Era el as en la manga que Podemos amagaba con emplear desde hacía meses, y que ha decidido jugar a casi medio año de las elecciones europeas. La cúpula de Ione Belarra oficializó hace una semana que aspira a que Irene Montero sea su candidata a los comicios del 9 de junio. Y en Sumar creen que sus excompañeros de coalición se han precipitado al lanzarla como candidata oficiosa del núcleo duro para esta cita con las urnas ya a mitad de diciembre, a seis meses vista.
Fuentes de la dirección de la coalición liderada por Yolanda Díaz interpretan que los morados "han quemado" muy rápido esta carta, y que a la exministra de Igualdad se le hará muy "largo" el camino hasta los comicios. Interpretan que la gran baza con la que contaban los morados tras romper con el grupo parlamentario Sumar en el Congreso era, precisamente, la amenaza de presentar una lista propia que fragmentase el voto y disputara el liderazgo simbólico a Díaz.
Además, no creen que Montero tenga espacio para escenificar grandes diferencias programáticas, ni siquiera en cuestiones como en las que tienen que ver con la actuación de Israel en Palestina tras los atentados de Hamás, en las que insiste particularmente Belarra. "Parece que lo único que pueden criticar es que se diga o no la palabra genocidio al hablar de Israel", apuntan, insistiendo en que, con más o menos dureza retórica, sus posiciones son las mismas.
El desdén con el que evalúan esta estrategia va acompañado de una receta unitaria para combatirla. Hay dirigentes que apuestan por una candidatura transversal, fiel a las formas de la vicepresidenta, más alineada con los Verdes que con la Izquierda Unitaria Europea en Bruselas. Pero también hay voces, las menos, que apuestan por una propuesta claramente posicionada en la izquierda, en línea con lo que se espera de la candidatura de Montero.
La confirmación de que la exministra se postulará a ser candidata se lee como una declaración de hostilidades, aunque sea una opción que ya contemplaban desde hace meses. Los morados han apostado por una figura muy conocida, de marcado perfil de izquierdas, que podría robar votos a Sumar en unos comicios que se rigen por un sistema de circunscripción única. Y que, por tanto, permitirán comparar resultados limpios en votos, sin contar con el factor distorsionador en cuanto al reparto de escaños que sí conllevan las citas electorales en territorio nacional.
El pulso, además, se producirá cuando votar a los morados, en retroceso electoral desde hace años, no puede suponer un peligro directo para la coalición PSOE-Sumar, pero sí un castigo a Díaz o a Pedro Sánchez.
En este punto, hay dirigentes del espacio de Díaz que asumen que los morados podrían buscar una alianza electoral con ERC o EH Bildu. Explican que, numéricamente, podría tener sentido, si bien, en términos estrictamente políticos, restaría visibilidad a la candidatura de Montero. Una cosa es la voluntad de los de Belarra de escenificar su cercanía a las fuerzas nacionalistas o independentistas catalanas y vascas en el Congreso, y otra es que en la única cita en la que pueden medirse de tú a tú con los de Díaz, como apuntaba estos días el histórico líder morado, Pablo Iglesias, puedan permitirse renunciar a esta bala. Montero debe pasar por unas primarias que se antojan de trámite, toda vez que hoy no hay un solo perfil que pueda hacerle sombra.
Una dirigente del espacio de la vicepresidenta segunda justifica esta jugada, y hasta los tiempos en los que se ha ejecutado: Podemos lleva tres semanas golpeado por una cascada de dimisiones de dirigentes —entre ellos, tres integrantes del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección política—. El partido se "deshace como un azucarillo", especialmente en Madrid, pero también afronta renuncias en otros territorios. Y la única forma de vender cohesión, de reivindicar que la máquina sigue "girando", una vez quemadas las naves con la salida del grupo parlamentario, pasaba por reactivar a Montero.
La cuestión es que, hecha esta jugada, una vez acaparados los focos con el anuncio y con sucesivas entrevistas para explicar su retorno, creen que tienen pocas bazas para mantener la tensión que les garantice presencia pública. Hay voces en Sumar que sí contemplan que Montero esté ultimando una suerte de vuelta a las calles, casi municipio a municipio, para reeditar la épica de las elecciones europeas por las que Podemos consiguió representación institucional por primera vez, en 2014.
Entonces lograron cinco escaños, y el propio Iglesias compareció con gesto serio para afirmar que no se conformaban con haber cosechado 1,2 millones de votos, casi el 8% del total. Casi 10 años después, contar con uno o dos europarlamentarios ya supondría una importante inyección moral y económica, y les ayudaría a impulsar su reconocido pulso por recuperar el liderazgo del espacio político. En Sumar hay muy distintas versiones sobre sus posibilidades en esta cita electoral.
Hay dirigentes que minimizan sus opciones de éxito, hasta el punto de dudar de que Montero vaya a lograr escaño. Por el contrario, en el entorno de Díaz aceptan que la exministra de Igualdad tiene serias opciones de resultar electa, aunque rebajan el daño que puede causarles. Y hay quienes afirman que, en un contexto en el que el proyecto de la vicepresidenta acumula varias críticas de sus aliados y de su socio de Gobierno, deberían haber sabido anticiparse a este movimiento, que los coge desprotegidos. Y que puede causarles un roto muy difícil de coser para un sujeto político tan complejo, compuesto por varias fuerzas con objetivos, filias y fobias propios.
La candidatura a las gallegas, para enero
Por lo pronto, dirigentes de Sumar ven lejana la cita con urnas europeas, y hoy dicen volcarse en las negociaciones para conformar una coalición en Galicia y otra en Euskadi. Las gallegas se celebrarán el 18 de febrero, y esperan que las vascas caigan en abril. Y, si bien en Euskadi hay conversaciones para intentar conformar una lista entre Sumar Mugimendua, Podemos, IU y Equo, en Galicia la hipótesis —cambiante— que hoy está sobre la mesa es que no habrá entendimiento entre las izquierdas. Por lo pronto, antes de que el presidente Alfonso Rueda anunciase la fecha de los comicios, en Sumar sostenían que no desvelarán la identidad de su candidato o candidata hasta enero.
Rufián precisa que no se plantea una coalición con Podemos en las elecciones europeas
Europa Press
El acuerdo que hoy no descartan en Euskadi se antoja imposible en Galicia, donde ya congelaron las conversaciones con Podemos, y donde IU reclama seguir intentando el entendimiento con los morados. Anova también les ha dado portazo.
De hecho, en el cuartel general de la vicepresidenta trabajan con una hipótesis clara: la prioridad de los morados no son las citas autonómicas, sino las europeas, y el núcleo duro de Belarra no tiene demasiado que perder si sigue fuera del Parlamento en Galicia. Un escenario que sí desgastaría a Díaz, y que le haría llegar debilitada a las vascas, pero también a las europeas. La cita a la que los morados fían hoy sus opciones de supervivencia.
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