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Navarra suma un nuevo hito en su red de infraestructuras viarias. El Gobierno foral ha aprobado el proyecto constructivo para conectar los futuros túneles de Belate y Almandoz a través de un tramo de 1,6 kilómetros que incluirá un viaducto de 210 metros. Esta actuación forma parte del desdoblamiento de la N-121-A, una vía clave para la movilidad en la Comunidad Foral.
Con una inversión de 18,7 millones y un plazo de ejecución previsto de 20 meses, la obra reafirma el compromiso del Ejecutivo navarro con una de las carreteras más transitadas de la región. Según Óscar Chivite, consejero de Cohesión Territorial, se trata de “uno de los proyectos más ambiciosos” de la red de carreteras y dará continuidad a un plan iniciado en 2019 para mejorar la seguridad y competitividad del tráfico.
El nuevo tramo no solo duplicará la calzada, sino que incorporará soluciones técnicas complejas. La calzada ampliada se ubicará en el lado derecho del actual trazado, con una separación física mediante barreras de hormigón. Además, el viaducto evitará la construcción de un terraplén de gran altura, lo que minimiza el impacto sobre la regata Goldaburu.
El viaducto, de seis vanos y cimentación pilotada, alcanzará una altura máxima de 27 metros y se situará cerca de la boca sur del futuro túnel de Almandoz. La traza discurrirá con dos calzadas paralelas en casi todo el tramo, salvo en las zonas de entrada y salida de los túneles, donde se separarán para facilitar el acceso a las bocas.
Además de las estructuras principales, el proyecto contempla muros de contención, estabilización de taludes y reposición de accesos al barrio de Mendiola. Todo esto con el objetivo de garantizar la seguridad durante y después de la ejecución de las obras.
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