Impenitente, reincidente y contumaz. Se crio en el contrabando y del narcotráfico, y no se jubila. Ser narco es su "oficio" y José Manuel Prado Bugallo, 'Sito Miñanco', se las sabe todas. Ha reclamado judicialmente los 'vis a vis' de los que le privó la pandemia, llevó al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo las escuchas telefónicas de Baltasar Garzón y, todavía más singular, compartió abogado con Carles Puigdemont, Gonzalo Boye.
Ni la edad —va camino de los 70— ni una condena tras otra lo han llevado a desistir, al contrario. Del tabaco de contrabando de batea de los años 80 en la ría de Arousa a las grandes descargas de cocaína de Suramérica, con tratos con los cárteles de Colombia, sus primeros socios, y ya últimamente, ampliando el negocio a proveedores de México y Ecuador.
Ha pasado la mitad de su vida en la cárcel —con dos condenas a 20 y 16 años— y tiene el mapa penitenciario español en su historial de FIES (Fichero de internos de especial seguimiento) con sellos de A Lama (Pontevedra), Carabanchel. Alcalá-Meco y Estremera (Madrid), Huelva, Dueñas (Palencia), Zuera (Zaragoza), Algeciras (Cádiz) o Segovia.
Uno de los presuntos correos humanos de Sito Miñanco cambia su versión y dice que el dinero incautado no era del 'narco'
Europa Press
Este lunes 18 debería volver a sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional —sección tercera de la Sala de lo Penal— para afrontar su tercer gran proceso judicial por los 4.000 kilos de cocaína que trató —sin éxito— de introducir en España en dos envíos entre 2016 y 2018.
Lo hace, paradójicamente, en libertad condicional tras acceder al tercer grado en el Centro de Inserción Social de Segovia tras superar los cuatro años de prisión provisional por los retrasos en un macroproceso con 46 imputados que maniobran con escritos de última hora para retrasar el juicio donde Miñanco y Gonzalo Boye —su viejo socio supuestamente implicado en las redes del blanqueo— comparten banquillo.
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La Fiscalía Antidroga pide para Sito 31 años de cárcel y casi diez para Boye. En el ajo, un correo humano cazado en Barajas con 900.000 euros para Colombia que acaba de cambiar su testimonio mientras Miñanco, puesto a quejarse, ha denunciado —vía escrito a la Audiencia— que no se puede reunir con su abogado a solas para preparar su defensa. Una posibilidad que la Junta de Tratamiento le denegó sin vigilancia policial.
El Pablo Escobar a la gallega
José Manuel Prado Bugallo, (Cambados, 1955) es más conocido por su alias familiar (Os Miñanco) que por el nombre del DNI. Lleva el mote —'Sito'— que le pusieron siendo un crío en el humilde barrio marinero de San Sadurniño, junto a la torre que domina la orilla sur de la ría de Arousa.
En los astilleros O Facho de Cambados se ponían a punto las planeadoras para las descargas y empezó a construir su leyenda en el hampa. Pronto destacó por su osadía, su descaro y su falta de complejos para sisarles cuota de mercado a contrabandistas mayores como Luis Falcón, Laureano Oubiña o Manuel Charlín.
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Y su primera detención, en 1983, con 28 años, ya le sirvió para hacer contactos en la cárcel y cambiar los cigarros por la cocaína multiplicando los beneficios. Tres años después, ya se había comprado el club de fútbol de su pueblo, el Juventud Cambados, y, cuentan, que pagó el arreglo del tejado de la iglesia. El Pablo Escobar en versión gallega con sus líos de faldas.
Sus asuntos judiciales acabaron por salpicar a su primera mujer, María Rosa Pouso, y a la mayor de sus dos hijas en común, Rosa María Prado Pouso, condenadas a tres años por usar la Inmobiliaria San Sadurniño, para blanquear dinero del narcotráfico. Miñanco trató de desvincularlas diciendo que se habían separado en los ochenta, pero madre e hija ingresaron en la prisión coruñesa de Teixeiro en junio del 2022. La hija menor es abogada y todavía tuvo una tercera con la modelo panameña Odalys Rivera.
Triplete en la Audiencia Nacional
El 19 de enero de 1991 fue detenido en Pozuelo de Alarcón en la Operación Nécora —se había escullido de Galicia y estaba en busca y captura desde junio del 90— por tratar de introducir 2,5 toneladas de cocaína por las Rías Baixas y, otra vez, en 1997, por seis de hachís.
Ya ha enfrentado dos grandes procesos por narcotráfico en la Audiencia Nacional. Por el primero (Nécora) le cayeron 20 años de prisión por tráfico de drogas, evasión de impuestos y falsedad documental.
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El segundo, en 2004. Apenas acababa de recuperar su libertad condicional, cuando volvió a ser detenido en 2001, otra vez en un chalet de Madrid, Villaviciosa de Odón, mientras supervisaba el trasvase de cinco toneladas de cocaína en la Guayana Francesa con las cartas náuticas sobre la mesa. Le cayeron casi 17 años —y 390 millones de multa— como líder de una organización criminal.
El tercer gran proceso que ahora debe afrontar empezó a gestarse hace seis años. Entonces trabajaba en un aparcamiento subterráneo de Algeciras como parte de su programa de reinserción en semilibertad.
El 28 de febrero del 2018, volvió a ser detenido —con 20 personas más— como el gran 'jefe' de una red que traficaba en España, Holanda, Albania e Italia. Entre sus presuntos colaboradores en esta trama: David Pérez Lago —hijastro de Laureano Oubiña e hijo de Esther Lago— y Gonzalo Boye, que entre sus defendidos tuvo a Quim Torra y a José Ternera, además de a Puigdemont.
Estupor y máxima preocupación
Al operativo que este lunes empezaría a juzgarse en la Audiencia Nacional le llamaron Operación Mito. ¿Por qué? Sito como mito viviente (del narcotráfico). Y en su casa tenía plastificado el guion de Fariña, la serie viral que terminó de hacerlo popular entre chavales que no vivieron la ‘Operación Nécora’ ni sus fatales consecuencias en toda una generación de yonquis.
Desde la Fundación Galega contra el Narcotráfico han alzado la voz "con estupor y máxima preocupación" contra el "incomprensible" tercer grado de un 'gran jefe' del narcotráfico, "uno de los grandes capos de la cocaína de todos los tiempos" sobradamente reincidente, con dinero y recursos para darse a la fuga.
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