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Hay algunos cines en Valencia que mantienen el arrebatador encanto de la oposición a la modernidad: las sesiones dobles en la añeja platea del Cinestudio d'Or, por ejemplo, o la radical apuesta por el cine independiente de los Babel. Los acólitos de ambos cines, un ejército orgulloso que acude casi semanalmente a la misma taquilla sin importarle siquiera el programa, quizás desconozcan un dato que les llenaría de orgullo: Sean Baker estuvo allí, aspirando las mismas partículas de polvo que atraviesan el proyector.
Baker, último rey Midas indie de Hollywood, ganador del Oscar y Palma de Oro en Cannes por Anora, paseaba por Valencia en la canícula de 2023. Su futura obra maestra estaba entonces en la sala de montaje, lejos del asombro general y de los premios, y él había aterrizado a la vera del Túria reclamado por un festival que probablemente desconocía.
"Pidió ver los cines más antiguos de la ciudad o aquellos que conservaban un proyector más viejo", recuerda Carlos Madrid. Es el director de Cinema Jove, certamen que atrajo al cineasta norteamericano a Valencia. Fue para premiarle con el galardón Luna de Valencia a su incipiente trayectoria, la de un "joven" director de 52 años que ya había deslumbrado con títulos como The Florida Project, pero aún no había sido encumbrado por sus colegas de la Academia.
En Valencia, Baker bebió horchata, comió vegano, paseó en barca por la Albufera y se recorrió varias salas, como las mencionadas Babel y D'Or, guiado por su curiosidad infinita por los cachivaches que obran el milagro de su oficio. "Lo llevamos incluso al centro de restauración del Institut Valencià de Cultura, para que le explicaran el proceso de cómo recuperaban películas domésticas de la ciudadanía", rememora Madrid.
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Vicent Molins. ValenciaCinema Jove inicia su nueva edición el 19 de junio. Cumple cuarenta años, una cifra redonda, irónicamente el límite de edad que impone el certamen para los autores de la sección competitiva aunque, para quienes se concede el premio honorífico, reconoce el responsable del festival, se estira el alcance de la juventud. Este año la Luna de Valencia recaerá en el cineasta rumano Rado Jude, galardonado en la Berlinale de 2021 por Un polvo desafortunado o porno loco, y quien cinco años antes había sido distinguido como mejor cortometrajista en Cinema Jove. "Elegimos a los homenajeados por su personalidad: que tengan un lenguaje propio, que hayan aportado algo al panorama cinematográfico, que no ofrezcan fórmulas ya repetidas o, si es así, que lo hagan de una manera genuina", argumenta Madrid.
En su larga historia y en particular durante los últimos años, el festival presume de haber adelantado el éxito de cineastas de todo el planeta. El sueco Rubén Östlund estuvo en Cinema Jove en 2025, antes de ser celebrado en Cannes y de pasearse por la alfombra roja de Los Ángeles. El portugués Miguel Gomes, Palma de Oro en 2024, aterrizó en Valencia un lustro antes. "En la gala en la que debía ser premiado no aparecía. Pensábamos que se había perdido", relata el director del festival, "y estuvimos buscándolo desesperados, porque la gala se emitía en directo por À Punt, hasta que pronunciaron su nombre. Entonces se levantó de su butaca: había aparecido sin decir nada y se sentó en las últimas filas, como un espectador más".
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Como en este caso, la familiaridad del festival con sus invitados provoca algún quebradero de cabeza, pero se mantiene como un sello propio. "Un día nos los llevamos a la Albufera: es un momento muy bonito porque es un sitio apartado de la ciudad, les dan un paseo en barca y nos comemos un arroz", cuenta Madrid, matizando que no se les invita a unas vacaciones, pero que sí procuran dejarles espacio entre compromisos para conocer la ciudad. "Nos contaba Mia Hansen-Løve –premiada en 2022– que Cannes era agotador, con una agenda cargada de entrevistas. Aunque hagan cine de autor, allí está toda la prensa del mundo y siempre hay alguien que quiere conversar con ellos. Aquí procuramos darles un poco de relax", apunta Madrid.
Esa cercanía se traduce en escenas imposibles en festivales más mediáticos. El argentino Pablo Trapero, aclamado por El Clan y homenajeado en Valencia en 2017, se sentó a tomarse un café con un músico local, Miguel Ángel Landete (conocido como Senior), que se había declarado fan absoluto de su cine. "Estuvieron Landete, Trapero y su pareja, la actriz Martina Gusmán, archiconocida en Argentina, hablando durante horas de rock argentino", rememora quien propició aquel encuentro.
Es cierto que pocos de los que acuden a la llamada del certamen lo conocían antes, aunque alguno sí que habían pasado por la ciudad. El premiado en 2024, el mexicano Alonso Ruizpalacios, reconoció los escenarios futuristas de la Ciutat de les Arts donde había rodado capítulos de Andor, la serie del universo Star Wars.
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Álex Zahinos. ValenciaA Lynne Ramsay, quien acaba de estrenar título junto a Jennifer Lawrence y fue reconocida en la edición de 2021, pasar por Valencia la reconectó con Buñol, donde se había sumergido en la Tomatina para rodar el inicio de la celebrada Tenemos que hablar de Kevin. Creadora genuina de almas atormentadas para el cine, en el festival la recuerdan paseando por una Valencia inopinadamente lluviosa y cenicienta bajo un paraguas de Bob Esponja.
El criterio para seleccionar a los homenajeados no es estricto con la edad, aunque se procura que no superen los cincuenta años y que hayan estrenado unas cinco o seis películas. Ese punto en el que las carreras están a punto de despegar o acaban de alzar el vuelo. "Cada cineasta viene en un momento de su trayectoria, aunque la mayoría, pese a gozar de cierto reconocimiento, siguen picando piedra para sacar sus proyectos adelante", comenta Madrid.
Algunos de esos títulos luego estallan como una supernova, como ocurrió en la penúltima edición. Fue durante "el momento con más magia", describe Madrid, de cada edición: el encuentro que se celebra entre cineasta y público. "Ahí se producen situaciones extraordinarias. Sean Baker se cruzó con Carlota Pereda, directora de Cerdita, y ella le regaló un DVD de su película firmado", rememora Madrid. "En esa charla nos habló Baker de su nuevo título, que estaba en fase de montaje. Anunció que se iba a llamar Anora, y cuando ahondó en el proyecto se percibía en el ambiente que iba a ser algo grande". Vaya si lo fue, pero antes del brillo de Cannes y los Oscar, lo sabían en Valencia.