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Todo empezó con el robo de un Seat Ibiza en Fuenlabrada a finales del mes de octubre. El mismo vehículo que los cinco integrantes de un grupo criminal, ahora detenido por la Policía Nacional, utilizaron para atracar dos bares en la misma localidad con el método del alcantarillazo. Cristofer, el líder de la banda, lo tenía todo bajo control y aprendía de sus propios errores de atracos anteriores para evitar ser detenido. El joven era un viejo conocido del el Grupo XIII del cuerpo policial por sus delitos previos.
Recurría a tres menores de edad a los que convencía de unirse a él a cambio de drogas duras. Eran ellos quienes accedían a los establecimientos mientras Cristofer esperaba en el coche para pasar desapercibido. Además, también les ofrecía una pequeña parte del botín final que no llegaba a superar los 20 euros. Los chicos tenían 14 y 15 años y eran españoles y colombianos. Todos pasaron a disposición de la Fiscalía de Menores.
En total, entre el 31 de octubre y el 4 de noviembre, perpetuaron 12 robos. Siempre iban encapuchados. La escala de violencia a la que recurrían iba ascendiendo de forma progresiva. En nueve de ellos utilizaron machetes y cuchillos de grandes dimensiones. En el Hotel Ciudad de Fuenlabrada recurrieron a estas armas blancas para hacerse con 450 euros de la caja registradora.
Después realizaron cuatro atracos en apenas cuatro horas. Dos farmacias –—una Leganés y otra en Carabanchel—, un supermercado Día y un hotel de Leganés. No obstante, solo consiguieron consumar dos de ellos. Entre todas las hazañas consiguieron en torno a 3.000 euros. La Policía Nacional pudo localizar al grupo por la cercanía de los locales atracados y el uso del mismo vehículo, a pesar de sus intentos de pasar desapercibidos portando un bidón de gasolina en el maletero para evitar acudir a gasolineras.
11 horas atrincherado
La detención del cabecilla se produjo la madrugada del 5 de noviembre en su domicilio en Leganés. Cristofer, un magnífico escalador, huyó de la policía subiendo hasta su piso por una tubería. Los agentes solo pudieron quitarle una zapatilla.
El joven vivía con un grupo de amigos y se atrincheró en el domicilio durante 11 horas para evitar ser arrestado. El dispositivo del cuerpo de seguridad se alargó mucho más de lo que él imaginaba. Cuando la jueza dio la orden para entrar y registrar el domicilio, consiguieron detenerle. Fueron en torno a 33 horas de operación policial.
De todos los atracos cometidos, los agentes solo han localizado un total de 140 euros en efectivo.
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