Sin la sal del mar, cambiaría el clima, habría extinciones masivas de especies marinas y se modificarían drásticamente los relieves costeros.
El agua del mar es salada porque contiene una gran cantidad de sales minerales disueltas, principalmente cloruro de sodio o sal común. Estas sales provienen de la erosión de las rocas de la corteza terrestre, que son arrastradas por los ríos hasta el océano, y también de las erupciones volcánicas, los deshielos, la evaporación del agua y de las cúpulas de sal, que son enormes depósitos subterráneos que se encuentran bajo la superficie de la corteza terrestre. La salinidad media del agua del mar es de unos 35 gramos por litro, pero puede variar según la zona, el clima y la profundidad.
La función que tiene la sal en el mar
Dado que los océanos cubren casi un 70% de la superficie de la Tierra, la presencia de la sal es vital en el equilibrio ecológico y climático del planeta.
Entre una de sus más importantes funciones, regula la temperatura del agua. La sal hace que el agua del mar tenga un punto de congelación más bajo y un punto de ebullición más alto que el agua dulce. Esto hace que el agua del mar se mantenga líquida en un rango más amplio de temperaturas y que pueda almacenar más calor. El agua del mar actúa como un regulador térmico que modera las variaciones de temperatura entre el día y la noche, y entre las estaciones.
También favorece la circulación oceánica: la sal afecta a la densidad del agua del mar, que depende también de la temperatura. El agua fría y salada es más densa que el agua caliente y menos salada, y tiende a hundirse. Esto genera unas corrientes oceánicas verticales que transportan calor, nutrientes y oxígeno por todo el océano. Estas corrientes influyen en el clima global y en la biodiversidad marina.
Y no menos importante, la presencia de la sal sostiene la vida marina, proporcionado elementos esenciales para el metabolismo de los organismos marinos, como el sodio, el potasio, el calcio o el magnesio. Además, la sal ayuda a mantener el equilibrio osmótico entre las células de los seres vivos y el medio acuático, evitando que pierdan o ganen demasiada agua. La sal también contribuye a la formación de los arrecifes de coral, uno de los ecosistemas más diversos y delicados.
Qué pasaría si no hubiera sal en el mar
Si el agua del mar dejara de tener sal, se alteraría drásticamente el funcionamiento del planeta. Algunas de las consecuencias serían:
- Cambio del clima: al no haber diferencias de densidad entre el agua dulce y el agua salada, se reduciría o se detendría la circulación oceánica, lo que afectaría al transporte de calor y humedad por todo el mundo. Esto provocaría cambios en las precipitaciones, las temperaturas y los vientos, alterando los patrones climáticos actuales.
- Extinciones masivas: al no haber sal en el mar, muchos organismos marinos no podrían sobrevivir, ya que dependen de ella para su nutrición, su equilibrio osmótico y su reproducción. Se perdería una gran parte de la biodiversidad marina, con efectos negativos para la cadena alimentaria, la pesca y la economía.
- Alteración del relieve costero: al no haber sal en el mar, se disolverían menos rocas y se formarían menos sedimentos. Esto afectaría a la erosión y a la sedimentación de las costas, modificando su forma y su altura. Además, al no haber arrecifes de coral, se perdería una barrera natural contra las olas y las tormentas.
Como se ve, la sal es un componente esencial del agua del mar, que tiene una gran influencia en el funcionamiento del planeta. Si dejara de haber sal en los océanos, el mundo sería muy diferente al que conocemos.
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