Desde Imperia, en Liguria, hasta Trapani, en la punta de Sicilia, los pescadores italianos celebran el "éxito" con el que califican el acuerdo que se cerró en el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la UE el pasado 10 de diciembre. Por el mismo acuerdo, los barcos del Mediterráneo andaluz decretaron una parada de protesta, "enfadados y desanimados". "No puede ser que siempre nos machaquen a los mismos", se quejan desde la federación de cofradías de pesca de Málaga. Cara y cruz para los hombres y mujeres del mar en el sur de Europa. De la euforia transalpina a la "decepción" española por un mismo acuerdo recibido de forma muy distinta en dos países que se parecen mucho.
"Es la primera vez que Italia consigue un éxito así", defendió Francesco Lollobrigida, ministro de Agricultura del Gobierno de Giorgia Meloni. Su homólogo español, Luis Planas, fue menos efusivo al mostrar su satisfacción después de "un trabajo muy duro" para darle la vuelta a una propuesta inicial que el valenciano calificó de "inaceptable". Inicialmente, la propuesta de la Comisión Europea para el Mediterráneo español pasaba por reducir la capacidad de pesca en un 79%. Este porcentaje se traducía en la posibilidad de pescar sólo 27 días al año a los barcos andaluces, murcianos, valencianos y catalanes, en total 570 buques. Para Italia, el porcentaje inicial estaba en el 39% de reducción. Y ambos países han logrado que ese porcentaje se reduzca al cero, pero el acuerdo tiene letra pequeña.
Para poder mantenerlos días de pesca, Bruselas obliga a los pescadores a poner en marcha hasta una docena medidas relacionadas con el tamaño de las mallas, el tipo de artes de pesca y las vedas. Con aplicar dos de las propuestas, los barcos podrán salir a faenar los mismos días que en 2024, que en el caso andaluz eran 130 al año. Pero los requisitos que establece la UE tienen un coste para los armadores que supone un gasto importante. La Comisión Europea abrió la puerta al uso de fondos europeos para afrontar este gasto imprevisto y Luis Planas se comprometió a financiar la cantidad necesaria para colocar las nuevas mallas y también contempla liberar fondos para instalar las llamadas puertas voladoras, que también permiten recuperar días de faena.
"No estamos en contra de las medidas, sino de que nos machaquen sólo a nosotros", explica María del Carmen Navas, presidenta de la Federación de Cofradías de Pescadores de Málaga. Y la queja de la también patrona del puerto de la Caleta de Vélez-Málaga no está dirigida a sus colegas de la orilla italiana, sino que mira al sur. "En el Mediterráneo somos muchos", insiste, en referencia a los pescadores de Marruecos, Argelia o Túnez. "Ellos pueden pescar todos los días de la semana y ese pescado entra aquí", insiste, al tiempo que recuerda que la recuperación biológica del mare nostrum no sólo corresponde a españoles, italianos y franceses. "Estamos engordando la barriga de otro", zanja.
Más allá de ese problema, Navas alude a varios dudas relacionadas con los nuevos requisitos que Bruselas ha activado. La propuesta de la Comisión establece que las mallas tendrán que ser de 45 milímetros para las pesquerías de costa y de 50 milímetros para la de profundidad. Con la instalación de estos instrumentos, los barcos españoles podrán recuperar la mitad de los días, pero hay incertidumbre sobre los efectos que tendrán. En el caso de las vedas, los pescadores malagueños tienen menos problemas ya que algunas incluso ya están asimiladas por la flota española.
"No sabemos si funcionarán, si será rentable", admite la responsable del puerto de Caleta de Vélez, que asegura que no está claro si especies como la "gamba arrocera, los chopitos o los calamaritos" pueden capturarse con este tipo de malla. A esa problemática hay que sumar el escaso tiempo que tienen para la adaptación y los plazos que requieren los fabricantes para surtir del nuevo material a falta de 4 meses de que empiece a funcionar. "No pedimos que se hagan milagros, lo que pedíamos era que este año fuera de transición para hacer un estudio sobre los posibles efectos de su implantación", razona la pescadora malagueña.
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José Pichel
Navas recuerda que, en realidad, los pescadores malagueños faenaron hasta 155 días en 2024 gracias a otras "medidas técnicas", por lo que califica de "insuficientes", por lo que cree que "no ha sido un buen acuerdo". Sobre todo si se tiene en cuenta que en los últimos años ya se han reducido los días de pesca en un sector muy afectado por la falta de relevo generacional. "¿Quién va a querer trabajar sólo seis meses al año?", se pregunta Navas, que también se queja de la tardanza con la que llegan a veces las ayudas e insiste en la necesidad de tener más tiempo para la realización de informes que puedan revertir la situación.
Según la representante de las cofradías malagueñas, había cierta esperanza en que el nuevo comisario, el chipriota Costas Kadis, pudiera cambiar el rumbo de las exigencias de Bruselas, pero no ha sido así. Los pescadores de Málaga se reunieron hace unos días con la delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro. Y el próximo miércoles, 15 de enero, el ministro Luis Planas se verá con las comunidades autónomas para abordar la situación. A pesar de estos movimientos, Navas asegura que "el sector se siente un poco abandonado".
La sensación es muy distinta en el otro extremo del Mediterráneo occidental. "Hemos evitado lo peor", señalaba Paolo Tiozzo, vicepresidente de Confcooperative Fedagripesca, la patronal del sector en Italia. Lo llamativo es que el responsable transalpino alude a la "lucha compartida" con España y Francia para limitar las reducciones de días y cuotas que planteó inicialmente la Comisión Europea. Francesca Biondo, directora de Federpesca, valoró positivamente el "duro trabajo" de los últimos meses y el "diálogo constante" que ha permitido "un mejor resultado". Se refiere así a la reducción "mucho menos severa" de la actividad pesquera que, en caso contrario "habría hecho insostenible" la supervivencia del sector. "El resultado salvaguarda el balance entre la sostenibilidad ambiental y la supervivencia económica de las comunidades costeras", añade patronal agropesquera Coldiretti.
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