"EH Bildu acertó con Joseba Asiron". La reflexión es de uno de los concejales de la oposición en la legislatura 2015-2019, la primera que Pamplona vivió bajo mandato de Bildu. Un independiente, profesor de ikastola, licenciado en Historia del Arte, sin mácula... En definitiva, el cartel perfecto, pero junto a él, su sombra, Joxe Abaurrea. Son las dos caras que dirigirán el Ayuntamiento de la capital navarra una vez que el próximo 28 de diciembre se apruebe la moción de censura pactada con los socialistas. Y el perfil de Abaurrea, concejal de Herri Batasuna cuando ETA mató al edil de UPN Tomás Caballero en mayo de 1998 —un asesinato que no condenó— no tiene nada que ver.
"Es el auténtico comisario político", apunta un exconcejal del Consistorio navarro. Asiron y Abaurrea, abogado de profesión, fueron el tándem que gobernó la "Jerusalén de los vascos", como definió Arnaldo Otegi la ciudad que para el imaginario nacionalista es la capital de Euskal Herria. De aquella época, dos concejales de la oposición consultados por El Confidencial coinciden en resumir la legislatura en tres aspectos clave: "Las políticas identitarias, la imposición del euskera y el favor a entidades próximas a Bildu".
Asiron se estrenó en la política en 2015, con la campaña de las municipales de aquel año, y cuando el 13 de junio asió el bastón de mando, recién investido alcalde, Abaurrea ya era un viejo conocido en el Consistorio de Pamplona. Entró en 1998, cuando a la legislatura solo le quedaba un año, y siguió en la siguiente, entre 1999 y 2003. En su primer año en el Ayuntamiento, ETA cometió uno de los asesinatos que todavía resuenan en Pamplona: dos terroristas dispararon sendos tiros en la cabeza a Tomás Caballero, exalcalde y entonces concejal. Se acababa de subir a su coche para ir al Consistorio y falleció poco después de ingresar en el Hospital de Navarra.
El atentado conmocionó a la ciudad. De los tres concejales que HB tenía en el Ayuntamiento, dos acudieron al pleno que se convocó cuatro horas después del asesinato. "La muerte de Tomás Caballero nada tiene que ver con nosotros. Tiene que ver con todos, tiene que ver con el hacer político de todos los grupos que estamos en este Consistorio", llegó a defender Koldo Lakasta, el edil de Batasuna que tomó la palabra. Ni él ni Abaurrea, que no intervino, condenaron el atentado.
"El PSOE prefiere antes a Bildu que a quien construyó con ellos la democracia"
Carlos Rocha
Sin embargo, Asiron fue uno de los 134 representantes del mundo de la cultura y el euskera que firmaron un comunicado para censurar el asesinato. "Nosotros, euskaldunes navarros en el umbral del siglo XXI, ante el criminal atentado cometido en Pamplona, queremos manifestar nuestra más firme y total condena del injustificable asesinato de Tomás Caballero", empezaba el texto.
Este tipo de dualidades son comunes en Bildu y juega con ellas para esquivar las críticas de aquellos que le exigen una condena rotunda del terrorismo y reprochan los subterfugios tras los que se suele esconder la coalición para no romper con el pasado que le une a ETA.
Los Sanfermines de 2019
Si la 'no condena' del atentado de Caballero se puede considerar la primera muesca en el perfil de Abaurrea, los incidentes de los Sanfermines de 2019 son la penúltima. El concejal de Bildu fue condenado a seis meses de prisión tras llegar a un acuerdo judicial por un delito de atentado contra la autoridad. Agredió a una agente de la policía municipal y a Carmen Alba, concejal de Navarra Suma, que intentaron impedir que colgase una ikurriña de la balconada del Ayuntamiento.
La sentencia supuso la dimisión del edil en diciembre de 2021, aunque permaneció en el Ayuntamiento como asesor de su grupo, y Bildu, como prometió Asiron, le reservó una plaza en las listas el pasado 28-M. Fue en tercera posición. Abaurrea, concejal de Urbanismo y Vivienda en la primera legislatura de Asiron, es la persona que le guio en la madeja administrativa, y ahora, una vez se consuma la moción de censura, está llamado a ocupar un cargo de relevancia. "Bildu es muy listo, de cara visible pone a un tipo simpático, pero detrás está Abaurrea. El bueno y el malo", dice un exedil de la oposición conservadora, describiendo la estrategia de los radicales para ensanchar su base electoral.
La primera legislatura de Asiron
Las fuentes consultadas coinciden en que Asiron, profesor euskaldun, y su Gobierno entraron en el Ayuntamiento con una fijación constante por el euskera. Una de las medidas más polémicas que adoptó el alcalde fue cambiar el modelo lingüístico de las escuelas infantiles de 0 a 3 años, obligando a decenas de padres a buscar un nuevo centro para sus hijos si querían que estos siguieran estudiando en castellano. La Justicia anuló varias de las resoluciones tomadas por el Consistorio y Asiron "se arrepintió. No de la medida en sí, era partidario y sigue siéndolo, sino de cómo la había adoptado. Así lo reconoció en una tertulia con chavales", rememora una de las fuentes consultadas.
Otra destaca cómo entidades y organismos del entorno de la izquierda radical pasaron a ser contratados por el Ayuntamiento. Uno de los casos más significativos es el de los payasos Pirritx, Porrotx y Marimotots. La última polémica protagonizada por el trío es un vídeo para una campaña de la entidad Sare en favor de los presos de ETA, en el que, acompañados de niños, entonan la vieja consigna que empleaba la izquierda abertzale para exigir la "vuelta a casa" de los etarras encarcelados. El Gobierno de Asiron, según denunció UPN en su día, asumió el coste de varios equipamientos para que pudieran celebrar sus espectáculos.
"Puso énfasis en aspectos identitarios y frentistas con los que no estuvimos de acuerdo", apunta una tercera fuente, que también recuerda que la emprendió con determinados símbolos. Retiró un cuadro del rey Juan Carlos "de ciertas dimensiones" para poner una foto original en "tamaño minúsculo", "y en sus primeros Sanfermines buscó una argucia legal para colgar la ikurriña en la balconada del Ayuntamiento, aunque una sentencia le prohibió hacerlo en años posteriores y lo cierto es que la acató". No obstante, esta misma fuente destaca que Asiron, a veces de trato "brusco", dejó al margen varias de las tradiciones más arraigadas en Pamplona.
"No es que sea un erudito en la ciudad, pero le gusta mucho su historia, para eso es muy pamplonés, y hay cosas, por ejemplo, de cariz religioso que respetó", apunta. De ahí, aunque no sea una persona taurina, que tan solo haya planteado que algún día la ciudad tendrá que abordar cómo deben ser sus fiestas patronales. "En esto es muy delicado. Obviamente, nadie se atreve a día de hoy a abrir este melón, pero dentro de unos años será inevitable".
Asiron también fue el alcalde bajo cuyo mandato se exhumaron los cuerpos de Mola y Sanjurjo, enterrados en el Monumento a los Caídos de Pamplona, y tuvo su propia crisis interna cuando expulsó del equipo municipal a Aranzadi (Podemos) y Ezkerra-Izquierda (IU) después de que se abstuvieran en una votación. Se quedó solo gobernando con Geroa Bai (la marca del PNV en Navarra). Ahora, a pesar de la experiencia previa, ha invitado al resto de fuerzas que apoyarán la moción de censura a formar parte del Gobierno municipal que tome las riendas de Pamplona el próximo 28 de diciembre: el PSOE ya ha dicho que no, pero está por ver qué hacen Geroa Bai y Contigo Navarra.
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