
Taylor Sheridan ofreció un discurso honesto y sin artificios ante un auditorio en completo silencio.
Taylor Sheridan, Dios todopoderoso del vasto universo Yellowstone, lleva tiempo dejando claro que no es solo el Rey Midas de la televisión actual. Manteniendo un incansable ritmo de trabajo, este año no solo ha estrenado la segunda temporada de 1923 y la primera de Landman, sino que también ha anunciado el desarrollo de dos nuevas secuelas de Yellowstone, previstas para finales de 2025 y principios de 2026. Sin embargo, su apretada agenda no le impidió asistir recientemente a un evento muy especial.
El pasado 10 de mayo, el guionista y productor se dirigió a los estudiantes que se graduaban en la Universidad de Texas en Austin. Ante más de 8.000 jóvenes y 50.000 asistentes, Sheridan ofreció el discurso inaugural de la ceremonia, sumándose así a la tradición de figuras influyentes que, como Steve Jobs en Stanford, inspiran a las nuevas generaciones desde el podio universitario, pese a no contar muchos de ellos con un título.
"Hay muchos de ustedes, hijos de las armas, por ahí, ¿eh?", comenzó diciendo con humor. Acto seguido, abordó con sinceridad los desafíos personales y profesionales que ha enfrentado, dejando claro que el camino al éxito está lleno de obstáculos. "La vida es una lucha constante interrumpida por breves estallidos de éxito", afirmó ante un auditorio en completo silencio.
Una vida equilibrada
El mensaje central de su intervención giró en torno al valor del fracaso como parte del proceso de crecimiento. "Júzguense a sí mismos con mucha más dureza que a los demás, pero perdónense cuando fracasen. Luego aprendan de ese fracaso y construyan su éxito sobre él, porque la base del éxito son sus fracasos", declaró.
Sheridan también enfatizó la necesidad de mantener una vida equilibrada, en la que el esfuerzo no anule los momentos de disfrute. "Eso sí, trabajéis lo que trabajéis... divertíos igual de intensamente", dijo con firmeza, instando a los recién graduados a premiarse con experiencias valiosas, rodeados de personas queridas.
A través de un testimonio auténtico y sin florituras, Sheridan dejó una huella imborrable en los asistentes. Su discurso, alejado del triunfalismo fácil, reflejó una trayectoria forjada sin atajos, basada en la perseverancia, la autocrítica y la búsqueda de propósito, valores que trascienden la industria audiovisual y resuenan en cualquier ámbito de la vida.
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