Esta será, sin duda, una de las experiencias más especiales y mágicas de las que podrás disfrutar en el Pirineo
Las Mugas no es un hotel de España al uso en el que reservas tu habitación, duermes y te vas. Aquí todo es diferente y, sobre todo, muy especial. Situado en Formigal, en la zona de Anayet, el complejo de Las Mugas está formado por seis iglús (o, mejor dicho, domos geodésicos porque la estructura se basa en triángulos) más uno central llamado La Borbolla que acoge el restaurante, que tampoco es un restaurante normal.
Cada iglú ocupa unos 35 metros cuadrados y a su decoración no le falta detalle, cada rincón está medido y personalizado al máximo
Situados a 1.800 metros de altura, rodeados solo de montañas y mucha nieve, cada iglú ocupa unos 35 metros cuadrados y son una preciosidad, tanto por fuera como dentro. A su decoración no le falta detalle para que sea súper confortable y te sientas mejor que en casa. Paredes de madera, mantitas gustosas de lana, detalles de piel, cojines ideales repartidos cerca del impresionante mirador… cada rincón está medido y personalizado al máximo, tanto que incluso es complicado saber dónde mirar y a qué hacerle la foto primero.
Por supuesto, también tiene su baño perfectamente equipado e incluso una parte superior en la que pueden dormir dos niños (la edad mínima son 9 años).
Imposible dejar de mirar
El gran ventanal que protagoniza la estancia es una auténtica maravilla ante la que abandonarse a la contemplación del paisaje, que va cambiando por minutos. Al atardecer el blanco impoluto se tiñe de naranjas y rojos hasta que el negro lo inunda todo y las estrellas brillan con fuerza. Todo en un absoluto silencio. Un espectáculo que la naturaleza te regala cada día y que vuelve al amanecer con una nueva función igual de alucinante.
Experiencia completa
Reservar en Las Mugas no es reservar una habitación y ya. Aquí se trata de disfrutar de una experiencia completa que empieza en el mismo momento en el que te citan en el parking. Allí te espera una máquina ratrack, las mismas que pisan la nieve para que las pistas estén perfectas al día siguiente. Y es que solo subir a la zona de Las Mugas ya es una experiencia.
La experiencia arranca desde el parking, donde espera una máquina ratrack para llevar a los huéspedes hasta los iglús
Tanto la cena como el desayuno se sirven en La Muga restaurante. Platos elaborados allí mismo que recogen todos los sabores del Valle de Tena. Una experiencia gastronómica de altura. Para terminar y volver a la “realidad” hay que calzarse unas raquetas de nieve. Tras el desayuno te esperará un monitor para realizar una ruta por los rincones más bellos. Un final de esos que te dejan con ganas de repetir. Volverás a casa sabiendo que acabas de vivir una de las experiencias más inolvidables de tu vida.
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