La normalización de la relación con Junts siempre ha sido un debate delicado en el PP. Génova trata de mantener cierta distancia, en parte para no incomodar a sectores internos que repudian cualquier tipo de connivencia con Carles Puigdemont. Pero los contactos a nivel parlamentario, aunque soterrados, son constantes. La dirección del partido quiere maximizar la debilidad del Gobierno en las Cortes, sobre todo en un contexto de máxima tensión entre el Ejecutivo y Junts en la antesala de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, el punto de inflexión de la legislatura. Y, de vez en cuando, eso implica salir en la foto con los independentistas.
Hace tiempo que la dirección del PP dio a Junts la condición de interlocutor, "un partido cuya tradición y legalidad no está en duda", como sostuvo hace más de un año el vicesecretario de Institucional de los populares, Esteban González Pons. Ya hubo contactos a segundos niveles en las semanas previas a la fallida sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo, aunque nunca llegaron a buen puerto por las condiciones "indignas" de los de Puigdemont que sí aceptó Sánchez. Ese primer acercamiento ya alborotó a algunos sectores internos, con Isabel Díaz Ayuso como una de las cabezas visibles. La dirigente advirtió a Feijóo hace meses de que con Junts no se puede ir "ni a la vuelta de la esquina".
En Génova insisten en que "no es anómalo" que se produzca "una coincidencia ideológica en política económica" entre PP y Junts por su corte conservador, un bloque en el que incluyen también a PNV. En privado, no obstante, fuentes de la cúpula reconocen que las opciones de llegar a acuerdos con los jeltzales son muy inferiores por su "total dependencia de Sánchez".
Génova mantiene la puerta abierta a nuevos acuerdos con Junts para impedir que el Gobierno pueda sacar adelante votaciones clave, sobre todo en materia económica, y obstaculizar con ello los Presupuestos de 2025. La clave, dicen, es "leer siempre la letra pequeña" para evitar dar pasos en falso e ir con pies de plomo porque "no son de fiar". Pero dan un portazo rotundo cuando se habla de intentar una moción de censura, que Feijóo mantiene en vía muerta.
En los últimos días, PP y Junts han intensificado esa pinza contra el Gobierno. Porque al margen de las coincidencias parlamentarias, que se producen en muchas ocasiones de forma sobrevenida, la pasada semana populares y neoconvergentes pactaron una enmienda transaccional en la ponencia de la Comisión de Transición Ecológica para eliminar el impuesto del 7% sobre el valor de la producción eléctrica, y que arrastra al Gobierno a una nueva derrota parlamentaria.
No es el único acercamiento. Porque en estos momentos, PP y Junts negocian también en el Senado introducir enmiendas al pacto fiscal, un acuerdo que el PSOE logró sacar adelante con muchísimas dificultades por el complicado encaje de bolillos en materia tributaria entre los socios de la mayoría de investidura. Fuentes parlamentarias de los populares ratifican que han abierto conversaciones con todos los grupos, incluidos los neoconvergentes, para intentar incluir alguna enmienda transaccional. Tal y como confirmó El Confidencial, Junts se muestra también abierto a negociar y ve con buenos ojos algunas medidas del PP.
La pinza PP-Junts y un diputado negligente arrastran al PSOE a otra derrota sonrojante
Itziar Reyero
Los cambios introducidos por el Senado, que se votarán este mismo miércoles, deberán ser refrendados en el Congreso al día siguiente. El Gobierno puede tumbar las enmiendas que queden vivas de la Cámara Alta, pero para eso necesita el apoyo de todos sus socios, incluido Junts. Y es ahí donde ha visto una nueva oportunidad, registrando modificaciones con claros guiños dirigidos a los de Puigdemont en materia fiscal. Ambas fuerzas abogan por una reducción impositiva.
El PP, por ejemplo, incluye en sus enmiendas nuevas deducciones en el impuesto a la banca; obstáculos para prorrogar la tasa a las energéticas; o exenciones fiscales para los afectados por la DANA. Las de Junts contemplan la bajada del IVA en productos básicos o el retraso del impuesto para cigarrillos electrónicos, entre otros puntos.
Aunque tímidos y acotados, los guiños de Feijóo a los nacionalistas catalanes son constantes. Tras acudir al congreso de UGT en Barcelona y reunirse también a finales de noviembre con el Cercle d'Economía, el líder del PP visitó la semana pasada el foro del Foment del Treball, donde fue recibido por el presidente de la entidad, Josep Sánchez Llibre, para atraer al empresariado catalán a su propuesta fiscal. Ese mismo día, Carles Puigdemont lanzó desde Bruselas un nuevo órdago al Gobierno y exigió a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza.
La Mesa del Congreso decidirá este mismo martes si admite a trámite la proposición no de ley de Junts en la que pide al presidente que active el citado trámite parlamentario. La moción no es vinculante, pero sí sirve para elevar la presión contra el Ejecutivo. Porque si la iniciativa se vota en el pleno de la Cámara y PP y Vox unen sus votos a los de Junts, asestarán una nueva derrota parlamentaria al Gobierno, sin efectos prácticos, pero con un alto contenido simbólico. Fuentes de Génova se abren a avalar el trámite, al menos en la primera votación de este martes. "Si en esa proposición no se incluye ninguna condición ajena, no veo ningún motivo para no apoyarla", ratificó el propio Feijóo en una entrevista para La Razón.
De forma directa o indirecta, el acercamiento entre PP y Junts se ha intensificado en las últimas semanas. Y esta circunstancia comienza a despertar recelos en algunos sectores del partido. Dirigentes populares reconocen en privado que este tipo de fotografías pueden "pasar factura" si no se pone un límite, y advierten del "riesgo" de lanzar mensajes "contradictorios" a los votantes del PP que no entienden el acercamiento al independentismo catalán cuando, al mismo tiempo, Génova ha ido al choque contra las cesiones al separatismo, entre ellas la amnistía, por la que el PP organizó multitudinarias manifestaciones hace más de un año.
La alianza con Junts en materia económica para intentar desestabilizar a Sánchez ha comenzado a abrir un debate entre los barones del PP sobre el recorrido de este tipo de acuerdos. Y aunque hay coincidencia total en que Feijóo no debe caer en la "trampa" de intentar una moción de censura, hay diferencias evidentes respecto a la relación de Génova con el partido de Puigdemont. En algunas autonomías, como es el caso de la Comunidad de Madrid, Cataluña, Aragón o Murcia, el PP pide poner límite a los contactos con Junts y no visibilizar "ninguna negociación".
El mayor choque discursivo se produjo, no obstante, entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y su homólogo andaluz, Juanma Moreno. Porque el presidente de la Junta sorprendió el pasado viernes suavizando su discurso sobre la formación independentista. "Yo lo que creo es que debemos tener las mejores relaciones posibles con todas las formaciones políticas democráticas, y Junts está ahí", lanzó. Ayuso, sin embargo, se mantuvo en sus trece. "El nacionalismo es lo más tóxico que hay", afirmó en una entrevista en Telecinco este mismo lunes. "Yo lo quiero muy lejos".
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