Cuando Libertad Suárez decidió montar un colectivo llamado Hermanitas de la Rave tenía claro que quería agitar el avispero madrileño. "La base inicial siempre ha sido dar un espacio a aquellas mujeres que han tenido menos visibilidad en la industria musical", comenta Suárez una mañana de finales de noviembre.
La promotora, diseñadora y pinchadiscos asturiana, mente inquieta de la escena capitalina desde hace un lustro, detrás también del sello Menta, la fiesta Ciénaga o el audaz festival Feudal, ha sido capaz de armonizar algunos de sus intereses en una de las propuestas más estimulantes de la noche madrileña. A su lado se encuentra Teresa Ferreiro, artista cuyos sets han desfilado por radios internacionales de tanto prestigio como NTS, Rinse FM o Kiosk.
Las dos, junto a tres de las DJ del momento, Hipnagogika, Parallax y Rachael, vuelven este sábado con una imaginería centrada en las santas, las brujas y el mundo de la mujer en la época medieval. Siempre con una cuidada estética, buceando en añejos archivos y llevando el diseño y todo el aparataje visual a otro nivel. El evento se celebra a partir de la medianoche en la céntrica sala Republik.
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Casadas con Dios
En esta ocasión la propuesta se ha querido encuadrar bajo el nombre de Casadas con Dios. "Todo va a girar en torno a las imágenes de las monjas", revela de su estudiado diseño. "Hemos preparado multitud de visuales, muchos sacados de antiguas películas protagonizadas por religiosas". Ellas, además, irán caracterizadas como siervas del señor. Abadesas, beatas, carmelitas, clarisas o novicias les servirán de inspiración. "Y siempre animamos a nuestro público a maquearse. Un montón de nuestros seguidores lo hacen, no es obligatorio, pero es algo que a nosotras nos gusta".
Hermanitas de la Rave, de algún modo, son capaces de construir un proyecto alrededor de la fiesta, el baile y el poder que la mujer ha tenido en épocas pretéritas. Transformando y adaptando el discurso de muchas de estas, reivindicando a la vez otras escenas y personajes que también han sido relevantes para el avance de lo femenino a lo largo de los años. "Nos lo pasamos muy bien preparándolo y, al final, se nota el amor que hay ahí plasmado".
Brujas y cambios lunares
Uno de los puntos clave, dentro de las diferentes influencias que dan forma al colectivo, tiene que ver con la historia de las brujas y la astrología. "Nos gusta coger la parte estética y como más esotérica de la brujería. También todo el contexto que ha rodeado a las brujas, la parte histórica, lo que implicaba que antiguamente muchas mujeres se reuniesen para compartir conocimientos y generar comunidad entre ellas", apunta. "Es algo muy feminista, que es un poco el mensaje que queremos lanzar desde el colectivo".
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La escritora suiza Mona Chollet, en su libro Brujas (Ediciones B, 2019), recuerda como la palabra bruja había sido una de las peores marcas de infamia. "En la conciencia colectiva, las persecuciones de brujas que se produjeron en Europa, principalmente en los siglos XVI y XVII, ocupan un lugar extraño", escribe en su ensayo. "Los procesos por brujería se fundamentaban en acusaciones extravagantes —el vuelo nocturno para acudir al aquelarre, el pacto y la copulación con el Diablo— que parecen haberlas arrastrado hacia la esfera de la irrealidad, arrancándolas de su arraigo histórico".
La propia Ferreiro, en una entrevista para la revista Metal, era aún más clara sobre esta historia de hermanamiento, empoderamiento colectivo y solidaridad femenina: "Buscamos hacer una referencia a la invisibilización o silenciamiento de la historia de las mujeres y sus contribuciones a la sociedad y a las actividades comunitarias que sucedían fuera de las directrices del sistema. Cuando hablamos de brujas, no reivindicamos tanto el aspecto mágico o esotérico (aunque nos fascina por su misterio) sino que buscamos crear una especie de oda o celebración de la figura de las mujeres disidentes o discriminadas. Buscamos que se extienda la idea del empoderamiento que existe en ser una misma y en las acciones comunitarias". Todo ello, además, enmarcado bajo los ciclos lunares y la celebración de los diferentes solsticios y equinoccios.
Techno, reggaeton y ritmos tribales
El techno es otra de las constantes de las diferentes fiestas que han organizado. "El techno es como una base general en la que confluimos todas a nivel musical", advierte Suárez de un sonido donde predominan las bases oscuras e infinidad de géneros que sirven de afluente a la electrónica más inquieta y efervescente del presente.
"No somos una fiesta de techno exclusivamente. Nos gustan infinidad de géneros que van de lo urbano a los ritmos tribales o las canciones del folklore. Cada una tenemos nuestro estilo y un gusto musical amplio", continúa comentando. En los sets de Suárez, que pincha con el sobrenombre de Garrita, se puede encontrar trance, acid o viejos tracks de psicodelia noventera. Por ejemplo, entre los músicos que pueden escucharse en sus sesiones están Jocelyn Pook, Winx, Biotone, LDS, The Infinity Project o Megabeat, el legendario trío valenciano, pionero de la llamada ruta destroy.
"Al final, lo que termina uniendo a un conjunto tan heterogéneo de figuras musicales es compartir una misma filosofía", apunta. Una de sus colaboradoras más asiduas, Clara!, que genera su propio proyecto musical desde Bruselas, es uno de los referentes dentro del reggaetón menos acomodado.
Colectivos y sororidad internacional
"Nosotras nos sentimos muy identificadas con toda la comunidad LGTBI y queer friendly", comenta. "Y, obviamente, estamos viviendo un boom de la escena clubbing, lo cual me parece fantástico. También de la escena queer y el movimiento feminista. Aunque tiene que haber mucho más todavía. Concretamente, en la parte de promotores. Hay muchas mujeres pinchando, pero necesitamos que también lleven salas y organicen fiestas".
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Entre las propuestas que más las seducen hay fiestas como las de Maricas o Chica, además de nombres de fuera de nuestras fronteras como el de Violet, "que la trajimos a la Boiler Room que hicimos este año y está haciendo muchas cosas interesantes en Lisboa"; Ma Sha, que estuvo recientemente en Ciénaga con su grupo, Sha Ru, y es propietaria del sello Kindergarten; o Roni, que lidera la escudería Nehza desde París. "Y después hay un colectivo de mujeres que se llama wet y dividen su actividad entre Berlín y Viena, hacen fiestas desde hace seis años", destaca.
Hermanitas de la Rave, también conocida como SOR por el acrónimo de Sisters of Rave, se sitúa dentro de estas nuevas corrientes de camaradería, alianza, empatía y apoyo entre mujeres. Un festivo e inspirador aquelarre, en el sentido más puro y ritual del término.
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