Nueva campaña de los 'historiadores' independentistas: el catalán antiguo era el idioma de Francia

Nueva campaña de los 'historiadores' independentistas: el catalán antiguo era el idioma de Francia

¿Existió el catalán antiguo y el francés antiguo es una invención? Ése es el debate suscitado en algunos círculos independentistas. Supuestos ‘investigadores’ vinculados al Institut Nova Història (INH) han aprovechado la teoría del lingüista barcelonés Arrigo Castellani para retorcer sus argumentos hasta inventar una teoría que casi sitúa al catalán en la cúspide de los idiomas europeos.

Castellani es un estudioso lingüista que ha trabajado con los Juramentos de Estrasburgo, el documento que marca el inicio del francés. En ese documento, redactado en un francés antiguo muy ligado al occitano, dos nietos de Carlomagno se juraban ayuda mutua tras ganar la batalla de Fontenoy-en-Puisage en el año 842. Según el lingüista, los juramentos fueron redactados en el siglo IX en un dialecto occitano de Poitiers.

Otros estudiosos aseguran que la lengua de los Juramentos es protofrancés, que tiene el mismo origen latino que el occitano, y que incorpora el romance carolingio, “una forma temprana de protofrancés o romance galo, que más tarde dará lugar al francés antiguo (lengua de Oil), no al occitano (lengua de Oc).”.

Uno de los que ha puesto el polémico debate sobre la mesa es el ‘investigador’ Josep Bastardes, ligado al INH, que entre otros descubrimientos sostiene que la conquista de Jerusalén fue obra del “príncipe catalán”, el conde de Toulouse Raimon de Sant Geli, “el hombre más rico y poderoso de la Cristiandad”. Y que la Fundación de la Orden del Temple fue obra de "los príncipes catalanes de los vizcondados de Narbona y de Cardona”.

La única lengua en Francia

Bastardas aseguraba hace escasos días que “los lingüistas, tanto franceses como españoles, obedeciendo a vaya usted a saber qué criterios o directrices, llamaron a la lengua que aparece en ese documento de los tiempos de Carlos el Calvo, de múltiples maneras, ninguna de ellas catalán. Basta de tratarnos como a imbéciles., El catalán era la lengua que se hablaba en la corte carolingia, era lengua oficial y única en todo lo que hoy se llama Francia”.

Existían, asegura, “muchas variantes, dialectos, del catalán. La que hay en este documento es una de ellas. Entonces, el documento más antiguo escrito en catalán no es de comerciantes del siglo XII, sino que hay otros, y éste el año 842 es uno de ellos”. Se apropia de la teoría de Castellani para reafirmar su tesis, pese a que el lingüista barcelonés escribió que está en un dialecto de Poitiers.

A. Fernández. Barcelona

El razonamiento ideológico/político de la cuestión lleva a una torsión extrema de la realidad social y política de la historia. Para los ultraindependentistas, sólo hay una lengua: el “catalanooccitano”, que tiene dos “dialectos principales”: el occitano, “dividido en seis subdialectos principales, cada uno de ellos en diversas variedades lingüísticas”, y el catalán, dividido en 2 subdialectos principales, divididos a su vez en diversas variedades lingüísticas”.

Los dos “subdialectos” del catalán son “el catalán oriental y el catalán occidental. El primero es el hablado en la mitad oriental de Caraluña y en Baleares, mientras que el otro afecta a la mitad occidental y a Valencia. El occitano, por su parte, se subdivide en el provenzal, el provenzal alpino, el lemosín, el bearnés, el lenguadociano y el vascón.

Partiendo de esa base, los ‘estudiosos’ del INH consideran que si algo ocurría al norte de los Pirineos, estaba bajo el dominio de los reyes catalanes, que tenían como idioma el catalán.

Antonio Fernández. Barcelona

A Bastardas le salió un aliado también estudioso del tema: Andreu Canals, un ingeniero de caminos también vinculado al INH, que hizo un estudio del escrito y dictaminó que “un 77% del texto es prácticamente igual que en catalán”. Según su estadística, sólo el 36% de las palabras están en francés, pese a que el idioma empleado es el occitano.

La comparación con Einstein

Canals asegura que el escrito está compuesto de dos lenguas: germánica y “occitano-catalán”, pero que hay un “pacto” entre las dos. “Lo que es curioso es que no es francés antiguo, sino occitano-catalán antiguo. Y que, por tanto, se ha minorado nuestra historia, compartida con occitanos”. Asegura, asimismo, que “no se sabe la razón por la que las lenguas románicas se parecen muchísimo entre ellas mientras que no se parecen al latín, al cual deberían parecerse si procediesen de él. Una teoría es que los soldados no hablasen latín, sino otra lengua”.

Oriol Cendra, gestor cultural y vinculado históricamente a la Conselleria de Cultura de la Generalitat, recomienda a Canals el libro ‘La ilusión occitana’, de August Rafanell, pero el ‘historiador’ rechaza la invitación. “Debe de estar bien el libro, pero yo soy más de números y estadísticas y me dicen que los juramentos de Estrasburgo se parecen mucho más al catalán, seguramente por su similitud con el occitano, no con el francés”.

A. Fernández. Barcelona

Rafanell es doctor en Filología Catalana con una sólida trayectoria académica a sus espaldas y que ya advirtió en 2006 sobre la “ilusión occitana” o el inventarse una comunidad catalano-occitana en lengua, historia e identidad, que es una creencia que se basa en un deseo, una falacia. Según su obra, esa pretensión “es mucho más que una frivolidad recreativa o una entelequia ocasional”.

Según Cendra, “si hablas de lengua y lingüística, harías bien en leer un poco más de historia de la lengua y de las ideas. La estadística te puede ayudar, pero no es la herramienta científica principal”. Pero el estudioso del INH prefiere otras sendas más estrambóticas: “La ciencia de verdad, la que hicieron Einstein, Newton, Galileo… consistió, principalmente, en dudar de todo aquello preexistente. Y también en utilizar las matemáticas”. Su conclusión es muy clara: “Necesitamos un Estado para defender nuestra historia sin manipular”. La fantástica teoría del catalán como lengua original de toda Francia, sin embargo, desborda todas las previsiones y convierte las tesis independentistas que defienden los ‘investigadores’ citados en una mera “entelequia ocasional” de la que advertía Rafanell.



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