¿Quieres casarte conmigo en el Valle de los Caídos?: "Yo llegué allí y me enamoré"

¿Quieres casarte conmigo en el Valle de los Caídos?:

"Yo llegué al Valle de los Caidos y me enamoré", recuerda Oana con cariño. Fue en su primera visita a San Lorenzo de El Escorial, el pueblo de su novio Adrián. Para aquel momento, ya llevaba 20 años viviendo en Alicante desde que dejó Rumanía. Lo que empezó como una excursión de fin de semana terminó en una revelación. “Nada más lo ví, le dije a Adrián: si algún día nos casamos, tiene que ser aquí”, cuenta.

Han pasado diez años desde que Oana descubrió este lugar, un tiempo en el que han cambiado muchas cosas. Lo que antes era el Valle de los Caídos ahora lleva el nombre de Cuelgamuros, y Francisco Franco ya no yace allí.

Oana y Adrián cumplieron la promesa que se hicieron. El 13 de agosto de 2022 se casaron en la Basílica de la Santa Cruz, en el todavía conocido oficialmente como Valle de los Caídos.

Ellos no han sido los únicos en elegir este enclave para consagrar su amor. Cada año, una docena de parejas eligen dar el sí quiero en la basílica subterránea que guarda los restos de 33.833 combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil española. Además del templo católico, el complejo también contiene una abadía y una cruz de 150 metros que fueron construidos principalmente con mano de obra de presos republicanos.

Oana y Adrián posando frente a la cruz de Cuelgamuros. (Cedida por Alex Morosanu, @soytufotografodeboda)Oana y Adrián posando frente a la cruz de Cuelgamuros. (Cedida por Alex Morosanu, @soytufotografodeboda) Oana y Adrián posando frente a la cruz de Cuelgamuros. (Cedida por Alex Morosanu, @soytufotografodeboda)

Hasta 2023, el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, era casi como un invitado más en las ceremonias. Su sepulcro estaba en las faldas del altar. Oana fue una de las novias que recorrió el largo pasillo de la basílica mientras su novio la esperaba a escasos metros de la lápida.

La tumba del dictador se encontraba en un lugar de honor reservado tradicionalmente para el Papa en las iglesias católicas, en el centro del altar mayor. Este emplazamiento, que simboliza la máxima autoridad eclesiástica, fue asignado al fundador de la Falange Española por el régimen franquista tras su traslado al Valle de los Caídos en 1959.

Las parejas que se casaron antes del 25 de octubre del 2019 contaban también en su lista de asistentes a la ceremonia a Francisco Franco. Hasta entonces, el caudillo descansaba justo detrás del altar. Esto terminó con la exhumación del dictador y su traslado al panteón de la familia Franco en Mingorrubio.

Sí quiero, pero no puedo

El escaso número de bodas en la Basílica de la Santa Cruz no se debe a la falta de candidatos, sino que parece ser más una cuestión de “exclusividad”. Conseguir casarse en Cuelgamuros no es tan simple, o al menos así lo cuentan las futuras novias en algunos foros de internet.

“Por teléfono son bastante reacios a hablar del tema”, comenta una usuaria bajo el nombre de Miriam, una novia curiosa en un foro llamado “Valle de los caídos” en la web bodas.net. Entre las integrantes del chat hay quienes ya se casaron y ofrecen consejos sobre cómo contactar con la Abadía y otras que se desesperan al no poder acceder al párroco.

Patricia Casas

Todas ellas coinciden en lo mismo: el primer y mayor reto para celebrar el enlace allí es hablar con el cura. Una vez conseguido y acordada la fecha, todo es más sencillo, solo falta el “donativo”. Se trata de una aportación “voluntaria” destinada a los monjes benedictinos de la abadía, que también recogen la voluntad por bizum a través de su página web.

Las novias del foro hablan de una cifra concreta, 500 euros. La cantidad exacta que pagó Oana. Este diario ha intentado contactar con la abadía para verificar si existe un coste oficial de reservar la basílica pero no se obtuvo respuesta.

Para Oana, los trámites fueron más sencillos. El abuelo de Adrián vivió gran parte de su vida a los pies de la basílica, en el poblado del Valle de los Caídos. Tras la apertura del monumento en 1959, los trabajadores de Patrimonio Nacional, empresa gestora del complejo desde su fundación, fueron reubicados dentro del valle. El abuelo de Adrián era el conductor del funicular que conectaba la explanada de la basílica con la cruz.

Una boda en los 80

La relación de la familia de Adrián con Cuelgamuros va más allá. Baltasar, su padre, contrajo matrimonio en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos el 12 de octubre de 1987. “Les quité la basílica el día de la Hispanidad a los de la Falange con mi boda”, comenta Baltasar entre carcajadas.

Su boda fue muy diferente a la de su hijo. “Para mí fue muy emocionante y muy triste a la vez volver allí”, cuenta. Baltasar recuerda el Valle como un lugar lleno de vida con mucha actividad turística y hostelera. “En la boda de mi hijo solo fue llegar con el coche, entrar a la ceremonia y marcharnos, ya no había nada que hacer ni visitar”, explica.

"Para mí fue muy emocionante y muy triste a la vez volver allí"

Baltasar insiste en que la relación de los vecinos de San Lorenzo de El Escorial y del propio poblado del valle con Cuelgamuros va más allá de la política. “Antes tú podías subir allí, había tres restaurantes, podías ver unas vistas preciosas desde arriba, ahora está muy triste”, cuenta.

Emilio Silva es uno de los fundadores y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). En su opinión, es imposible desvincular el lugar de su historia: “Quien se casa allí creo que no es consciente de que está en un sitio que fue un campo de concentración para más de 14.000 presos políticos”.

Durante la última década, la evolución de las visitas turísticas al complejo ha ido de la mano con los vaivenes políticos en torno a la protección de la memoria histórica y el futuro de la conservación del complejo.

El Confidencial

La disputa sobre la resignificación del enclave comenzó en 2018 con la aprobación de un real decreto ley por el que se modificó la Ley de Memoria Histórica, empezando por los trámites para exhumar a Franco. Los meses previos al traslado de los restos mortales del dictador fueron los momentos álgidos del interés turístico del monumento.

Más allá de los novios que desfilaron por allí en 2018, otras 378.875 personas se acercaron a visitar el enclave, alcanzando la cifra récord de visitas, según los registros de Patrimonio Nacional.

Tres años después de la exhumación, con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, se llevó a cabo el cambio de nombre del monumento con la idea de desvincularlo del régimen franquista. Aunque para los monjes encargados de la abadía el nombre sigue siendo el mismo, según reflejan en su página web valledeloscaidos.es

En el año 2023, continuó el plan de aplicación de la Ley de Memoria Democrática con la exhumación de Primo de Rivera al cementerio madrileño de San Isidro, después de que sus familiares solicitaran el traslado de sus restos.

El camino hacia la resignificación de Cuelgamuros aún no ha terminado. En marzo de este año, el Gobierno selló un acuerdo con el Vaticano sobre el futuro del Valle. Tras meses de conversaciones, ambas partes han pactado la permanencia de los monjes benedictinos en la abadía y han descartado la desacralización de la Basílica de la Santa Cruz.

El Gobierno tiene la intención de transformar el monumento en un centro de interpretación que permita contextualizar su historia, haciendo énfasis en su relación con la dictadura franquista y su función como fosa común de miles de víctimas de la Guerra Civil.

Con este fin, se ha convocado un concurso internacional de arquitectura en el que también participará la Iglesia. Hasta ahora, las posibles modificaciones al monumento no han impedido la celebración de enlaces en la basílica.

Emilio Silva cree que la solución más honesta para conseguir respetar la memoria en Cuelgamuros es mucho más sencilla y barata. “No es necesario ni desacralizar la basílica, ni gastar los 32 millones de euros que costará el concurso. Con poner una buena exposición explicativa en la entrada de la basílica, que ya es propiedad del Estado, sería suficiente”, explica.

Desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica son muy críticos con la gestión del complejo. Por la parte institucional, aseguran que el relato que describe el monumento “es el mismo que en 1975 porque ningún gobierno se ha atrevido a entrar ahí”.

"El relato es el mismo que en 1975 porque ningún gobierno se ha atrevido a entrar ahí"

En relación a la presencia de los monjes benedictinos que residen en la abadía, Silva señala que está haciendo una ocupación ilegal e innecesaria del espacio al continuar residiendo en el complejo tras cuatro años del vencimiento de la concesión que les cedía el lugar. “Si lo que quieren es hacer misa en la basílica, solo necesitan una llave, ir a dar la misa y volver a su casa, no hay ninguna justificación para que permanezcan ahí”, añade Silva.

La ética y la estética

Emilio Silva defiende fielmente que es inviable ver la belleza de este lugar ignorando su historia. Oana tiene una opinión diferente. La novia insiste en que la cuestión política no influyó en su decisión. “La idea de casarnos allí no fue ni por Franco ni por la historia, fue porque es un sitio maravilloso y me enamoré de él”, asegura.

Para ella, su principal motivación fue la estética del lugar. Su fotógrafo Alex Morosanu (@soytufotografodeboda) relata que para él fue un privilegio poder trabajar allí. A él tampoco le condicionó el contexto histórico del lugar: “Para mí es una ceremonia, no tiene nada que ver con los símbolos”.

El fotógrafo describe como “impresionante” el momento de la consagración durante la ceremonia. El cura elevó la hostia frente al cristo crucificado que copa el centro del altar mientras la luz de la iglesia se apagaba, dejando solo un haz de luz sobre la figura.

Oana y Adrián durante la consagración. (Cedida por Alex Morosanu @soyelfotografodetuboda)Oana y Adrián durante la consagración. (Cedida por Alex Morosanu @soyelfotografodetuboda) Oana y Adrián durante la consagración. (Cedida por Alex Morosanu @soyelfotografodetuboda)

En ese instante, Oana cumplió un sueño. Es uno de los momentos que nunca olvidará junto con una pregunta: ¿Quieres casarte conmigo – en el Valle de los Caídos–?.



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