Marta Lois, exigió esta mañana que EEUU ofrezca aclaraciones. Podemos fue más allá y Javier Sánchez Serna calificó de "grave" la filtración de información secreta. "Siempre es grave que un aliado te espíe, pero si cabe resulta más grave que compre a agentes de seguridad de tu país para que le pasen información", afirmó.
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