¿A quien no le gustaría ser científico al menos por un día? Recorrer los parques naturales en busca de las especies más icónicas de la fauna ibérica,...
¿A quien no le gustaría ser científico por un día? Recorrer los parques naturales en busca de las especies más icónicas de la fauna ibérica, ver en sus ambientes a los linces, osos pardos, águilas imperiales o quebrantahuesos, conocer sus secretos utilizando las más avanzadas técnicas de seguimiento como el radio tracking o el foto trampeo, desvelar sus amenazas, pero, lo más importante, ayudar a protegerlos.
Algo así es posible gracias al proyecto Experiencia de Ecoturismo Científico en España (EECE), una iniciativa apoyada por el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, que permite viajar por los espacios naturales conociendo, observando, aprendiendo y apreciando las especies y sus hábitats de la mano de las fundaciones que trabajan en su conservación. Hacerlo disfrutando de los servicios turísticos locales que cumplen con buenas prácticas en sostenibilidad. Y contribuyendo de forma práctica a la conservación de la biodiversidad que tanto nos admira.
Una red única en el mundo
La EECE es una red pionera en el mundo de ecoturismo científico. Lo conforman seis fundaciones privadas sin ánimo de lucro del ámbito de la conservación que trabajan en 15 espacios naturales protegidos de España, abiertas a dar a conocer sus programas científicos asociados a cada especie y sus hábitats.
El turista sensible tiene así la oportunidad de conocer de primera mano el trabajo que hacen en el campo la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, la Fundación Oso Pardo, la Fundación Aquila, la Fundación CBD Hábitat, la Fundación Naturaleza y Hombre y la Fundación Global Nature.
Expertos convertidos en guías turísticos
"Esta es la primera gran ruta de ecoturismo científico en el mundo", resalta Alfonso Polvorinos, biólogo experto en turismo de naturaleza y asesor técnico del proyecto. "Son grandes fundaciones que hacen partícipes a los ecoturistas de sus grandes historias de éxito en la conservación de las especies y los hábitats".
Frente a otro tipo de experiencias turísticas, la parte científica siempre es explicada por un técnico experto de cada fundación, pero por otro lado cuentan con la colaboración de empresas locales, tanto guías como alojamientos comprometidos con las buenas prácticas ambientales. A su lado es posible aprender las complejidades de la localización de especies salvajes, pero también detalles y anécdotas que explican décadas de trabajo.
Una parte del coste de la actividad se destina a apoyar económicamente el propio proyecto de conservación visitado. "Y se lo van a pasar muy bien, que es lo fundamental", ratifica Polvorinos.
Una gran ruta con muchas etapas
Las seis fundaciones conservacionistas que desarrollan este proyecto de ecoturismo han centrando su actividad en 15 espacios naturales repartidos por 10 provincias pertenecientes a 9 comunidades autónomas donde cuentan con diferentes centros y fincas en los que realizan sus trabajos de seguimiento. Surge así la posibilidad de realizar un largo viaje siguiendo la denominada Gran Ruta EECE a lo largo de un interesante corredor de ecoturismo científico que recorre lugares muchas veces cerrados al gran público. Es, como la califican sus promotores, "una oda a la biodiversidad".
Para facilitar el viaje, la EECE ha desarrollado una aplicación para teléfonos móviles que, a modo de catálogo digital, permite disfrutar al máximo del viaje, con toda la información práctica necesaria. Una App personalizada y totalmente gratuita basada en la tecnología de la Realidad Aumentada. Ofrece contenido dinámico e interactivo en tiempo real. Y permite acceder a información digital sobre los lugares de interés turístico, incluyendo fotografías, vídeos, reconstrucciones 3D y documentación variada sobre cada especie objetivo.
Un apasionante recorrido de ecoturismo científico por espacios naturales bien conservados como Picos de Europa (vertiente Asturias y Cantabria), Ordesa y Monte Perdido (Huesca), Somiedo (Asturias), Monfragüe (Cáceres), la Sierra de Andújar (Jaén), Liébana (Cantabria), Montaña Oriental (Cantabria), el Campo de Azaba (Salamanca), el Prat de Cabanes-Torreblanca (Castellón), los humedales de Tierra de Campos (Palencia) o las Llanuras de Oropesa, Lagartera y Calera y Chozas (Toledo).
Turismo sostenible y respetuoso
Las diferentes experiencias ofrecidas por el proyecto incluyen un sistema de contribución económica que cada fundación reinvierte luego en su trabajo con la especie o el hábitat asociado.
Además, haciendo este tipo de turismo de naturaleza tan peculiar se ayuda a la luch... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}