La tensión en la cúpula de Junts per Catalunya (JxCAT) ha terminado por explotar. Era cuestión de tiempo, pero la (mala) convivencia de las familias posconvergentes con las recién llegadas estaba destinada a pasar factura. Los problemas se presentaron en formato de carta de la mayoría de los diputados contra Aurora Madaula, miembro de la Mesa del Parlament y, junto con Francesc Dalmases, uno de los pocos apoyos de Laura Borràs en la Cámara catalana. Un total de 21 parlamentarios de los 32 que componen el grupo firmaron un documento esta semana pidiendo la dimisión de Madaula por tomar decisiones sin consultar al resto, así como su salida del partido. Dalmases, de hecho, ya renunció como vicepresidente de la organización en octubre de 2022 tras un tenso episodio de acoso laboral contra una periodista de TV3. El movimiento refleja un plan para aislar a Borràs en la formación y apartar a sus afines.
En la carta faltaban las firmas del presidente del grupo, Albert Batet, que guardó las formas, de la propia Madaula. Por su parte, Antoni Castellà y Titón Laïlla, diputados por Demòcrates de Catalunya, formación que entendía que el asunto era una cuestión interna de JxCAT, optaron por no firmar al considerarse ajenos al conflicto. Solo ocho diputados rechazaron expresamente firmar la misiva por estar en contra de ella, la mayoría de ellos procedentes de la familia de advenedizos de Junts: el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, el expresidente de la Cámara de Comercio Joan Canadell, Francesc d’Asís Dalmases, Cristina Casol, Pere Albó (diputado en representación de Moviment d’Esquerres de Catalunya, MES), Ester Vallès y el fugado Lluís Puig.
"Es el reflejo de lo que pasa en el partido. Hay una lucha a muerte para arrinconar al sector laurista [de Laura Borràs], pero que cuenta con el apoyo en la sombra del secretario general de Junts, Jordi Turull, que quiere volver a articular un partido serio tipo Convergència y dejarse de experimentos inútiles que van jibarizando al partido", explica a El Confidencial una fuente independentista. El conflicto está servido. El coordinador de la carta de protesta fue David Saldoni, adjunto al secretario general y responsable de política municipal.
La gota que colmó el vaso
La gota que colmó el vaso del enfrentamiento entre familias fue un discurso de Madaula en el Parlament apoyando un texto sobre "violencias machistas" que no había pasado por el grupo, cosa que ya había ocurrido en otras ocasiones. En la alocución, la integrante de la Mesa dijo, casi llorando, que "a menudo, cuando hablamos de violencia machista, hablamos de violencia cívica, de violencias o agresiones sexuales, y feminicidios, pero también hay violencias silenciosas, de los compañeros, de las compañeras".
Juntes. Contra la violència masclista.✊🏽💜💪🏽#25N #25Novembre #25N2023 pic.twitter.com/o5gsj7mlaV
— Aurora Madaula 🎗 (@Aurora_Madaula) November 25, 2023
Afirmó que el machismo es impuesto en las organizaciones, instituciones y familia: "Violencia machista es llevar un lazo lila, manifestarse mientras en el mismo momento impones el machismo en las organizaciones, instituciones, entornos laborales o familias. Violencia machista es menospreciar a las mujeres que te desafían intelectualmente. Violencia es que no haya mujeres con diversidad funcional en cargos de representación y liderazgo, es utilizar a mujeres y que estas se presten a maltratar a compañeras". El sustrato político de referencias implícitas a Laura Borràs era evidente.
Y de inmediato, la presidenta del partido aprovechó para colgar un hilo en X apoyando a Madaula, a quien ella precisamente había escogido para estar en la Mesa de la Cámara, subrayando una frase: "Pero hay violencias silenciosas, de los compañeros, de las compañeras. Contigo, Aurora Madaula y con romper silencios que nos hacen mal".
Madaula también dijo algo que sentó muy mal en el partido: "Violencia machista es que modifiquen tu propuesta sin tu opinión". Se debía a que la diputada, por su cuenta y riesgo, había pactado con ERC, la CUP y los comunes una declaración sobre el aborto en Andorra, que a su vez apoyaba a una activista a quien piden una multa de 6.000 euros en el país vecino. Los restantes diputados de Junts se revolvieron y votaron retirarse de la declaración, que tampoco fue apoyada por el PSC.
A partir de ahí se desencadenó la guerra interna. Precisamente el único diputado reprendido y multado por el Parlament por violencia fue Francesc Dalmases, el principal apoyo de Borràs en la Cámara. Dalmases presionó, insultó y arrinconó a una periodista de TV3 porque no le había gustado una entrevista que le habían hecho a la presidenta de Junts. Algunas de sus compañeras manifestaban en privado que ellas también habían vivido episodios de acoso laboral por parte del fiel escudero de Borràs.
"Una política amortizada"
Todo ese magma ha ido creando un caldo de cultivo propenso a la guerra civil dentro de Junts. "Borràs es vista como una política amortizada. No puede aportar ya nada al partido, es más, en algunos sectores se cree que resta, porque hay independentistas de la vieja escuela de Convergència que no votarán a este partido porque está ella. En cambio, sí que atrae a sectores extremistas e incluso a algunos círculos simpatizantes de la extrema derecha catalanista. Turull se ha dado cuenta de esto y quiere retomar las riendas de Junts, centrarla y volver a crear un partido similar a la antigua Convergència".
Según una de las fuentes consultadas, el secretario general "tiene muy claro que si se escora hacia el extremismo Junts no podrá crecer". "En cambio, si vuelve a la centralidad, puede recuperar el papel protagonista de la escena política catalana". Para ello, solo hay un camino: “Arrinconar a los de Laura Borràs, borrarlos de los puestos de responsabilidad, para propiciar que Junts sea la nueva Convergència, ya que es el único espacio donde puede crecer", concluye.
Madaula, que también forma parte de la cúpula del Consell de la República (y de ahí el apoyo implícito del núcleo cercano a Puigdemont, como Alonso-Cuevillas), se reunió este jueves con Anna Erra, presidenta del Parlament y miembro de Junts. La diputada fue acusada por sus compañeros de tomar decisiones sin haberlas consensuado con el grupo parlamentario. Mientras la misiva era entregada a Albert Batet como presidente del grupo y a Jordi Turull como secretario general del partido, la comisión de garantías de la formación, encabezada por la abogada Magda Oranich, decidía tomar cartas en el asunto e investigar las denuncias de Madaula sobre supuestas "violencias machistas".
La comisión está encabezada por la abogada Magda Oranich, que se ha retirado de la investigación porque está enfrentada a Laura Borràs y a Francesc Dalmases. Otros dos integrantes de la misma, los diputados Quim Jubert y Maria Antònia Batlle, también se apartaron porque firman la carta contra Madaula.
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