Dos hombres de nacionalidad inglesa, padre e hijo, viajaron desde el sur de Reino Unido hasta Málaga el 31 de marzo de 2019. Alquilaron un coche, reservaron un hotel en Estepona y, de repente, se esfumaron. Sus familiares recibieron poco después la llamada de unos delincuentes marroquíes con los que, supuestamente, los dos varones habían quedado para adquirir hachís. Estaban en Marruecos y pedían un rescate económico para liberarlos. Cortaron la comunicación 48 horas después y su rastro se perdió. La Policía Nacional detuvo a dos británicos por ello, pero jamás encontró los cuerpos de los desaparecidos. Este caso, en medio de la espiral de violencia que vivió la Costa del Sol entre 2018 y 2019, fue el detonante para la creación de un grupo policial especializado en secuestros, detenciones ilegales y extorsiones vinculados a la delincuencia organizada en territorio malagueño. “El 99% está relacionado con el narcotráfico”, cuenta uno de sus máximos responsables, que pide anonimato. Es decir, las víctimas a menudo forman parte también del mundo del narco. “Por drogas se puede matar fácil: la televisión hace mucho daño”, subraya.
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